Escrita, dirigida e interpretada con excelencia. Bardem no está de Goya, sino de Oscar. Tiene mucho ritmo (2 horas que se pasan volando) y aunque es muy divertida también posee lecturas muy profundas, es decir, guarda un buen equilibrio entre la comedia y el drama. Muestra el perfil psicológico del empresario medio español (y, en realidad, mundial), que está clavado. Un pedazo de 9. Arrasará en los Goya y ¿llegará a los Oscars? Yo confío en que sí, se lo merece, le da un baño a muchas de las mejores películas yanquis de este año.

Robot Dreams está hecha con mimo, con cariño, con dedicación. Es un relato honesto que no idealiza la amistad, la retrata. Hay inteligencia emocional en la historia. Pero... no es suficiente. Porque aburre. Desde muy pronto quieres que se acabe. Hay muchas historias que sobran, que son relleno, porque el relato original daba como mucho para un corto. Salgo de la sala con la sensación de que, de no haberla visto, no me hubiera perdido nada.

Este film trata de contar una historia desagradable de un modo cruelmente realista. Y consigue ser desagradable, cruel y realista. De ahí que sea una buena película que no guste.

Almodóvar tiene al cine español rendido a sus pies (los pelotas abundan en esta industria), tiene a la crítica (no a toda, menos mal), tiene a Pe, tiene Oscars, tiene a los franceses, tiene a Cannes, tiene el glamour... Albaladejo no tiene nada de eso. Y tampoco nada que envidiarle al director manchego. Nacidas para sufrir es un ejemplo más del buen director y guionista que se están perdiendo las masas (que no los cinéfilos hábiles y buenos buscadores de talento).

Las actuaciones de Ozores y Petra Matínez son para enmarcar (algo bastante habitual en las películas de Albaladejo), en una historia que nos habla de esas mujeres que han sacrificado su vida por los demás, y que no son buenas ni malas personas, simplemente son sufridoras. Y cuántas de esas hay por la geografía española, cuántas...

El maestro Allen se propone contarnos en esta película dos historias paralelas, una de ellas que pretende ser una tragedia y la otra una comedia. Al final, no consigue ni lloros ni risas, sólo bostezos.