Los Polonia Brothers son una leyenda en el mundillo de los filmes de terror de bajísimo presupuesto, con filmes como Saurians o Feeders. La repentina muerte de John, en 2008, con 39 años, dejó al frente a Mark Polonia que con otros colaboradores prosiguió su labor cinematográfica. Sus obras son para los muy muy fans. Textura de fan movie, parece que los filmes de "The Asylum" sean producciones de James Cameron. El concepto de "efecto artesano" llega al máximo en sus películas.

"Sharkula" combina los filmes bizarros de tiburones -tipo Sharknado- con referencias a Lovecraft y a Bram Stoker. Pero son referencias mínimas. Así tendremos una población costera llamada Arkham donde rinden culto a un tiburón vampiro. Este tiburón mordió a Drácula y quedaron ligados eternamente. Hay sacrificios humanos y vampiresas. A ella llegan dos presuntos estudiantes universitarios -tienen más de treinta años- a realizar un trabajo de verano en los muelles.

Cuando uno ve este filme, piensa si la cutrez extrema que muestra es algo deliberado. El tiburón es un dibujito y creo que un guante de goma, el puerto de Arkham es una nave industrial minúscula, el sótano donde está el ataúd de Drácula está rodeado de cajas rotas y objetos desechados, el hotel-restaurante donde son alojados los dos protagonistas se reduce a una mesa con cuatro sillas y a una habitación que parece de un teenager, no hay apenas extras, aparece todo el rato una señora de buen ver bailando de noche frente al mar con unas antorchas. Toda la textura e interpretación es de fan-movie, aunque tiene unos diálogos muy floridos y extensos. Hay momentos espeluznantes como ver un señor enmedio de un campo mirar al suelo y vendernos que está mirando el mar, así, sin playa ni costa, simplemente mirando al suelo con un contraplano del agua.

Es durillo de ver el filme. Es tan cutre que resulta difícil incluso que guste a todos los frikis de este tipo de películas. Hay que tener muchas tragaderas y verlo con amiguetes para intentar reírse. Pero hay que pensar que la película se ha rodado "en serio" y que no tenía una intención paródica. Es que, simplemente, es un filme de serie ultra-Z.

Extraña manera de homenajear a tu película favorita. Albert Pyun siempre ha confesado que una de sus películas favoritas es "Calles de fuego" de Walter Hill. La adora. Esa combinación de acción, fantasía y rock'n'roll. Esas canciones de Jim Steinman.

Parece ser que, hablando con su mujer, la guionista y productora de este bodrio, sobre que el final del filme de Hill era de lo más romántico, ella quiso indagar qué pasó después a los personajes. Y no se le ocurre otra cosa que escribir que el protagonista, Cody, un héroe canalla de western de lo más fordiano, se transforma en un asesino en serie, un soldado psicópata que corta cabezas, asesina a sus víctimas vaciándoles las cuencas de os ojos y grabándoles en su pecho, con el cuchillo, la palabra "Ellen", que era la cantante del primer filme y ex-novia. Y además es medio-caníbal. En serio. No bromeo. ¿Pero que mier** de homenaje es ésto?

Todo el filme es un despropósito. Se inicia con una buenorra estilo Penélope Cruz en sus años mozos que dice que es el Árcangel Gabriel y nos introduce en la historia de marras. No hay que negar el gusto camioneril que tiene Pyun para hacer el casting femenino. Todas son espectaculares. Aparecen dos strippers calenturientas y bisexuales en un jeep deambulando por el Monument Valley que son asesinas sádicas. Y se cruzan con Cody, al que se le ha estropeado el coche por la intervención de Gabriel. Este las perseguirá, las atrapará, las atará y dejará en ropa interior, golpeándolas a conciencia. Y se supone que Cody era el héroe de "Calles de fuego". De ellas, Clare Kramer es una asesina masoquista a la que le mola que la peguen y agredan. Le pone. Se pueden imaginar lo que pasará luego. En una carretera más poco transitada que una carretera local de Cuenca. Y todo ese despropósito es el filme, mezclado con actuaciones de una imitadora (barata) de Diane Lane como Ellen Aim, la cantante del primer filme y entrevistas con la hija de ambos, Ellen Dream, que nos ofrecerá unos minutos musicales, así como un interrogatorio absurdo de la policía a la hermana de Cody, otra actriz repescada del filme original.

El filme es infame, rodado con croma y planos cortos. Inacabables diálogos entre estúpidos y absurdos. La gente está en el desierto y no suda. Cody luce una gabardina a pleno sol.

Es incomprensible que este engendro lo presentasen en festivales, salvo que aparecieran encapuchados y con pseudónimo. Y lo más triste es que Pyun le dedica el filme a sus padres y su hija, en los créditos finales. Dicen que lo ha remontado varias veces, ya que salen en el reparto actores que no aparecen físicamente.

Mira que te queremos, que perdonamos tus resbalones - como las execrables secuelas de Némesis- porque siempre has tenido talento y poca suerte, labrándote una merecida fama en el mundo de la serie B y hasta la Z, pero esto no hay quien se lo trague. Me sabe mal decirlo. Es una auténtica basura. Por eso es inencontrable.

Un buen samaritano la ha subido a youtube. Que aprovechen los completistas de su filmografía hasta que la quiten. Pero ya les he dicho lo que van a ver. Una aberración que ensucia su buen nombre como creador.

Más que una biografía, parece una hagiografía laica. Documental sobre un artista del cual muchos no conocieron su existencia- salvo por esos musicassettes de carretera junto a los de Junco- mientras que otros, los menos, le profesaron una adoración quasi religiosa. Comprensible el fenómeno viendo esta producción, si conseguimos separar la historia del artista del jabón en la que la sumergen. Todos los que aparecen le adoran. Colaboradores de los cuales a veces aparece su nombre rotulado y otras no. Artistas que tanto te pueden hablar de Bambino como de Mario Vaquerizo. El caso es figurar. Bucean muy poco en su vida íntima, más bien nada. Alguna pincelada pero poco más. Insinuaciones. Ni que viviésemos en los 70. Se centran más en su carrera artística, pero tampoco. Algunas actuaciones, de los pocos fondos videográficos y televisivos que hay. Ni una grabación exclusiva en esas boîtes donde era el rey. Que raro que no las hubiese. Y la voz de Carlos Herrera leyendo unos textos apañados, al menos no son tan ridículos como los que acompañan esas transiciones con el Universo y ese paralelismo con la vida de una estrella del cosmos. Eso está más visto que el tebeo. Quizás al documental, para estar a la altura del artista, le falta algo de creatividad e ingenio.

Hermanos. Da igual la época y el lugar. El amor fraternal siempre existirá. Aunque sea en un lugar tan desolado como ese campamento ¿minero? o que se yo. Botelloneros del futuro, jóvenes que a falta de balconing deciden jugarse la vida por puro aburrimiento. Interesante animación. Rara, pero cautivadora. Estilizada, acentuando la dinámica de los personajes. La historia en si tiene poco. Pero no aburre.

Magnífica trama, buenos personajes, mejores intérpretes, buenísimos diálogos. Cine detectivesco literario.

Una película de esas que te atrapa, en la que todas las escenas están bien pensadas y magníficamente escritas, llena de matices, pistas, donde no puedes evitar que el insolente investigador amateur - un erudito crítico literario. algo cínico, que no escribe libros de ficción- te caiga bien. Y es que el personaje tiene mucho gancho, con ese humor tan cínico y esas muecas que acompañan a cada uno de sus comentarios. Pero también los secundarios están bien escritos, mostrándonos una cierta crítica sobre los fenómenos literarios prefabricados. El marketing alcanza a todo, como todos bien sabemos. No sólo con premios bien pagados. La película se disfruta a cada minuto.