Si bien este género o subgénero no es mi preferido, reconozco que hay películas de las llamadas "de espías" que sí que me han atrapado. Recientemente, EL TOPO. Y ahora esta de Spielberg, bien narrada, con una producción más que solvente, como no podía ser menos, con un siempre creíble Hanks, que se mete en estos papeles de ciudadano medio americano con tintes heroicos, el héroe normal que pasaba por ahí y que siempre da la talla, con la misma facilidad que en su día lo hicieron James Stewart o Cary Grant. Y de una historia más de la Guerra Fría Spielberg se saca una película que interesa, entretiene y gusta. Merece la pena destacar la gran actuación del espía ruso, Mark Rylance, que borda su papel y consigue un merecido Oscar secundario.

Esta primera película de Sereseky se caracteriza, sobre todo, por la importancia de la labor de los actores. Es una película de actores en todos los sentidos, casi concebida para el lucimiento de una Carmen Machi que siempre deja mejor aroma en papeles dramáticos que en cómicos, al menos a mi entender. La película adolece de exceso de sentimentalismo, pero sus diálogos no son ñoños o absurdos, el espectador se los cree. Quizás abusa de edulcorada en lo que se refiere a la utilización de los niños. Sobre todo, una inmensa Terele Pávez que ha llegado a la vejez en un momento espléndido y lo demuestra película tras película. Lo peor, que la historia parece ya contada y que no deja poso ni recuerdo ni hace pensar al espectador. En cualquier caso, se deja ver, sigue la estela de películas españolas con una media aceptable estrenadas los últimos años. Que siga la racha...

América profunda, un thriller con personajes muy pintorescos e inusuales, diálogos que parecen sacados de Fargo, personajes (el de Malkovich, sin duda) que no habrían desentonado en la película de los Coen... Así se logra que interese un film, sobre todo si por ahí andan Billy Bob, Bruce Dern o el citado Malkovich. Los personajes más flojitos están también encarnados por los protagonistas, Hemsworth y Palmer, muy lejos de los mencionados. Tan lejos como Cut Bank está de Fargo, a muchos kilómetros de talento... Lo peor, sin duda, un final increíble y bonachón que no convence a nadie. Lo mejor, el ambiente "fargiano" que logra Shakman en casi todo el film y que, muy a menudo, te provoque seguir la película con una sonrisa en la cara.

Larraín rueda y denuncia, todo a un tiempo. Porque esta película trasciende el cine y se convierte en un elemento de denuncia de cómo una institución es capaz de proteger su reputación a costa de ocultar y subsanar de forma interna aquellas anomalías, en este caso la pederastia, de parte de sus miembros. El film se convierte en una colección de rostros que muestran la degradación, a veces la culpa, en ocasiones el miedo, de una comunidad que se ve obligada a convivir en el aislamiento, pero no en busca de la penitencia y el perdón, más bien buscando el que no vuelvan a reincidir en sus terribles pecados y, de paso, a hacer daño a más inocentes.
Como película, se ve fácil y está bien estructurada, pero su interés reside en la denuncia, no tanto en su estilismo y planteamiento cinematográfico. El elenco está muy bien elegido. Destacaría a Antonia Zegers, en un papel difícil y que modula con sus gestos perfectamente y a un magistral Roberto Farias, en un papel mucho más sencillo para lucirse, pero que borda.

La única razón para entender cómo la directora aborda esta película es que haya querido, desde la añoranza, homenajear a la gran comedia italiana del siglo pasado. Por lo demás, sólo la grandísima Virna Lisi (en su último papel) y el resto de actrices (Paredes, Peña, Bruni Tedeschi) salvan un poco la cara de un relato que no creo merezca mayor interés, ya que lo que cuenta es intrascendente, el humor sobrevuela por encima de los diálogos sin acabar de aterrizar y, en fin, la película no molesta ni ofende, pero no merece el tiempo que se le dedica.