En algunas ocasiones, necesitas ver algo que no te cuente nada, o... te cuente muy poco. Pues "UN MOMENTO EN COMÚN", podría ser el ejemplo perfecto de una historia lenta, sabrosa y sumida en la parsimonia más absoluta.

Bien interpretada, con una introspección de sus personajes, que van descubriendo pequeños temores y también miserias erráticas, asolando mundos interiores, atiborrados de carencias.

Bien interpretada aunque sin estructura. Se mueve liviana por las emociones de sus dos protagonistas principales, para que descubramos ese otro mundo donde lo más exiguo da como resultado la paradoja.

Si Liev Schreiber, me fuera infiel siendo mi pareja, no me importaría. Es un tipo tan atractivo que se deberían perdonar esas pequeñas diversiones... marginales. Algun@ ya le habrá dado con el dedo hacia abajo. Lo entiendo y lo comprendo.

Aparte de esa ¿singularidad? ofrece poco... una trama sin calado ni desarrollo; un conjunto de escenas sin enfoque mostrando rutinas paralelas de los personajes principales (intento no hace spoiler) Entiendo la baja nota global.

Lujo, economías saneadas, buenos trajes y un inmenso desgarro interior. Nadie es feliz porque ignoran que la felicidad se encuentra donde no la buscan: Dentro de ellos mismos.

Interesante, bien interpretada... no muy salvaje para lo que creí me aguardaba; debo admitir que me formé prejuicio, tal vez por un título ramplón, detrás del cual iba a encontrar lo que luego no hallé.

Y en el minuto 29 de pronto me vi sosteniendo la respiración, porque era la primera vez que "alguien" hablaba sobre la manipulación de masas en las pistas de baile, para abandonarse sometidos al absoluto dominio del D.J. Aportaba cuestiones biológicas de las que jamás había escuchado hablar.

Bien... no era exactamente manipulación sino ciertos métodos y argucias que conectan el ritmo cardiaco con la música. Aleccionador. Las subtramas en las que se apoya resultan tan atrayentes como el relato principal.

Correctamente dirigida, con una cadencia adecuada, evita el acelere al que suele acudir el género, como respuesta cuando poco tienen que contar... Claro que hay drogas, situaciones raras, y sexo; aunque en ningún caso se extrapola, no es el mensaje, si es que hubiera alguno que entregar.

Maneja bien en el concepto intimo, incluso el más intimista. No esperaba nada de ella, y lo que me he encontrado ha sido.... Un torrente evocador de sugestivo efecto.

Colin Farrell es un actor que gusta a los directores cuando buscan una de esas interpretaciones contenidas, que pese a ello, siempre muestran mas que ocultan. Noomi Rapace resuelve con la frialdad necesaria su cometido, trascendiendo más allá del resultado final.

Banda sonora simple y efectiva, buena fotografía y dirección de actores. Existe en ella un poco de rutina en cuanto al guion que no despeja, pareciendo que su resolución fuera lo menos importante.

Aprueba justita.

Majestuosa, limpia, expresiva, ordenada y elocuente. Basada en la obra LOS MUERTOS de James Joyce, es de los quince relatos que componen DUBLINESES, el mejor resuelto literariamente, a la vez que mas significativo, convincente y revelador.

Una obra estructurada en torno a un baile, con desarrollo teatral. Su opulento elenco de actores, desarrolla un guion que ofrece una historia protocolaria, sobre comportamientos y actitudes de la alta sociedad de Dublín.

John Huston rodó esta película como colofón a una impresionante carrera cinematográfica; apoyado por su hija Anjelica, interpretando uno de los principales papeles.