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Sudán Sudán · Lasinfàn Tasmela
Críticas de Ok Rick
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Críticas 88
Críticas ordenadas por utilidad
3
22 de enero de 2009
29 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay que estar ciego, muy ciego (de dinero bajo cuerda o de whisky de garrafón) para no reconocer que la carrera de Antonio Banderas en Hollywood es una gigantesca basura. Y ser falso, muy falso. Venga criticar por todo (y casi siempre con razón) a Cruise y ensalzamos (sí señores críticos) a Banderas. Es español, guapo y simpático, y ¿qué?

La colección de películas que Antonio ha rodado en USA (con alguna excepción y, generalmente, de secundario), por calidad, no ha superado a la del cienciólogo. Bueno, ni a la de éste, ni a la de Rick Moranis, ni a Chevy Chase... Y, además, casi siempre tendiendo a la sobreactuación más patética: los putos críos espías, Desperado, el engendro aquél con Woody Harrelson. Joder, qué náuseas. Como Zorro no quedaba mal, pero ya teníamos a Taylor, claro.

Richard Donner siempre ha hecho un cine comercial (esto no quiere decir nada malo), con bastantes éxitos pero sin mucha pretensión más. Es decir, llenar sus bolsillos como Banderas lo ha hecho. En algunas ocasiones ha conseguido películas algo más interesantes (La profecía, Superman, Lady Halcón) pero se le nota que tiene el ojo puesto en la taquilla. Hace cojonudamente, ¿eh? Si somos tan tontos para ir a verlas, ¿por qué no?

Pero aquí falló. Asesinos cuenta como un veterano asesino a sueldo se enfrenta a otro joven que tiene el encargo de matarle. Bueno, pues para desarrollar tan genial idea se contó con los hermanos Wachowsky como guionistas, que al parecer no eran suficientes y trajeron a un amigo. El resultado de tanta concentración de inteligencia: un puñado de situaciones absurdas a más no poder, como el intento de asesinar al bueno de Sylvester mientras se conduce un taxi. Demencial.

Pero lo importante de la película es el duelo interpretativo, en el que Donner tendria puestas las esperanzas. Posiblemente el mejor desde Chiquito y Bigote Arrocet. Stallone no hace un puto gesto; Banderas hace parecer mesurado a Robin Williams o Jim Carrey. Tics, gestos absurdos y un tono de voz vomitivo. Se ruega ver en versión doblada, el tío orgulloso se dobla y te hace descojonarte. Hablando solo cuando dice eso de Miguelito así, rápidamente, es una pasada. Desde luego, Sylvester gana el duelo de interpretación, que es de lo peor que puede decirse de un actor. Eso sí, Arrocet le ganaría a los dos.

En fin, a riesgo de ser poco patriota me niego a ensalzar a Banderas. O es que a lo mejor no soy progre como él (su cuenta corriente progre...sa increíblemente).
Ok Rick
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7
26 de noviembre de 2008
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Gene Saks (La extraña pareja, Flor de cactus) llevó a la gran pantalla la obra de Neil Simon (que firma el guión) que había triunfado en Broadway interpretada por el propio Redford.

Más de 40 años despúes de su estreno, me aventuro a esbozar las líneas maestras del pobre argumento:

- Redford y Fonda (guapos y felices ellos) se casan y pasan 6 días sin salir de la habitación del hotel. Claro, no habrían fornicado antes, eran otros tiempos.

- Se trasladan a un pequeño apartamento que ha alquilado ella y no gusta a nadie: la calefacción no funciona, la cama casi no cabe, ¡sólo tiene plato de ducha! Neil Simon ni imaginaba que en España habría mucho tiempo después una ministra de la vivienda (que no habrá visto la película, me temo. Ni conocerá a Simon).

- Todos temen tener que subir cinco pisos andando (más escalinata). Luego dicen de la obesidad infantil; la única que no se queja es la Fonda, lo que hace el aerobit.

- Redford pronto se centra en su carrera profesional, "desatendiendo" a su mujer. En realidad, ella tiende a la ninfomanía, pero bueno (por cierto, los modelitos de Jane para comérsela. Aunque me tuviera que tragar los rollos políticos) diremos que está muy enamorada.

- Aparece la madre de ella y la quieren liar con el vecino del ático (apoteósicos Charles Boyer y Mildred Natwick que anulan sobre todo a Redford). Será para tener conversación, no todo va a ser sexo.

- Como Redford no se divierte y no quiere andar descalzo por el parque en Febrero, Fonda se enfada y lo quiere echar. Si hubiera sido al revés hablaríamos de violencia machista de género.

- Pero ... ¿acabarán juntos? Son Redford y Fonda, no es la historia de mi vida.

Pues con todos estos detalles simplones y simplistas ......

Sí, se consiguió la magia una vez más. Deliciosa y alegre comedia romántica que no llega a caer en la "ñoñería" y que te mantiene una permanente sonrisa (además de avisarte sobre los peligros del matrimonio). Para ver en pareja y dejarse llevar por "el espíritu Fonda".
Ok Rick
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7
18 de octubre de 2008
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Martin Scorsese (en plena fase que autodenominó de crisis creativa) concibió la arriesgada idea de realizar una suerte de continuación de El Buscavidas 25 años después de haberse rodado ésta. Con ello, no hacía sino llevar a la pantalla la segunda novela que sobre el personaje de Eddie Felson había publicado dos años antes el también autor de la primera: Walter Tevis ( The Hustler vio la luz en 1959 y The color of money en 1984).

Sin embargo, desde el punto de vista cinematográfico, no podía ser una adaptación más. El resultado sería irremediablemente comparado con el film rodado anteriormente, calidad de los originales literarios aparte.

El buscavidas (Robert Rossen, 1961) es una de las más devastadoras radiografías sobre el fracaso que se han plasmado en la pantalla, usando el mundo del billar como telón de fondo. El buscavidas es una película sobre billar y poco más.

Scorsese crea una interesante película donde destacan las escenas propias del juego (inevitable el recuerdo a Casino) aunque adolece de una mejor resolución. Pero sobre todo, permitió que la "Gloriosa" Academia de Hollywood intentara reparar uno de sus constantes agravios y premiara al gran Paul Newman. Y, además, por la continuación de quizá su mejor interpretación (el Oscar en 1962 fue a parar, ¿alguien lo recuerda?, a Maximilian Schell por El juicio de Nuremberg).

Y es que el color del dinero se basa casi exclusivamente en Paul Newman (Eddie Felson) quien compone una actuación excelente aunque no tan destacada como muchas otras de su filmografía, (no ya en el Buscavidas, sino por ejemplo 4 años antes en Veredicto Final) como el jugador de billar retirado y dedicado a la venta de licores que un día descubre a un joven jugador que le transmite las sensaciones necesarias para intentar apadrinarle y convertirle en todo aquello que, quizá, él pudo llegar a ser.

Junto a Newman, Tom Cruise (correcto en su papel de jovencillo impetuoso y repelente) y Mary Elizabeth Mastrantonio (muy limitada como mujer calculadora). Y, sobre todo, el constante recuerdo a Piper Laurie, Jackie Gleason y el genial George C. Scott.

Como recomendación (si puede realizarse), se debe intentar aislar ambas películas. Así, esta de Scorsese se verá como un buen film, correcto, con una interpretación de Newman muy destacable. Por su parte, el Buscavidas seguirá quedando como la absoluta obra maestra que es. Para que el sabor de boca sea bueno, recomiendo ver primero la cinta de Scorsese y después la de Rossen.
Ok Rick
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6
25 de marzo de 2009
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reunión de grandes nombres. Sydney Pollack adaptó a John Grisham y contó con un gran reparto, Tom Cruise, Hackman, la Tripplehorn (esposa de Douglas en Instinto Básico, recuerdan sí contra la pared y el sexo anal, esa), Holly Hunter, Harris, Paul Sorvino (increiblemente de gángster, sí), Viterelli (qué decir)... Lo mejor, curiosamente la música de Dave Grusin.
La tapadera es una película increible. Es decir, no te crees nada. Mitch es el "típico" estudiante de Harvard casado con una chica rica que ha dejado la fortuna familiar de lado por él. Para pagarse los estudios, realiza varios trabajos al día, entre clase y clase y por la noche atiende a su mujer, ve alguna película comiendo pizza y si tiene tiempo se prepara el "cum laude". Es guapo, medianamente alto cuando Cruise se pone los calzos o cuando se los quita y está al lado de Holly Hunter, y deportista. Hasta aquí lo coherente.
Pues bien, resulta que antes del último examen realiza varias entrevistas y un pequeño bufete de Memphis le ofrece un pastón. Y para allá que se van. Pero como tiene que haber película, pues empiezan a pasar cosas raras, como la muerte de dos compañeros de trabajo. Y Cruise, que no es tonto, empieza a sospechar. Sobre todo cuando se le presentan los federales, y es que esta gente de Harvard es así de inteligente.
Y por ahí también aparece la mafia, por lo que se ve atrapado entre dos fuegos: los mafiosos y los federales. Y además, no quiere violar el secreto profesional el caballero.
Bueno, pues tamaño conjunto de incoherencias y muchísimas más que no desvelo, incluida una escena final que es para matar al escritor, al guionista, al montador, al director, al productor o al del cattering por no haberlos envenenado a todos, dan lugar a un film que te hace pasar el rato (largo, 150 minutos).
En esto creo que tiene que ver la notable mano de un Pollack que, aunque lejos de sus mejores momentos, sabe algo de esto. Además, mientras dirige no se le ve el careto en otras películas, lo que siempre es de agradecer. Y no es poco mérito que pases el rato sin existir apenas acción y con la sarta de idioteces cuyos ejemplos he mencionado con anteriodidad, aunque si se ve en casa se puede echar en algún momento una ojeada a alguna revista.
Clásica película de la que en España se diría, "es que cuenta con muchos medios...". Pues sí, muchos medios para juntar un buen reparto y, sobre todo, para contratar a Pollack, que nos salva la función. Me reservo algún chistecillo sobre Alatriste.

Entre el 5 y el 6. 6 porque me gusta el abrigo de Cruise, 5 por las pintas y modelitos de la Hunter. 6 por el personaje de Elvis, que mola, 5 porque no viene a cuento. 6 por la aparición de Sorvino y su amigo, 5 porque los matones no me convencen. Decide la calva de Harris.
Ok Rick
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7
13 de enero de 2009
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hacia finales del siglo pasado, Woody Allen llegaba a un acuerdo con la productora Dreamworks (propiedad, entre otros, de Spielberg) para hacer tres películas (se extendería también a Todo lo demás). Con ello, la productora buscaba conseguir algo más de prestigio creativo y el director (además de financiación) poder llegar a un público mayor. Al menos en USA, pues en Europa sigue gozando del favor (en líneas generales) de la crítica y (en cierto sentido) del espectador. La condición: Allen dejaría de lado su cine "más sesudo", se centraría más en la comedia para acercarse al espíritu de sus primeras películas.

Fruto de esa colaboración nacieron Granujas de medio pelo, La maldición del escorpión de jade y Un final made in Hollywood.

Sin embargo, Allen es Allen. Y en esta película aparecen todas sus características y temas de referencia. Tratados, sí, de una manera más "ligera", pero ahí están. Si alguien no la ha visto, que no se asuste: no faltan psiquiatras, judíos, conflictos creativos, relaciones de amor-odio con antiguas parejas, comparaciones entre amores actuales y pasados, tipos hipocondríacos, conflictos psicológicos, odas a la masturbación, alabanzas del sexo (entre dos, se entiende), referencias culturales y/o melómanas de primer orden y el habitual elenco de frases desternillantes. Allen en estado puro, pues.

Un final made in Hollywood nos cuenta cómo un director caído en desgracia es contratado para realizar una película de elevado presupuesto, gracias a su antigua mujer que está a punto de casarse con el dueño de la productora que la financia. Justo antes de comenzar el rodaje, contrae una absoluta ceguera, pese a lo cuál sigue con el proyecto ocultando la verdad a casi todos.

La introducción de este elemento (la ceguera) permite que Allen justifique ante Dreamworks el requerido tono cómico, ya que buena parte del metraje versa sobre ello: tropezones, confusiones, situaciones absurdas varias. Una vez que ha conseguido esto, el genio neoyorkino introduce sus conocidas obsesiones y, también, decide "vengarse" del propio mundo (o industria) del cine, en varias ocasiones tirando de experiencias propias: reivindicación de NY frente a California, fracaso de público y crítica estadounidenses frente a reverencia de crítica francesa (aunque se trate de la obra lamentable de un ciego es un guiño a su propio caso), uso de decorados en vez de exteriores, etc.

Divertida, entretenida y con algunos momentos brillantes, se ve perjudicada por un final "poco trabajado" en el que todo sucede rápidamente y de forma poco convincente. Destacar, entre el reparto, a Allen haciendo de Allen, y a una guapísima Téa Leoni además de (como siempre) una gran selección musical.
Ok Rick
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