Siempre me ha interesado la dualidad ética del ser humano. Las fuerzas del bien y del mal enfrentadas en el interior de cada uno. De ese combate resulta que el mismo hombre pueda comportarse como un villano una noche y convertirse en un héroe al día siguiente (quedó perfectamente retratado en Crash, de Paul Haggis, gracias al personaje de Matt Dillon).

BB nos cuenta la historia de un profesor de química al que le detectan un cáncer. A partir de ese momento se convertirá en un traficante de drogas, con el objetivo de dejar a su familia la mayor cantidad de dinero posible antes de irse este mundo. Esa decisión conllevará posteriormente otras más difíciles, que afectarán a la vida de muchas personas, además de a la suya. Decisiones que le iran cambiando, transformándole, y no sólo a él.

Breaking Bad está muy cerca de la excelencia en todas sus facetas: el desarrollo de los personajes y el cuidado que se hace sobre sus psiques es de lo más trabajado que haya visto yo en TV y en Cine; los actores, tanto protagonistas como secundarios, están más que a la altura, y aspectos técnicos como la fotografía y el montaje son de 10. Además, es una serie nada aburrida (al contrario que la muy buena Los Soprano, que a veces era demasiado lenta), que se mueve como nadie entre la tragicomedia y el thriller de alta tensión (la 3ª temporada tiene unos cuantos capítulos con escenas realmente acojonantes).

Tres temporadas hasta la fecha y espero que sean muchas más. A destacar el capítulo 3x12, que es una verdadera obra maestra. Toda la serie: imprescindible.

La novia no es una película convencional. Quien esté dispuesto a verla ha de ir con otros ojos que los que usa normalmente para ver cine, porque La Novia es poesía en movimiento. El resultado: lo narrativo se sacrifica en pos de lo estético, pero si lo aceptas o vas preparado para que esto ocurra, no te decepcionará, ya que las imágenes y los sonidos de la cinta de Paula Ortíz estremecen los sentidos.
Tal como la hace la poesía de Lorca.

Y no sólo el villano: el archivillano también, y el científico aliado del villano, y las criaturas del villano, y por supuesto las tres hermanas (sobre todo la pequeña, qué delicia). Todos los personajes de esta obra tienen un carisma especial y la convierten en un divertido y encantador entretenimiento imprescindible para los amantes del cine de animación.

Como en el Perseguido de Schwarzennegger (The Running Man en inglés) o el Hostel de Eli Roth, por poner dos ejemplos, PaintBall toca el tema de la atracción que siente el ser humano hacia lo atroz, lo sórdido, y nada más sórdido que la muerte.

Sin embargo, el desarrollo de la historia, que nos presenta personajes vacíos cuyas reacciones más de una vez no resultan comprensibles, no ayuda mucho.

Se deja ver, sobre todo cuando uno no tiene muchas ganas de pensar.

Lo mejor, y casi único bueno, la forma de rodar del debutante, que plaga la cinta de escenas plano-secuencia, dotando al film de una autenticidad que el guión luego se encarga de quitarle.

Escrita, dirigida e interpretada con excelencia. Bardem no está de Goya, sino de Oscar. Tiene mucho ritmo (2 horas que se pasan volando) y aunque es muy divertida también posee lecturas muy profundas, es decir, guarda un buen equilibrio entre la comedia y el drama. Muestra el perfil psicológico del empresario medio español (y, en realidad, mundial), que está clavado. Un pedazo de 9. Arrasará en los Goya y ¿llegará a los Oscars? Yo confío en que sí, se lo merece, le da un baño a muchas de las mejores películas yanquis de este año.