'Rocky' no es únicamente una película de boxeo. Es eso y mucho más. Es una alegoría sobre la condición humana que nos atañe a muchos de nosotros, golpeados por las circunstancias pero todavía en pie, luchando contra viento y marea. Es un canto a la vida, una reflexión sobre nuestros sueños y la necesidad de conseguirlos. Es, en última instancia, un grito desesperado en contra del cruel destino al que nos arrastra la marea.

Mucho se ha hablado sobre este film dirigido por John G. Avildsen (que más tarde volvería a dar el campanazo con 'Karate Kid'). Todo el mundo, más o menos, conoce el argumento y su banda sonora ha pasado al imaginario colectivo de toda una generación. Una banda sonora, dicho sea de paso, que alcanza el sobresaliente de la mano de Bill Conti.

Creo sinceramente que las diversas secuelas que continuaron la saga han empequeñecido la grandeza de esta obra. Y eso, a pesar de que la continuación de esta primera película, es otro film notable sobre el mundo del boxeo y las vicisitudes que le acompañan.

Con un guión tremendo y unos personajes llenos de matices, estamos ante una historia que trasciende los tiempos y que sólo se resiente de un extremo irrealismo en las escenas pugilísticas. Pero eso no debe ser ápice para restarle méritos.

Las interpretaciones son portentosas, favorecidas por unos personajes reales, dolorosos, con sus luces y sus sombras, incapaces de desenvolverse en una sociedad que les da la espalda.

Todos bordan sus papeles. Burgges Meredith, Talia Shire, Burt Young y el siempre defenestrado Sylvester Stallone. Algo injusto a todas luces, porque aún reconociendo sus limitaciones, fue capaz de interpretar sujetos bastante más complejos que los de otros forzudos de su generación.

'El potro italiano' es un perdedor, un boxeador que ha echado a perder su carrera por no tomarse en serio a sí mismo, acabando como matón de un prestamista de poca monta, ignorado y ridiculizado por el dueño del gimnasio donde se entrena. Nada le va bien, pero su corazón no contempla rendirse y busca una oportunidad que le permita demostrar que todos están equivocados. Somos testigos de su buen corazón, de su valentía pero también de su miedo. Un miedo a defraudar, a seguir hundido y machacado. A no poder tener una vida mejor. Pero es en los momentos más difíciles, donde todos sacamos lo mejor de nosotros. Tiramos de coraje y avanzamos de manera decidida, esquivando los golpes y luchando descarnadamente por aquello que queremos, que anhelamos, que necesitamos.

Rocky no es un personaje al uso. En cierto modo nos recuerda al gran Luke Jackson (Paul Newman) de 'La leyenda del indomable'. Son seres humanos a los que nos gustaría parecernos. Llenos de humanidad, resistencia y valor, incapaces de echarse atrás.

Un film magistral, que retrata perfectamente los bajos fondos de Filadelfia y que merece ser recordada como una de las obras cumbres de la década de los 70.

Por algo fue nominada a 10 oscars (incluidos mejor guión original y mejor actor, ambos a cargo de Stallone) ganando finalmente 3 de ellos (mejor director, mejor montaje y mejor película).

Y si, lo de Taxi Driver de ese año fue una injusticia, pero esa es otra historia que no debe influirnos a la hora de valorar este film.

En definitiva, véanla y decidan por ustedes mismos.

No lo entiendo. Me dispuse a ver esta película tras algunas buenas críticas que leí y la puntuación más o menos alta de este portal. Y la verdad, me debo estar perdiendo algo. Derek Cianfrance nos ofrece un telefilm (si, he dicho telefilm) en tres actos, a cada cual más inverosímil.

Empieza relativamente bien con Ryan Gosling (correcto a secas) haciendo de nuevo de antihéroe macarra y cabizbajo. Más o menos lo que ya hizo en 'Drive'. Esa primera parte aún resultando muy del montón, consigue despertar algo de interés, pero de ahí en adelante, la película se vuelve altamente soporífera y previsible.

Se nos quiere relatar un montón de cosas (quizás demasiadas) de manera simple y superficial, sin profundizar lo suficiente en las historias y con unas actuaciones que por lo general, rozan el suspenso (cuando no lo traspasan directamente).

Así, la corrupción policial, el ansia de poder y el irreparable y cruel destino pasan ante nosotros en dos horas y 20 minutos que nos dejan atónitos (en el mal sentido de la palabra) ante lo visto. La película carece completamente de alma y no logra en ningún momento conectar con el espectador.

Para colmo, desaprovechan el hecho de contar con el gran Mike Patton en la banda sonora, pasando ésta completamente desapercibida.

No hace falta recurrir a 'Serpico' como comparativa. Basta con fijarse en 'CopLand' y echarse a llorar. Lo dicho, no lo entiendo ...

Lo mínimo que se le ha de pedir a una cinta de terror es que ofrezca algo de tensión. Producirte, aunque sea a pequeña escala, cierto nerviosismo durante el visionado. Si ya de partida, no lo consigue, poco podemos reseñar.

Robert Zemeckis recluta para su película a dos pesos pesados del Hollywood de aquellos años. Nada más y nada menos que Harrison Ford y la siempre deslumbrante Michelle Pfeiffer. El problema es que ahí se acaban todos los méritos del film.

La trama resulta bastante pobre, y lo que es peor, demasiado previsible. Es un quiero y no puedo constante. Uno puede acertar casi en la totalidad de las ocasiones que es lo que va a pasar a continuación. Por sí esto fuera poco, la película se dedica a saquear deliberadamente todos los tópicos del cine de terror y entregárnoslos en bandeja de plata, uno detrás de otro, descuidando cualquier giro de guión que pudiese dar algo de interés a la historia.

Pobre resultado para un director capaz de ofrecer bastante más.

James Cameron dirigió esta clásica película en 1984, convirtiéndose después en una famosa saga con distintos resultados.

'Terminator' nos presenta un futuro devastado. Las máquinas han tomado el control y le han declarado la guerra a los humanos. La esperanza de estos últimos es John Connor, líder de la resistencia, un hombre valeroso y carismático que supone una amenaza para la victoria de los primeros.

Con el objetivo de erradicar dicha amenaza, las máquinas envían al pasado a un cyborg (Arnold Schwarzenegger) para acabar con la madre (Linda Hamilton) de John Connor antes de que nazca y garantizarse de ese modo la victoria. Los humanos, por el contrario, envían a Kyle Reese (Michael Biehn) para protegerla y evitar su muerte.

Se trata de una película sumamente entretenida, moviéndose perfectamente entre el género de acción (tan en boga durante esa década) y la sci fi futurista y apocalíptica.

Los efectos especiales están muy logrados para la época. Por no hablar de la mítica banda sonora que ha quedado grabada a fuego en nuestros cerebros.

Grandes actuaciones, especialmente las de Linda Hamilton y Michael Biehn. El amigo Arnold resulta convincente, aunque tampoco es que el papel le exija mucho más allá de dar mamporros y disparar a todo bicho que se mueva.

Dicho esto, el guión y la historia no tienen demasiado sentido, y acaba lastrando el resultado. Digo yo que podrían haber pensado un poco más en las consecuencias de los viajes en el tiempo y el por qué de ciertas situaciones. Paso a mencionar dichas cuestiones en el spoiler.

Andrés Muschietti dirige su primera película bajo la producción del reconocido cineasta Guillermo del Toro.

Partimos de una premisa interesante. Dos niñas desaparecen en el bosque y son encontradas cinco años después, en una pequeña cabaña en donde han habitado fuera de todo contacto social, convertidas de este modo en una suerte de animales salvajes con un aspecto, todo hay que decirlo, claramente perturbador.

Tras una media hora muy lograda, el film va decayendo progresivamente hasta llegar al absurdo en el desenlace.

Aderezada con bastantes toques del terror oriental que tanta fama logró hace ya unos cuantos años, la película cumple a efectos meramente visuales (a pesar de algunas escenas en donde al amigo Muschietti se le va la mano) aunque le hubiese venido bien un poco más de suspense y sutileza a la hora de retratar al espectro que acompaña a las mencionadas niñas.

El problema es que sí uno analiza el desarrollo del film no acierta a comprender la mayor parte del metraje. Todo está cogido con pinzas, y el guión raya en lo inaudito.

Salvo de la quema las interpretaciones de las niñas así como la de Jessica Chastain. Por lo demás, nada nuevo que no hayamos visto antes y con resultados bastante más interesantes.