Interesante realización de Richard Thorpe quien -en mi opinión- se movía mucho mejor en los terrenos de la aventura, donde tantos títulos memorables nos ofreció, que en la intriga psicológica que este fiilm nos presenta.

Sucedáneo de thriller sobre un asesino en serie aniñado donde las influencias de la literatura policial inglesa de corte clásico predominan sobre las americanas del género negro, lo que lastra y hace mucho más blanda la historia que se nos cuenta.

Por otro lado, el desarrollo de la película, casi en un único escenario, más que introducirnos en un marco opresivo, nos advierte continuamente que la base del guion es una obra teatral, con numerosos momentos en los que se repiten situaciones que machacan la fluidez de la trama, aburriendo y desconcertando al espectador, quien espera algo más inquietante, cortante y poderoso.

Sí es de agradecer que en 1937 Thorpe nos brinde una trama desde el punto de vista del enloquecido asesino, y no la típica y tópica película de investigación desde el punto de vista de los sagaces policías.

Con un poco más de cine negro americano y menos de policial clásico inglés; con una textura más narrativa y menos teatral; con unos personajes más sueltos y menos encorsetados (los actores lo hubiesen podido hacer dada su competencia y buen hacer) y con un psicópata más terrorífico en sus acciones y menos en sus proyectos, "Al caer la noche" hubiese resultado un trabajo más que notable. Richard Thorpe era capaz de ello. Y lo demostró en títulos emblemáticos que todos los aficionados ya conocerán. Lástima que con este film no lo consiguiese.

Con todo...interesante.

Lo que podía haber sido un intenso thriller psicológico clásico cargado de emoción y de angustia de alguien que espera la llegada de su probable asesino, se convierte en una blanda película, mezcla de los géneros del melodrama generacional y del de suspense en un ambiente rural y, aunque bien interpretada, con personajes sin mucha entidad.

El asesino, más que producir temor en sus víctimas, se pasa el film asumiendo el papel de familiar díscolo que le ha ordenado desempeñar -nada menos- su víctima, que es quien lleva, en realidad, las riendas de la situación.

Aunque técnicamente resulta correcta, narrativamente nos ofrece un error de bulto: nos endosa un largo flash-back explicativo que dentro de la trama de la película aparenta que va a ser de vital importancia para un personaje y que luego queda en el olvido. Si contar algo con la técnica del flash-back ya resulta peliagudo --regla del maestro Howard Hawks--, cuando resulta a todas luces innecesario, resta validez a la película.

Solo la secuencia final --aunque en un escenario nada adecuado para el cine negro-- otorga verdadera tensión a una obra que pudo ser algo y se quedó a medias. Una pena.

Pero, a pesar de todo, su director, William A. Seiter, hombre forjado en la época clásica del cine americano, y que abordó con varios aciertos casi todos los géneros, deja alguna huella de ese clasicismo en la presente cinta.

Destacado western psicológico, dirigido por Joseph M. Newman, realizador de varios episodios enigmáticos de la serie de ciencia ficción "La dimensión desconocida" ("The Twilight Zone") y de otros interesantes trabajos, ya cinematográficos, como "Travesía peligrosa" ("Dangerous Crossing") o "Cielo rojo de Montana" ("Red Skies of Montana"), por citar dos ejemplos.

En este film, un sheriff íntegro ha de enfrentarse a la corrupción imperante, ayudar a un amigo desesperado y vengar el asesinato de su hermano policía. Al mismo tiempo, nuestro protagonista se debatirá entre los sentimientos hacia dos mujeres: su cuñada viuda y su socia en el bar que regenta.

Una atmósfera violenta, crepuscular y melancólica ambienta esta atractiva y sencilla obra, con un sólido guion, un sostenido ritmo narrativo, una trama densa y llena de desasosiego, personajes cargados de variedad psicológica y muy bien interpretada.

Notable película, en mi opinión.

Muy mediocre thriller sobre un apocalíptico psicópata religioso que se dedica a causar el terror entre los automovilistas de una autopistas de LA.

El mayor problema de este film es la desdibujada entidad de los personajes y la nula intriga y emoción de su trama, así como la confusa obsesión asesina de nuestro maníaco, que va pregonando sus nuevos asesinatos en una emisora de radio.
Por otra parte, su factura técnica es muy pobre, su guion va a saltos y dejando alguna laguna (o fallo) argumental y su altura artística deficiente, resultando un absurdo proyecto sin invención ni novedad alguna, incluso para el ya lejano año de su realización: 1988.

En resumen: estamos ante un producto cinematográfico --con estilo televisivo-- redundante, inútil y totalmente prescindible.

Concisa, sencilla y algo atractiva muestra de cine negro de serie B americana en su vertiente de pura investigación y de drama judicial.

Con un director muy desconocido y unos actores poco renombrados, la intriga, a priori, es muy interesante, y podría haber dado pie a una película trascendente.

El problema es la parquedad de su metraje –67m– que hace que la trama se sustente en un guion lleno de elipsis (voluntarias o no) o en un montaje del que se han suprimido bastante material para ajustarlo a la mencionada duración del film. Cualquiera de las dos posibilidades (o de las dos simultáneamente) convierten el argumento en una secesión de secuencias cargadas de confusión, mal hilvanadas y con un ritmo en exceso plano.

Los personajes, como era de esperar, se nos manifiestan sin desarrollo psicológico y de enorme simpleza en sus conductas. Y todo –trama, desarrollo narrativo y acción cinematográfica– se nos expone, desde el mismo comienzo, absolutamente predecible.

Queda la impronta de la estética del thriller clásico americano y la sensación de que con un realizador quizás más creativo, con unos personajes (los actores de la cinta cumplen su papel) mejor definidos y, especialmente, con una producción más cuidada e idónea, la obra hubiese cumplido su misión con toda dignidad y hubiera llegado a buen puerto.

Con todo, un ligero interés no le falta.