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España España · mADRID
Críticas de RARRA
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Críticas 151
Críticas ordenadas por utilidad
2
21 de abril de 2010
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo la mala –o buena- costumbre de ver las películas con retraso respecto su estreno. Se las ve de forma más independiente, aunque casi siempre se termina viéndolas como sobrevaloradas o infravaloradas en el momento de su estreno, despojadas de todo lo que rodea éste y puede influir en su visionado, como publicidades subliminales, influencias mediáticas o tensiones sociales.
Así he visto Avatar: sin gafas, plana, como una simple película. El impacto de la nueva técnica de 3D debe ser impresionante para que Avatar merezca tantos elogios. Vista así, a pelo, como una película cualquiera, solo sugiere una palabra: mediocridad en medio de un lujo de medios.
Pensar en que esta nueva técnica va a suponer una revolución me recuerda otros estrenos pasados, como el lejano del Museo de cera hace unos cincuenta años, y tantos años. O sea, un dejà vu cualquiera. ¿Alguien se imagina alguna de las grandes películas rodadas con esta novedad? ¿Alguien imagina una gran película en el futuro que se base en efectos 3D?
Y vista plana, la película es bastante infumable. Repetitiva con tanto bicho. Irreal, más allá de la fantasía. Teñida de ecologismo barato, maniqueísmo, ingenuísmo y buenísmo. Carente de originalidad, porque no hace sino tomar cosas de todo.
Hagan la prueba: visiónenla como simple película. O sea: en 2D, que es el medio en que siempre se ha movido el cine, y en el que seguirá moviéndose durante años. Porque cuando llegue el 3D nacerá con una naturalidad carente de exhibicionismos y fundamentalmente en las casas y las televisiones
Menos mal que la Academia no se desorienta fácilmente.
RARRA
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8
4 de abril de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El centenario de la primera guerra mundial ha desatado el lógico aluvión de libros, estudios, películas y series sobre la misma. Y nos ha dejado esta miniserie realizada por la BBC y en la que, como era lógico y de esperar, se presta una especial atención a la visión británica del desencadenamiento del conflicto. Se trata, en definitiva, una miniserie producida por una entidad británica y dirigida a un público británico en primer término. No es, por tanto, criticable, que el guion se centre especialmente en las dudas del gobierno del Gobierno de la Gran Bretaña en aquellos momentos y sus pretensiones de lograr una paz estable. Y, al referirse a la actuación de ese gobierno, no ahorra claras críticas a algunas de sus actuaciones.

El mayor reproche que se puede hacer a la película (o miniserie) es su especial densidad que la hace, en términos coloquiales, demasiado espesa. Concentrar en hora y media lo que sucedió esos 37 días en los medios gubernamentales europeos era poco menos que imposible, aun con esa reducción al mundo británico ya indicada.

La ambientación es buena y, en términos generales, se proporciona al espectador una visión general de lo que condujo a la guerra, pero con una clara y obligada simplificación de las actitudes de determinados países y gobernantes. No lo es tanto en el caso de loso británicos, bando en el que se apuntan las discrepancias que existieron, sobre todo, entre Herbert Asquith, Lloyd George o Edward Grey.

En suma, la película cumple con su misión de referirse a esos 37 días, simplemente. Ni puede extenderse a explicar por qué Europa era entonces una olla a presión que tenía que estallar antes o después, ni puede pisar la espantosa realidad de la guerra con sus frentes estables, ni referirse a la radical transformación de Europa que llevó consigo, ni explicar como se logró una auténtica globalización de la guerra. Son solo 37 días de maniobras, presiones, amenazas y dudas de lo que nos habla.

Todo en general es correcto en la película sin destacar especialmente en nada. La ambientación y algunos momentos de los actores sí que pueden destacarse, no obstante.
RARRA
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2
29 de agosto de 2013
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
La realidad es que nada más comenzar a ver la película a uno se le cae el alma a los pies. Al parecer priva en estos momentos lo que simplemente es inverosimilitud. La imaginación y la fantasía quedaron atrás hace tiempo.

Recuerdo bien la serie de TV Misión imposible. Comenzó a emitirse en 1966 y pertenecía género de espionaje. Duró siete temporadas y semanalmente ofrecía un buen entretenimiento de algo menos de una hora. Los protagonistas formaban un equipo de 5 personas que ponían en práctica ingeniosos planes de infiltración con la ayuda de algunos adelantos técnicos para la época.

De la televisión saltó al cine. En la primera de las películas, en 1996, conservó bastante correctamente el espíritu de la serie. Después fue apartándose de él lamentablemente, introduciendo elementos propios de las películas de acción. Conserva únicamente en esta cuarta película una pasajera referencia a la inconfundible música de Lalo Schifrin. La película se permite incluso reírse de su origen: los episodios de la serie se iniciaban con una grabación en magnetófono que, al final, anunciaba que el mensaje se destruiría automáticamente. Y así sucedía, emitiendo algo de humo. Pues bien, ese pasaje se incluye en la primera parte de la película y el artilugio no se destruye automáticamente, sino que el inefable Tom Cruise tiene que darle un golpazo.

Se afirma unánimemente que es una película de acción. Éste es un género perfectamente definido por Vincent Pinel. Surgió como tal género en la década de los 80. Como dice este crítico, la película de acción “encadena sin interrupción escenas de acción hipertrofiadas” y añade que se trata “de no permitir ver y pensar”. El guion no importa. Aunque destaca que se trata de películas cuidadosamente preparadas y promocionadas para dirigirse a un público previamente seleccionado. La cosa es evidente.

Pero Protocolo Fantasma añade habilidosamente algo importante a la película de acción: el suspense que provoca en el espectador una sensación de angustia o ansiedad, ya que se le anticipa un daño o un peligro próximo a acontecer. Probablemente eso es lo que permite que la película sea considerada como entretenida pese a su parcelación en varios escenarios y problemas y a su duración de más de dos horas. Habilidosamente el guion introduce ese suspense en la última parte de la película, aunque sea utilizando el manoseado recurso de la cuenta atrás, y tras esa angustia, incorpora con descaro música de violines, exaltaciones del espíritu de grupo, confesiones y conciliaciones y hasta una tímida sorpresa de índole familiar. Marketing y manipulación no faltan, desde luego, a la película.

Los actores no necesitan esforzase mucho, más allá de las “golpisas” y las “balaceas” como se decía en los doblajes que, desde fuera de España, nos permitieron ver la serie, cosa que aún agradecemos. Tom Cruise con más de un cuarto de siglo en cada pierna sale más tieso que un ocho de atropellos, caídas y aplastamientos. O sea, algo así como una tomadura de pelo.

Las películas Esteso, Ozores y Landa entretenían también a muchos ¿o no? ¿Y por eso había que ponerlas por las nubes? Pues no: eran películas simplonas como ésta, para entretener. Como ésta y además sin disfrazarse de ovejita.

En fin: al palomitero le gustan las películas de acción. Le entretienen: la acción y las palomitas.
RARRA
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6
19 de septiembre de 2012
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 7 de enero de 1941 se inauguró un espacio en una radio norteamericana una serie de programas la radio bajo el título “Inner Sanctum Mystery”. Fue un espacio que tuvo indudable éxito ya que duró hasta 1952 y constó de 526 episodios. Por el pasaron figuras como Orson Welles, Boris Karloff o Frank Sinatra. Junto a estas emisiones, la Universal produjo una pequeña serie de seis películas protagonizadas por Lon Chaney Jr. tomando argumentos de la serie radiofónica. La idea formaba parte de las series de terror, ciencia ficción y suspense que había venido desarrollando desde 1923, series que se la conoció como “Universal Monsters”.
Doctor Muerte (Calling Dr. Death) es la primera película de esa pequeña serie y el primer trabajo de Reginald Le Borg, tras su incorporación a la Universal a principios de los 40. Se trata de una película de suspense, muy alejada del terror, que en ciertos momentos recuerda el estilo de un Hitchcock que ya había hecho su recorrido europeo. Es un producto clásico de la serie B de limitados medios en personas y escenarios, pero tiene esa dignidad típica de bastantes películas de la serie.
Lon Chaney ocupa el papel principal, el de un médico que practica el hipnotismo como terapéutica y que sufre una amnesia temporal que le deja indefenso ante una serie de pistas que le señalan como asesino de su esposa. La cosa se complica cuando otra persona es acusada y condenada de ese asesinato y el protagonista, el Dr. Steele, es atormentado por la idea de que es inocente, siendo él el verdadero culpable. La película discurre entre el apoyo que le presta su enfermera Stella (interpretada por Patricia Morrison) y el acoso de que le hace víctima el Inspector Gregg (J. Carrol Naish). Por esa razón junto al componente de suspense parece el propio de película psicológica, que da lugar a una casi constante utilización de la voz en off para expresar las ideas del Dr. Steele.
La película mantiene así su interés hasta el final sin aspectos que merezcan destacare o criticarse especialmente. O sea, un entretenida película de la serie B de los 40 si más.
RARRA
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9
19 de octubre de 2012
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Rocco y sus hermanos es un formidable melodrama. Como tal, conlleva una fuerte dosis de exageración y exceso en los hechos y en los caracteres de los personajes. Por ello sea probablemente imposible dar a un melodrama cinematográfico la máxima excelencia en términos absolutos, ya que, de alguna manera, es algo tramposo, algo dirigido a conmover al espectador. Esta reacción del espectador es el triunfo del melodrama.
Pero si, desde ese planteamiento, no se puede dar a “Rocco y sus hermanos” la máxima puntuación de 10, sí que se podría dársele esa calificación a lo que es puramente película, es decir esa complicada combinación de dirección, fotografía, interpretación, banda sonora… Es una película que ofrece un raro nivel de perfección en todos estos aspectos y en ese sentido puede calificarse de excelente. Los elogios son tan repetidos y justificados que no es preciso reiterarlos. Un película fuera de serie.
Quizá se ha exagerado la referencia a la emigración como problema central de la película. La emigración de la familia Pandoni es una circunstancia, pero en modo alguno el núcleo del melodrama. La nostalgia de Rocco por su Lucania no deja de ser un dato más para reforzar la imagen de su bondad, aproximándole al buen salvaje rusoniano, alejado así de su contaminado hermano Simone que fue bueno hasta llegar a Milán.
El melodrama necesita eso: bueno muy buenos hasta pasar en momentos por idiotas; y malos muy malos, donde ningún acto noble es concebible. Pro hay que insistir: normalmente, el melodrama da paso a películas espantosas e insoportables; en este caso, Visconti toma un melodrama para convertirlo es una obra maestra, hasta llegar a hacer olvidar que es un melodrama.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
RARRA
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