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España España · Madrid
Críticas de Pedro
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Críticas 265
Críticas ordenadas por utilidad
10
21 de octubre de 2005
48 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué fácil resulta enamorarse de Katharine Hepburn en esta extraordinaria película. Realiza un trabajo en el que brilla con luz propia y llena a su personaje de magia y atracción especiales. ¿Qué decir de Cary Grant y James Stewart? El segundo, ganador del Oscar a mejor actor por esta interpretación, y el primero, con su habitual carisma en estado más de gracia si cabe. El trío da forma a la que perfectamente podría considerarse la comedia por excelencia de todos los tiempos.

Magnífico guión que constituye el plato fuerte de la cinta junto a las interpretaciones y perfecta dirección de actores de Cukor, al que la genialidad del equipo le permitió rodar la película en ocho semanas sin necesidad de repetir tomas.

La historia mezcla a George Kittrige, un futuro marido falto de chispa, con C.K. Dexter Haven, un exmarido pícaro y desvergonzado dispuesto a impedir la boda, y a Macauley Connor, periodista que pretende cubrir la ceremonia de la alta sociedad de Filadelfia y termina deslumbrado por la prometida. Entre medias de los tres hombres está ella, la radiante Tracy Lord, que se debatirá con dudas morales y sentimentales que terminarán dejándonos momentos excepcionales. La escena de la noche de borrachera entre ella -Katharine Hepburn- y el periodista -James Stewart- es una de esas que quedará indeleble para la memoria del séptimo arte.
Pedro
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8
25 de enero de 2008
53 de 79 usuarios han encontrado esta crítica útil
A través de la aventura y el placer del viaje, Sean Penn en su cuarto trabajo tras la cámara, nos introduce realmente en reflexiones sobre el ser humano y la búsqueda de respuestas de un joven que emprende un proceso para encontrarse a sí mismo -un viaje también interior, probablemente el más importante-. Basándose en la realidad vivida por Christopher McCandless, la película acompañada por una muy buena fotografía con excelentes paisajes y retratos de variopintos personajes, nos descubre las entrañas de un chico que un buen día decidió cambiar su vida prescindiendo de todos los bienes posibles para preguntarse aquello que nos decía la ya vieja “The logical song” del grupo musical del que tomará su falso apellido: ¿Quién soy?

La historia se divide en diferentes etapas según el aprendizaje hacia el desapego de lo material durante su peregrinaje: la iniciación, la madurez, la sabiduría… Etapas todas ellas contadas mediante flashbacks recurrentes desde el destino final de Christopher, donde finalmente anotará en uno de esos libros que siempre le acompañaban la ansiada respuesta de su búsqueda, la cual los espectadores descubriremos junto con él al acabar la emotiva proyección. Si bien ese empeño últimamente muy de moda de meter flasbacks en historias que podrían perfectamente llevar un desarrollo lineal no termina de ser señal de agudeza de los guionistas, en este caso no supone demasiado inconveniente ni resta viveza a la narración que se mantiene en todo momento sin decaer.

Un buen día también yo conocí a Alexander Supertramp. Me dijo que quería irse a vivir aislado en plena naturaleza, donde se respira libertad, porque pensaba que sólo de esa forma el hombre podría ser plenamente feliz. A pesar de que varias veces, preocupado, le comenté que no podría sobrevivir sin nada, siempre terminábamos discutiendo e insistía en que era yo quien estaba atado a cosas sin las que no era capaz de vivir al mismo tiempo que no podía ser feliz con ellas. Una buena mañana, cuando abrí la puerta de su cuarto, se había marchado. Desde entonces nunca más supe de él y allí me quedé lleno de temores, asombrado al discernir que no sentía miedo realmente por lo que pudiera sucederle, sino por si a su modo él sí alcanzaba de verdad la felicidad.

Perfectamente compaginado entre Jack London y Tolstoi, Christopher-Alexander vivirá su particular “llamada de la selva” indagando en el alma de las personas y en la suya propia para también aprender de sus propios errores y encontrar un sentido en soledad, bajo las cumbres nevadas, junto a bosques y ríos torrenciales, mirando el azul del cielo salpicado por las nubes allá donde se pierden los caminos…
Pedro
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8
14 de septiembre de 2022
37 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película recrea con belleza artística una localidad ficticia en Carolina del Norte llamada Barkley Cove y sus alrededores salvajes, aunque en realidad la muy lograda fotografía y ambientación del rodaje se lleva a cabo en otro lugar retratando las esencias sureñas de mediados del siglo pasado en un bonito entorno protegido de lagos y marismas y en un par de localidades cerca de Nueva Orleans, Luisiana.

Buena parte de la filmación no fue sencilla, debido a las inclemencias dentro de un pantano real, pero el resultado es más que notable. Una película con alma femenina, desde el origen en la novela de la también zoóloga y conservacionista Delia Owens que refleja una parte de sí misma en el personaje de Kya Clark, hasta la dirección de Olivia Newman en su segundo largometraje; la producción de la también oscarizada actriz Reese Witherspoon; la fotografía de Polly Morgan, única mujer hasta hoy acreditada simultáneamente en las Sociedades de Directores de Fotografía de Estados Unidos y de Reino Unido; pasando por el guión adaptado de Lucy Alivar, dramaturga además de guionista; con una excelente canción folk titulada "Carolina" de Taylor Swift durante los créditos finales cuya letra y música encajan perfectamente con las sensaciones de la película; y con la interpretación de mérito y dando absoluta relevancia a su papel protagonista de Daisy Edgar-Jones.

El conjunto es una buena película que mezcla un thriller de misterio en torno a un crimen y la acusada llevada a juicio, con el propio drama de la protagonista y su tesón por amar y subsistir en el entorno de una vida de maltratos físicos y emocionales con desengaños tras ilusiones románticas perdidas. Personalmente desde el comienzo me atrae el personaje de Kya y me engancha su sensibilidad, su entereza para luchar y salir adelante, y cómo se refugia en sus peores momentos en aquello que la rodea desde su infancia: la naturaleza, hasta aprender a reflejarla en los papeles como medio para protegerse y sobrevivir. Esto es incluso un mayor aliciente para ver la película que el contexto adicional y algo secundario de intriga de la misma, aunque obviamente están intrínsecamente relacionados.

Me sorprenden particularmente algunas críticas profesionales negativas tras su estreno. La narración puede que no esté llena de grandes novedades argumentales o giros demasiado sorpresivos, que sea más ficción romántica que realismo amargo, pero además de no ser eso en sí ningún inconveniente, está bien desarrollada y tratada, contando una historia ciertamente hermosa en un entorno hermoso. Será cuestión de sensibilidades según uno se va haciendo mayor como yo.

Ya sabes, si alguien quiere hacerte daño, refúgiate tú también "where the crawdads sing"...
Pedro
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6
17 de enero de 2014
37 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tres horas de metraje, quizás sobrecargados de extravagancia y momentos de delirio casi surrealistas, pero donde Scorsese deja entrever su personal estilo de rodaje, que con un montaje de mérito al servicio de un DiCaprio interpretando en su salsa completan una interesante adaptación.

Martin Scorsese parece llevar su "Uno de los nuestros" a Wall Street. Otro tipo de delincuentes, pero con vida de excesos y consecuencias a la medida. Es inevitable la comparación, y tal vez por esto "El lobo de Wall Street" pasa más como una entretenida frivolidad, algo sobreactuada, donde no llegas a empatizar con estos sinvergüenzas del capital como uno lo hacía con esos gánsteres de Brooklyn, ni a envolverte en ese ritmo endiablado que aquí se intenta aproximar pero sin alcanzarlo. Quizás porque el argumento realmente no da para tanto metraje y hay instantes en los que se reiteran escenas con el mismo fin de mostrar un hábito de vida pero sin ayudar mucho a avanzar la trama.

A pesar del esfuerzo y buen hacer del protagonista casi absoluto -Leonardo DiCaprio-, son los personajes de menor aparición: su mentor en los inicios de la película -Matthew McConaughey- y el agente federal -Kyle Chandler- quienes mejor sabor me han dejado y de los que he echado de menos un desarrollo más ambicioso. Me quedo no obstante con dos escenas de ambos... El primero con el discurso que al comienzo engancha al protagonista con ese "himno" que podría ser el lema de la ambición, y el segundo con una corta escena sin diálogo alguno hacia el final de la película viajando en un vagón de metro que como dice la frase popular: "vale más que mil palabras".

Contrastes. Los mismos que hay entre los mundos del corredor de bolsa Jordan Belfort y el agente Patrick Denham. Los que separan las vidas del común de los mortales de quienes manejan los hilos de la corrupción.

Al final las sensaciones están divididas. Por una parte minutos de sobra centrados demasiado en la vida frenética del protagonista al mismo tiempo que se desaprovecha profundizar en personajes interesantes, y por otra parte una visión de la historia y una realización con la marca de la casa Scorsese que además de dinamismo deja algo en lo que pensar.
Pedro
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7
12 de diciembre de 2011
30 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estamos ante todo un alegato por la igualdad de la mujer, ambientado en un pequeño pueblo bereber, y basado en un suceso real de 2001 en una aldea de Turquía. Como el propio director ha indicado, bebe a su vez del mito de "Lisístrata" de Aristófenes, cuando las mujeres griegas con el fin de forzar la paz negaron a sus hombres las relaciones sexuales.

La historia a pesar de sus raíces en un hecho tangible y del previo trabajo de investigación cultural realizado por el autor, probablemente porque Mihaileanu no encontró a la realizadora árabe que buscó para que diese profundidad al contexto en el que desarrolla su guión, está algo desarraigada; mostrándose más como una fábula universal localizada en un lugar imaginario que como el análisis histórico de una etnia y su verdadera cultura. Lo cual no es en sí erróneo ni acertado, simplemente diferente si sabemos apreciarlo, y en el fondo sí revelación de una realidad de muchas mujeres discriminadas y tratadas aún como posesiones. Así la película, aun con final algo edulcorado como el de un cuento, no deja de llamar a la rebelión contra la injusticia, recordando que con tesón y sacrificio es posible el triunfo de una causa justa.

Por lo demás, se nos describe un entorno bello y bien ambientado que a través de una interesante fotografía con el predominio de colores ocres (casas de barro, montañas y tierras áridas del desierto), con la partitura de Armand Amar mezcla de música clásica y reminiscencias sonoras árabes interpretadas por la Orquesta Filarmónica de Praga, y un reparto que se esmera en interpretaciones que aúnan naturalidad dramática con pinceladas cómicas, nos acerca al corazón de un movimiento real que intenta abrirse paso desde las entrañas del mundo islámico para hacer compatible el Corán con la liberación de la mujer. Una mujer que incluso en occidente, a pesar de su teórico adelanto en este terreno, aún debe seguir luchando día a día por un reconocimiento para el que desde algunos estamentos sociales aún se muestran reticencias.

Porque ellas son la otra mitad de la vida, son quienes completan el sentido de la existencia humana.

"No tendré ninguna relación con mi esposo o mi amante.
Aunque venga a mí en condiciones lamentables.
Permaneceré intocable en mi casa.
Con mi más sutil seda azafranada.
Y haré que me desee. No me entregaré.
Y si él me obliga, seré tan fría como el hielo y no me moveré.
No levantaré mis zapatillas hacia el techo.
Ni me agacharé sobre mis cuatro extremidades, como la leona de la escultura.
Y si mantengo este juramento permitidme beber de esta copa.
Sino que mi propia copa se llene con agua."

(Juramento de la rebelión de las mujeres. "Lisístrata". Aristófenes. 411 a. c.)
Pedro
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