Me puse delante de Lady Bird esperando lo que la crítica prometía, un personaje singular en un film especial. Dejo pasar minutos donde el guionista juega a rellenar páginas insustanciales, respiro, y sigo esta vez esforzándome en canalizar mis emociones.
No encuentro nada que justifique verla, ningún personaje muestra un atisbo de simpatía o antipatía, la desidia inunda una historia más aburrida que la obra de teatro del instituto que lady bird protagoniza.

Como se disfrutan los primeros tres episodios, y como te vas decepcionando a medida que sigue la serie. Evidentemente es muy difícil salir airoso de un mundo distópico como ocurrió con la excelente DARK, en 1899 se intenta dar con esa tecla otra vez pero se queda en eso, un intento de calidad.
El fallo podría ser el exceso de metraje, que ciertos personajes no aportan nada y es muy evidente su relleno a medida que pasan los episodios.
No es genial pero tampoco pensarás que has perdido el tiempo.

Impresionante Sarah Bolger, carismática y efectiva. Una película que te agarra por las gónadas desde el primer segundo y sigue contigo hasta la escena final.
Planos cuidados, personajes reales, no aprecias ni una sola opinión de la dirección, eres un espectador más ante esta historia maravillosa, con el martillo en la mano.

Obviando la fuerza del personaje real. Cinematográficamente es muy básica, su guion llega a ratos a ser pueril y minimalista, repetitivo y cansino.
La construcción de los personajes es vacía, huye de los temas más controvertidos como que la clase media-alta alemana que apoyo a los nazis después con la guerra ya perdida hablaba de ellos como ocupadores, una idea vendida en la Alemania de hoy en día para justificar el genocidio judío.
Es realmente sencillo construir una película de buenos buenísimos y malos malísimos, lo malo que cuando se relata un hecho histórico muchas veces existen mil tonalidades de grises y eso es lo que un buen cinéfilo sabe apreciar ante una película.

Planteada como una auténtica poesía cinematográfica ,con imágenes memorables se estrella estrepitosamente ante la mejorable interpretación de Gyllenhaal y la carencia de fuerza interpretativa de los secundarios. Solo Amy Adams parece entender lo que el guión busca de un relato precioso pero excesivamente plano.

En definitiva recuerda al mejor David Lynch, pero sería necesario un poco más Tarantino para que te quemaran las entrañas al verla.
.