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España España · Santander
Críticas de javi_crm
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Críticas 64
Críticas ordenadas por utilidad
7
18 de enero de 2023
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Más que una película de vampiros, Déjame entrar es un cuento de vampiros. Ésta es una historia de amor encantadora que retrata sin piedad la naturaleza de las relaciones personales.

Alfredson presenta un trabajo tan libre que no se ve siquiera amenazado por las cadenas y clichés del género. Todo es nuevo en esta cinta y supongo que por eso su resultado cautiva como lo hace. Sorprende su acabado y formas realistas, así como su equilibrio entre lo desgarrador y lo sutil, entre lo trágico y lo cómico, no tanto por las situaciones que plantea, sino por el tono que subyace y que podría ser tanto crítica como burla. Todo sucede con tranquilidad, bajo un ritmo más natural que pausado que viene a reafirmar la seguridad en la cinta que transmite el director.

Fría como el clima en el que se desarrolla, hay sobriedad y aparente sencillez en su despliegue técnico, pero de alguna manera se las apaña para provocar ternura. Onírica hasta volverte insomne, es capaz de permitir que se cuelen el amor y la compasión entre el horror de sus sombras. Se hace sin artificios, luces o efectos especiales, todo con elementos mínimos y valiéndose del lenguaje cinematográfico. Es una película para impactar al espectador, brutalmente romántica y cálidamente aterradora. No importa qué se piense de los vampiros, estas menos de dos horas de tensión lírica van a cambiar esa idea. Será mejor preparar el cuello y dejarse morder.
javi_crm
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7
18 de enero de 2023
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Hay una tendencia exagerada a priorizar la forma y el estilo sobre cualquier otra cosa, en lugar de permitir que ésta se adapte a la historia en función de sus necesidades. Ésta es una de las principales virtudes de esta cinta. End of sentence es, ante todo, un drama equilibrado. La película podría encajar en el arquetipo de road trip, siempre con la particularidad de estar abierta a los desvíos y a tomar las salidas equivocadas. Lejos de ser un defecto, como en la vida, esto puede considerarse perfectamente como parte del trayecto, de modo que nada importa si, como es el caso, uno termina en el destino correcto.

La verdad es que los paisajes y las costumbres irlandesas, que sirven de contexto a la película, son siempre de gran ayuda para conducir cualquier historia, pero también hay que reconocer su mérito al director novel que es capaz de proporcionar una narración emotiva al relato. Presenta el argumento a dos personas rotas, momentos buenos y momentos malos, y ofrece al espectador la posibilidad de reconciliarse consigo mismo. Las redenciones cinematográficas no sirven de nada cuando no alcanzan más allá de la pantalla.

Entre toda la belleza que la ambientación ofrece, es importante destacar la química entre los dos protagonistas, ya que son ellos buena parte del sustento del filme. Hawkes ofrece una interpretación a su nivel habitual y Lerman, siempre solvente, confirma que brilla mucho más acompañado que cuando trabaja en solitario.

En definitiva, puede encontrarse aquí cine sin ningún tipo de pretenciosidad cuyo visionado resulta de lo más agradable. No es poco y, en mi opinión, eso es lo menos que uno debe esperar de la industria del entretenimiento.
javi_crm
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7
18 de enero de 2023
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La primera palabra que me viene a la mente para referirme a esta cinta es “sorpresa”. No sabía nada de ella y me esperaba un entretenimiento ligero. Y ligero es, nunca llega a agobiar como debería hacer el calor de Madrid en agosto.

Sin embargo, es maravilloso cómo conjuga esa ligereza de lo cotidiano con una profundidad latente que todos tenemos. Lo que somos, cómo vivimos, las decisiones que tomamos, las relaciones que tenemos, todo nos acompaña siempre y en esta película sale a la luz de forma ordenada y delicada.

Es una historia común que, con planos acertados y movimientos de cámara estudiados al milímetro se acaba convirtiendo en un cuento. Es un cuento que, a base de detalles íntimos, se transforma en un relato fantástico que resulta de lo más estimulante.

Jonás Trueba conmueve y lo hace porque tiene algo que contar: a veces a través de los diálogos y otras mediante recursos mucho más elocuentes. Esto lo justifica todo y lo dota de sentido.
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7
18 de enero de 2023
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Han pasado unos cuantos años desde que vi esta película. De vez en cuando la pienso, siempre en positivo, pero nunca me he atrevido a recomendársela a nadie. Culpo de ello a su desconcertante tercer acto, que sigo sin saber si entendí y que, desde luego, me sacó de lo que yo creía que era el tono de la película.

Dicho esto, Glassland es un trabajo excepcional. Es sobre todo un detallado retrato de sus personajes, pero también una mirada a las familias desestructuradas, a los estragos del alcohol y a las relaciones materno-filiales que se alejan del tópico. John es un joven taxista dublinés que vive con su madre alcohólica y tiene que compaginar su cuidado con el intento de sacar su propia vida adelante.

Barrett presenta una madre y un hijo con los roles invertidos y un drama sosegado que va creciendo para explorar los límites del amor familiar. Los protagonistas arrastran heridas profundas que donde mejor salen a la luz es en las escenas sin diálogos, sin duda las más intensas y elocuentes del filme.

Quizás uno de los puntos más fuertes de Glassland sea la presentación de John, que en apenas un par de secuencias ha sumido al espectador en su rutina. Está filmada con calma, prestando atención a cada detalle y sin planos gratuitos que no tengan algo que contar. Cobran mucha importancia también los simbolismos y abundan las metáforas: semáforos, ventanillas empañadas, botellas, gorras,…todo tiene significado en Glassland. Barrett no lo explica de forma explícita, pero tampoco lo esconde al espectador dispuesto a apreciarlo.

Ésta es una película tan pequeña que a pesar de contar con dos actores de altísimo nivel y reconocimiento, ha pasado totalmente desapercibida. Por cierto, maravilloso el dúo Collete-Reynor, óptimos los dos a pesar de manejarse en registros tan dispares dentro de su tóxica relación. Glassland es una melodía triste, un grito sordo y desesperanzador tras el que se esconden sacrificios, anhelos, frustraciones, nostalgia y las piezas para recomponer un poderoso mensaje no exento de ética. O dicho de otro modo, una demostración de amor incondicional.
javi_crm
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7
18 de enero de 2023
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Ésta es la historia del hábito y el monje, en la que el espectador asiste perplejo a la transformación en monstruo de un joven alemán. Willi Herold es un desertor que huye del campo de combate y encuentra el uniforme de un capitán de la Luftwaffe que utiliza para protegerse del frío y favorecer su huida. Es mágico el proceso por el que comienza a darse cuenta de que todo aquel que se cruza asume automáticamente que es un oficial de alto rango. La pantalla refleja cómo el ser humano llega a ser capaz, no sólo de cometer, sino también de justificar los actos más terribles. Y al mismo tiempo, denuncia cómo puede contemplarlos sin intervenir.

El estilo narrativo bordea en ocasiones el absurdo, consiguiendo reforzar la fuerza e impacto de su mensaje. La fotografía, por su parte, es bella y sobria, en contraste con las macabras imágenes que muestra. Es difícil de entender el uso del blanco y negro, que parece más un capricho y que un recurso estilístico, pero tampoco desluce el producto final. Aunque no siempre es capaz de mantener una fuerza constante durante todo el metraje, el resultado es sobrecogedor.

El Capitán es una película rotunda, delicada y terrorífica al mismo tiempo. Es una mirada al origen del mal en la que la cercanía de la cámara la convierte en un cuento de miedo susurrado al oido. Para el recuerdo queda, cuando uno cree que ya no puede sufrir más impacto que el plasmado en la cinta, el regalo final de los títulos de crédito: un asombroso epílogo y colofón al dilema moral planteado, que trasciende las salas de cine y acompaña al espectador allá donde vaya.
javi_crm
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