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Críticas de VíctorVirgos
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Críticas 82
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
10
5 de diciembre de 2011
1 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se trata de una magistral concatenación de aventuras emocionantísimas, trepidantes, donde el aburrimiento es algo totalmente ajeno, inimaginable y del todo inadecuado para un trabajo de tan hermosa manufactura y talante tan entretenido.

Steven Spielberg nos presenta a este archifamoso reportero, con más recursos que aquel mítico Mc Gyver, en una historia de misterio, aventura y emoción en torno a un barquito de madera, que Tintin compra a precio irrisorio en un mercadillo callejero donde venden zarandajas inútiles al costo.

Aunque efímeros, son imprescindibles los personajes de Fernández y Hernández, un dueto de bobalicones irresolutos que "dicen ser agentes de la ley", aunque parezcan una pareja mal avenida de cómicos circenses, con sus galimatías embarullados y divertidísimos.

No se hace esperar la trama emocionante ni nos apabulla con arsenal de fotogramas absurdos o inconexos,

"Las aventuras de Tintin, el secreto del unicornio" es una película con la cual se lo pasarán en grande "los peques" y los mayores que no han olvidado que un día fueron ellos "los peques".

No hay espacio para la modorra ni el sopor, pues Spielberg conduce una historia de malvados, persecuciones y misterio con la maestría de un tejedor de sueños.

Si bien hay que tener en consideración las células grises del reportero, pronto se apercibe uno de que la mitad de su mérito se lo debe a ese revoltoso perrito blanquito y zascandil que le acompaña a todas horas, Milú, un fox-terrier aplicadísimo con visos de "super-héroe perruno".

Desde el mismo instante en que Tintin se hace con esta fruslería de galeón de madera uno no ganará ya para emociones y vuelcos de corazón, todo envuelto en un precioso halo de fantasía y sonrisas compartidas.

En esta historia nos topamos con un "malo malísimo" con nombre goloso y azucarado, Sakharine, descendiente del abyecto pirata "Rackham el rojo", enemigo acérrimo del valeroso capitán Haddock.

Sakharine cuenta con una horda de ineptos facinerosos para poner al pobre Tintin contra las cuerdas y hacerse con el dichoso barco de madera.

Son alucinantes y sobrecogedoras las escenas del águila, con los pergaminos que pasan de mano en mano como "la moneda que todos veneran pero nadie se queda..."

También es magistral la batalla naval entre el barco pirata de "Rackham el rojo" y el maravilloso espadachín Haddock".

En cuanto al capitán Haddock, la película no sería lo mismo sin sus acertadísimas intervenciones entre trago y trago, pues su estado natural parece la ebriedad y de ella salen momentos divertidísimos.

En definitiva, una película divertidísima para "niños grandes" y "peques".
VíctorVirgos
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10
8 de noviembre de 2011
2 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magistral la interpretación del alienado César, un portero solitario y de aspecto entre fantasmagórico y tétrico acuciado por una obsesión compulsiva y paranoide focalizada en su pizpireta y simpática vecina Clara (Marta Etura).

Después de ver la película de Balagueró es comprensible el asalto a mano armada de la duda, el recelo mayúsculo y el espeluzne con caracter global y sin excepciones, amén de la incertidumbre de apostar por la confianza que depositamos habitualmente en guardias de seguridad, celadores, conserjes o porteros.

Después de ver "Mientras duermes" lo más sensato parece atrincherarse en el fortín enrejado de nuestro hogar como si fuesemos reos tal que aquel Conde de Montecristo.

Comienza la radiografía de este personaje lúgubre y esquivo con una proyección espeluznante de su universo mental perturbado; eremita y enfermizo, no halla en su vida un lucero que alumbre mínimamente su miserable existencia de amargura y vacuidad espectral.

A tales reflexiones llega César desde la exigua plataforma de una azotea que mira con vertiginosa osadía al vacío letal. Tentativa de suicidio que pone nombre y casi un epitafio a sus días de monocorde tristeza.

El desasosiego y la agonía cobran vida en la faz moribunda de su madre, postrada en la cama de un hospital, mientras su malogrado vástago diserta elucubraciones monólogas sobre su amor platónico por la vecina.

Intensas panorámicas de la atormentada mente de este portero solitario en los planos y escenas en las que le vemos convertido en intruso invasor, que se adentra sin el menor escrúpulo en los recovecos más íntimos de la privacidad de Clara en su piso vacío.

Pone coto a su desquiciado frenesí la pequeña y descarada chantajista Úrsula (Iris Almeida), una vecinita descarada y osada que conoce sus secretos y sus fantasías más escabrosas.

Bastante repugnante la escena de la cocina invadida por cucarachas y, probablemente, el momento más intenso de la película, a la par que angustiante y sumamente embarazoso, lo encontramos cuando el portero se halla oculto en el apartamento, como un hurón o una marta cibelina en su madriguera, y Clara regresa junto a su novio. Ahorrémonos los detalles...

Luis Tosar, excepcional actor de marchamo nacional, plasma de manera magistral la imagen del portero solitario y fisgón, obsesivo y siniestro, que merodea por rellanos, abre y cierra puertas ajenas como un alma en pena, con sus pensamientos rompiendo el silencio...
VíctorVirgos
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1
1 de noviembre de 2011
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Probablemente la película de Joe Knee sea el producto más infumable que se haya pergeñado en los anales de la historia del celuloide en el género del terror; clasificación que, en este caso, es más bien un insulto contra joyas del género como: "El Exorcista", "Al final de la escalera", "Poltergeist" o "Terror en Amytville". Espeluznes, gritos, sobresaltos y demás están fuera de toda lógica en esta burda parodia del género que hicieran glorioso gente como Peter Lorre, Boris Karloff o el inolvidable Drácula interpretado por Christopher Lee.

En esta cinta desdeñable y olvidable se nos presenta a un grupo de mequetrefes de escasa capacidad neuronal que decide pasar el rato en una cabaña aislada en medio de un idílico paisaje canadiense, con sus cristalinos lagos y un trasfondo festoneado de esbeltos y majestuosos pinos.

El elenco protagonista demuestra unas dotes para la interpretación tan bochornosas como las de Mortadelo y Filemón para atrapar a maleantes. Si de por sí ya se nos atraganta semejante dislate interpretativo, cualquier niño de guardería pone más interes en su primera obra de teatro que estos botarates, se nos agravia de manera ultrajante con la inclusión de tres brujas "retro-góticas" inverosímiles que parecen modelos de Chanel con exceso de rimmel, de sombra de ojos, pintalabios y maquillaje....

El trío de nigromantes, muy bellas y poco más, dan más pena que miedo. El presunto gancho-trama de este bodrio nos cuenta las desventuras de los bobalicones excursionistas; cómo van sufriendo la ira descontrolada de las malvadas hechiceras.

El único modo de soportar este sub-producto entre el "reality-show" y el "Show de Benny Hill" con tinturas de terror es en buena compañía: amigos, pareja sentimental... de otro modo la primera intención será "cortarse las venas"....
VíctorVirgos
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7
12 de octubre de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Derroche de imaginación y entretenimiento por doquier en una película de corte doméstico, ideal para pasar un buen rato en una típica tarde de cine casero con la familia y una cohorte de "caritas sonrientes", (niños), y adultos que, como cantaban Los Secretos, "quieran volver a ser un niño".

Larry Daley (Stiller) pasará un día inolvidable en su primer día de trabajo en el Museo de Historia y Ciencias Naturales después de hacer payasadas con el teléfono y contemplar alucinado cómo un gigantesco Tiranosauriux Rex le hace "carantoñas" para que juegue con él a "Lánzame el fémur, el omóplato o lo que surja para que yo lo coja".

La quietud de la noche en ese museo silencioso y vacío cobrando de pronto vida tiene una innegable carga bipolar de espanto y situaciones de lo más desternillantes, como la sesión de bofetadas entre el díscolo monito Dexter y el arredrado guardia de seguridad Larry Daley.

Por si no fuera suficiente, Daley tendrá que lidiar también con la ira furibunda del vandálico trotamundos Atila, (Patrick Gallagher), empeñado en desmembrar a todo lo que se menee.

Están genial las peleas perpetuas entre el pretor romano y el cowboy Jeddediah (Owen Wilson), así como la historia de amor platónico que el ex-presidente de los Estados Unidos, Franklin Roosevelt, siente por la bellísima Sacajawea (Mizuo Peck).

El impotente Daley tendrá que controlar además, para que no salgan del museo, a una reducida colonia de homínidos, feroces leones, cebras, diplodocus o mastodontes de la Era Glacial. Muy entretenida.
VíctorVirgos
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5
25 de septiembre de 2011
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más de lo mismo con el inefable Johnny Deep como el histriónico Sparrow al frente de esta iteración previsible de piratas en busca, en esta ocasión, de "La Fuente de la juventud". Londres, nebulosa y claroscura, es el punto de partida del taimado Sparrow para hacerse con una tripulación en tiempo record que le conduzca nada menos que a la balsámica "Fuente de la juventud", codiciada también por una numerosa pandilla de truhanes nada afables.

Comienza la película sin preámbulos ni flojera, más bien trepidante y briosa con la divertidísima fuga de Sparrow en una calesa que atraviesa la ciudad "a toda pastilla", muy fiel esta escena al típico género de aventuras que tanto granjeran gente como Errol Flynn o el mítico Kirk Douglas.

La aparición de Penélope Cruz (Angélica) en esta cinta es más bien olvidable, lánguida, casi aburrida. Sorprendente tal vez, en todo caso, en el duelo a espada entre Sparrow y el insólito clon de sí mismo (Penélope Cruz)

Está francamente bien la ténebre iluminación y ambientación escénica, procelosa y difuminada en un océano de grises lúgubres, e interesante el motín en el barco del malvado Barbanegra, donde el malhadado Sparrow cae prisionero. Me gusta el toque épico-mitológico con la aparición de las bellísimas sirenas cantarinas y carnívoras que surgen del mar de un modo fantasmagórico y prometedor de espeluzne y escalofríos. La batalla contra estos seres subacuáticos es de lo más emocionante.

En definitiva, combates muy teatrales que parecen coreografías orquestadas muy al estilo del género de aventuras clásico.

Muy adecuados y bonitos los escenarios de jungla donde desembocan los codiciosos piratas para hacerse con la fórmula mágica para alcanzar la perpetua lozanía.
VíctorVirgos
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