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España España · Madrid
Críticas de Pedro
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Críticas 32
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
1
22 de marzo de 2015
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La otra fue Asesinos Natos, de Oliver Stone, y desde entonces, y mira que me he tragado mierda a raudales, nunca he sentido la necesidad imperiosa de abandonar una sala de cine. Decir que es mala es decir muy poco; hace sentir vergüenza ajena, asco, indignación, rabia, tensión... es posiblemente una de las peores "superproducciones" de la historia del cine de largo.

Cortar, he cortado muchas películas por insufribles, pero abandonar una sala es algo más íntimo, más liberador. En ese aspecto, este bodrio "me liberó".
Pedro
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2
21 de marzo de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un tonto, con una idea más tonta todavía, se va a fabricar a China su "producto"; así sin más. Se embarca en el viaje sin tener ni idea de nada, ni de la cultura, ni del idioma, ni de su propia estupidez, y una vez allí, en un intento de sacar adelante su idea, se mete en un problema tras otro, y en situaciones absurdas con un 'supuesto' empresario occidental de aparente éxito, que el director pretende presentar como graciosas, irónicas o sarcásticas, pero que no tienen ni el más mínimo detalle de talento narrativo, ni gracia, ni salero; el hecho de colocarnos al personaje al borde de situaciones sin razón aparente en un contexto 'desorientador' no logra, en absoluto, que creamos que lo que vemos es una espiral cómica que acabará resolviéndose astutamente; todo lo contrario: se ve zozobrar el pastiche desde el minuto treinta.

En el apartado técnico hay que decir que el montaje es lamentable; la fotografía con filtros lomográficos es espantosa y chirría mucho; las actuaciones caminan por el filo del ridículo más espantoso, por malas, poco convincentes y por someterlas a situaciones forzadas absurdas; de la banda sonora se salvan un par de temas, pero ni por ahí se puede coger algo con lo que defender este batiburrillo.

En definitiva, una cataplasma mental de la que es fácil olvidarse, pero que deja restos oleaginosos entre las dendritas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro
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2
14 de junio de 2014
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Dentro de la saga de películas de X-Men convendría que Singer (que debería haberse dedicado a lo que se podría presuponer por su apellido antes de rodar este despojo) nos explicase qué hacemos con la historia que conocíamos hasta ahora, si la desechamos, la reconstruimos, la olvidamos, la rememoramos, la lloramos o, simplemente, hacemos como si fuese el estafador J. J. Abrams el que manda en el cine, y Singer le secunda, y asumimos que X-Men ya no tiene por qué seguir una lógica o coherencia y que se puede deconstruir a antojo suyo para hacer caja sin más, y que nosotros, abnegados amantes de la ciencia ficción y de la honestidad cinematográfica, pues nos quedamos como siempre cuando nos la meten doblada y sin vaselina: con cara de gilipollas.

La película muestra sin pudor unos años 70 repletos de tecnología que ni siquiera hoy somos capaces de reproducir, y se quedan todos tan tranquilos. El anacronismo avergüenza, porque ni el más atrevido situaría tecnologías y diseños del 2010 para arriba en un año 73 en que lo más moderno era llevar campanas y cuellos de camisa imposibles en coches donde la servodirección sólo era para los americanos, o para los ricos. Así con todo la película se atreve a poner una cárcel en el corazón del Pentágono que bien podría llevarse un premio al diseño más innovador en un certamen actual, o unos diseños de robots para los que faltarían 30 años como poco. Y el sistema de reconocimiento ocular por láser de Cerebro, madre mía. Si asumimos que el Steampunk hace volar máquinas a vapor que sería imposible levantarlas del suelo en el siglo XIX, pues entonces también podemos asumir que en 1973 había tecnologías que permitían crear máquinas voladoras, con complejísimos "sistemas" informáticos de detección de mutantes, y con materiales de altísima eficiencia (los cuales todavía hoy son difíciles de emplear por escasos y exclusivos) como polímeros ultra resistentes; DE PANDERETA.

El problema es que los amantes del cine de acción (el que se consume con desgaste mínimo de materia gris) encontrarán en este film un campo labrado de ignorancia en el que pastar a placer y hablar maravillas... y podremos añadir a los que, con todo orgullo de raza, de ése que los amantes y lectores de X-Men prodigan cuando dicen eso de "yo es que me he leído todos los cómics" y "esto es la leche de las leches de bueno", disfrutarán con esta reinvención "ocurrente" fruto de una mente muy "creativa" (!). Pero el problema viene de la mano de los que creemos que engañar por engañar con tal de llenarse el bolsillo no es ético, aunque trates con seguidores que son capaces de tragarse cualquier cosa con tal de ver efectos especiales y tíos en trajes de caucho y látex; antes colaba casi todo, pero ya no. Ahora toca exigir un poco de trabajo a los guionistas, y un poco de coherencia a los que tienen que transmitir algo: los directores. Bryan Singer me gustó en los primeros X-Men, me empezó a oler mal después y ahora, sencillamente, me apesta. Con esta película tocaba respetar al espectador, porque retornaba a la saga por la puerta grande, y porque ya vale de prostituirlo todo por seguir haciendo más rentable si se puede lo que ya es rentable en sí mismo.

Podría dar una estrella al film, pero me voy a atrever a dar dos: una por mala, y otra porque Jennifer Lawrence está apetecible aunque seas gay. Para todo los demás MasterCard, que es lo que quieren estos de Jolibud: PASTA Y MÁS PASTA.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Pedro
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3
24 de mayo de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Cómo llega uno a Little Monsters, una cinta de bajísimo presupuesto y estrenada en unos pocos -y semidesconocidos- festivales de cine independiente? Pues por puro interés en el caso original que inspira el guión de esta película: el asesinato del pequeño de 2 años James Bulger, el 12 de febrero de 1993 en Liverpool, a manos de dos niños de 10 años.

Muchas personas habrán oído hablar del asesinato del pequeño James Bulger, porque en su momento conmocionó a la sociedad como pocos casos, por la crueldad de las acciones de los asesinos, dos niños de Liverpool que secuestraron en un centro comercial de Bottle al pequeño James y le hicieron recorrer varios kilómetros, entre torturas y vejaciones, hasta llegar a las vías del tren de la antigua estación de Walton & Anfield, donde lo masacraron de la forma más cruel e inimaginable, abandonando después su cuerpo en las vías para que el tren lo mutilase y así hacerlo pasar por un accidente. La imagen que quedó grabada en las cámaras del circuito de seguridad del centro comercial, en la que se ve a James de la mano de sus captores, dio la vuelta al mundo y se ha convertido ya, por desgracia, en una imagen icónica del siglo 20.

Pues bien, tras esta introducción en los hechos que dan inspiración al guión de esta película, comentaré mi impresión de la misma, que obligatoriamente tiene que ser desfavorable a pesar del interés inicial que me pudo suscitar.

David Schmoeller, un director prácticamente desconocido, con una decena de películas de bajo presupuesto en su haber, y mayoritariamente de terror, sin más méritos que haber trabajado dirigiendo algunos episodios de series más o menos conocidas, como Medias de seda o Renegado (ambas ancladas muy a principios de los noventa), escribe y rueda con mucha torpeza su propio guión, adaptando de forma libérrima el asesinato de James Bulger, con un presupuesto tan ajustado que bien podría parecer la ópera prima de un director de videoclips pasado al género mayor del cine casi como una exploración. El arranque promete, no se puede negar, pero a poco que se observen con detalle las interpretaciones y la dirección, vemos que estamos ante algo poco esforzado. También la dirección de imagen y los "decorados", cutres y caseros, ayudan a creer que estamos ante algo incabado, o a medio hacer, de un primerizo "muy" primerizo.

El casting es absolutamente irreconocible, lo que no ayuda a darle empaque, pero reconozco que he visto joyas en las que no se conocía ni al Tato y que acababan firmando un tratado de cine en toda regla, pero éste no es precisamente el caso. Aquí, con lo que uno no logra identificarse es porque, sencillamente, no merece la pena. Así sucede con varios personajes centrales que bien podrían estar interpretados por los mismos vecinos que pasasen por los lugares de rodaje cuando sacaban "la réflex", y que podían haber hecho un comentario cualquiera, como por ejemplo qué tiempo hacía o cuánto les había costado la compra. Respecto a lo de la réflex, pues eso, como lo oyen, o lo leen mejor dicho: sí, la película está rodada con una réflex en mano o montada directamente sobre trípodes "improvisados" en capós de coche, o así al menos se extrae de los extras que acompañan el DVD, que por cierto no terminé de ver por aburrimiento.

Toda esa cutrez se desprende de cada plano, incluso cuando se muestran los interiores de una comisaría que parecen el cuarto de estar del director reacondicionado, con dos mesas de Ikea, en donde ni siquiera se han molestado en acoplar un par de computadoras, para aparentar seriedad.

Pero abordando el guión es donde la película adolece, ahora de verdad, de una torpeza manifiesta, en el manejo de los tiempos, de los personajes y de las situaciones que pueden llegar a dar un poco de vergüenza ajena, porque los pocos "giros" que se permite el director son tan forzados, y recurro a la falta de esfuerzo de nuevo, que no encajarían ni en un puzle de 3 piezas que, en definitiva, es más o menos lo que es un guión: un principio, un desarrollo y un final. Schmoeller se complica, y mete al personaje "desviado" en una espiral decadente y de violencia demasiado pronto, sin mucha justificación, y con unos delirios asesinos y de venganza poco creíbles. El guión no permite que las reacciones del resto del elenco sean más creíbles; vale como ejemplo la aparición del policía "encargado" de reinserción del "bueno" en la biblioteca, en un momento dado, que por comprometedor y poco profesional, no se le ocurriría escribir a nadie con un mínimo de conocimiento de cómo se tratan a los niños asesinos en rehabilitación en un entorno libre de nuevo. O la torpeza con la que el director encaja la obtención de ciertos datos muy delicados por parte del "niño desviado", que por excesivamente accesibles resulta, simple y llanamente, imposible de asimilar.

--- Continúa en "spoiler" por falta de espacio. ---
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Pedro
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1
26 de abril de 2014
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hola, soy Torrezno Malick, y ésta es mi primera intervención en el grupo de estafadores cinematográficos en rehabilitación. Me ha invitado mi amigo Lars Von Trier:

Quiero contar algo (muy nimio) pero no sé cómo hacerlo, y eso que lo sé todo sobre el universo.
Se me ocurre usar fotomontajes de fondos de pantalla de Windows y refritos de Flickr.
También voy a usar trozos que sobran de documentales sobre el origen del universo y de Caminando entre Dinosaurios.
Me han dejado vídeos de amebas en transformación en líquidos y ácidos lisérgicos; los voy a usar también.
Voy a pedirle a unos colegas actores que "interpreten" mi historia. Son colegas de verdad; creo.
Voy a pedirle a mi amigo Penn que se fume algo -lo que sea- y que se mueva por delante de la cámara.
Y voy a coger a unos niños que tienen que pasar por delante de la cámara, como Penn, pero sin haber fumado nada.
Además creo que sé todo sobre todo y pretendo dar clases de todo lo que sé. Soy lo más.
Pretendo mostrarme cercano por bajar de mi cielo y aparentar que soy el más grande director de cine.
Me llamo Torrezno Malick y no tengo 13 años, ni ésta es mi primera película, aunque lo parezca.
Esto no será un corto, pero podría contar la misma historia en 8 minutos, o incluso mucho mucho mucho menos.
Os voy a tener más de 2 horas haciendo el gilipollas viendo mi patraña porque me sale de ahí mismo. En eso soy lo más.

Me despido porque ya no tengo más que contar. A la siguiente reunión me traeré a mi amigo Park Chan-wook, que es otro estafador en rehabilitación, como Trier.
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Pedro
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