Me ha parecido una película siniestra, que se recrea en el dolor de una familia que sufre la muerte de un hijo. No he visto que el tema se trate con sinceridad, ni con ningún objetivo más que el de exponer detalles macabros de este hecho. Para ir a ver esta película, la verdad, hubiera preferido asistir a un entierro acompañando al sepulturero.

Me da la impresión de que como se dice ahora esta película ha envejecido mal. La temática no me ha resultado atractiva, y la forma de contar es poco ágil. Sin embargo la cinta tiene estilo. El estilo que desprende Marcelo Matroianni cuando mira, cuando fuma, cuando sonríe, y cuando, por supuesto, intenta seducir a toda aquella mujer bella que se le pone a tiro. Una película hecha para su lucimiento y que me ha dejado con las ganas de ver más a Anita Ekberg. Para lo que dura la película (se me ha hecho larguísima además) y lo famoso que es su baño con Marcelo, su aparición es casi testimonial.

Tras las buenas críticas recibidas me dispuse a ver esta película con mayores expectativas de las que suelo albergar tratándose de cine francés. Y efectivamente, y aunque está bien, desde mi punto de vista no es para tanto.
En primer lugar el chico negro es demasiado guay, como dicen en francés, cool. Eso significa que muchas de las gracias de la cinta también son guays. Mi problema -esto reconozco que es personal- es que soy antiguay. Así que parte de la comedia no me ha hecho gracia.
Lo segundo es que aunque la manera de exponer la discapacidad física casi total es original, también entra en clichés ya propios de la cinta. Es decir, que el guión crea sus propios tópicos y se repite, sobre todo, y de nuevo, con los chistes. Pero también con la chica guapa, con lo que genera tener dinero, con los suburbios...
Sin embargo, me ha gustado la idea de que todos tenemos algo útil que ofrecer, la posibilidad de salvarse de una vida complicada ayudando a los demás; también me ha gustado la música, porque Einaud, que la compone, deja que la película cuente (al no poner melodías, no interrumpe). Por último, lo que más me ha gustado es el final, cerrado,, que te dejan la película en su sitio y que viene acompañado por la música de Einaud. ¡Qué pena que nuestra vida no tenga su banda sonora! Tal vez así nos fijaríamos más en lo bello que puede llegar a ser vivir.

La película es entretenida en su primera mitad, luego ya va teniendo que atar cabos y resulta más pesada. Hay que reconocerle su gracia en determinados pasajes, sobre todo por la exageración y lo ridículo de la situación, pero bueno, todo sea por echar un buen rato.

Es una película de aventuras, que aunque un poco larga, no se hace tremendamente aburrida. El protagonista es bien intrépido, y todo le sale bien, como a un 007 del siglo XIX. La protagonista es Juliette Binoche, que aunque no me gusta mucho, aquí aún es joven y no ha desarrollado todo su talento (que tanto me exaspera, por otra parte).
Se puede ver en familia y ya de paso investigar un poco sobre el cólera, que es como la gripe A pero sin mentiras.