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España España · Barcelona
Críticas de LennyNero
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Críticas 495
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
1
14 de octubre de 2010
83 de 131 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quién piense entrar en el terreno del debate cinematográfico después de visionar este film sin duda se ha equivocado de película. Aquí ya no se trata de evaluar la calidad, o no, del producto, de dilucidar si su estilo videoclipero, si su forma de estar rodado o no es el correcto. No cabe la menor duda que probablemente este sea un terreno abonado para, a través del análisis detallado de sus recursos, justificar (aunque difícilmente ya que formalmente el film deja mucho que desear) lo injustificable, que no es otra cosa que, en el nombre del cine se perpetren atentados morales del calado de “A serbian film”.

Y es que quizás ha llegado elmomento de poner los puntos sobre las íes. Hay plantarse y decir de una vez que todo no vale, que en el nombre del arte cinematográfico no todo es admisible. No, no se trata de una cuestión de estomagos más o menos delicados, ni de puritanismo y mucho menos de censura. Se trata de admitir que todo tiene un límite sobre lo que es ético y lo que no lo es. ¿Acaso una snuff movie podría ser considerada como arte? Evidentemente no. Se puede decir que se trata de un caso cuya respuesta es evidente puesto que estaríamos hablando de un asesinato real, pero, en el fondo, el formato es el mismo, una cámara y una transmisión de imagenes destinadas a crear sensaciones extremas. Sólo hay una cuestión de diferencia en el límite que la producción impone.

Cierto es que este es un film que sigue movíendose en los parámetros de la ficción, pero no por ello deja de ser un ejercicio no destinado, no ya a contar un mensaje, sino tan siquiera a contar una historia. Estamos una vez más en la línea de la provocación por la provocación, en un terreno donde se busca sin contemplaciones dar un nuevo giro de tuerca hacia la repugnancia, desprovista de todo humor, con el único propósito de sembrar en el imaginario colectivo las imágenes más perturbadoras posibles. No hay que negar que realmente este es un objetivo que cumple con creces, sucediéndose en un in crescendo constante de perversiones sexuales cada vez más truculentas y execrables.

Pero ¿Hay algo más que nos pueda ofrecer la película? Esto es lo realmente terrible e indignante, que todo funciona como un mecanismo de precisión vacío, hueco de todo lógica argumental o causística. Sencillamente es un desfile de aberraciones desprovista de cualquier atisbo de sabiduría cinéfila. Cuesta incluso creer que una mente sana pueda pensar y ejecutar semejante oda a la superficialidad repugnante. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
LennyNero
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Bicicleta, cuchara, manzana
Documental
España2010
7,1
2.461
Documental, Intervenciones de: Pasqual Maragall
8
4 de octubre de 2010
16 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que es muy difícil tratar de objetivar un film como este por una sencilla razón: admiro a Pasqual Maragall. Y no se trata tan solo de la piedad que pueda despertar en mí su estado. Se trata de algo antiguo, desde que dio las olimpiadas a mi ciudad, desde que convirtió a esa ciudad triste y gris que era Barcelona en un referente, desde que situó a mi ciudad en el mapa del mundo. Sí, mi primer voto fue para él, y el último que he dado convencido también. Por ello ver a esa persona tan políticamente incorrecta, tan vivaz, tan genial a su modo, en un estado en el que poco a poco va desapareciendo como ser, no puede por menos que provocar en mí una sensación de tristeza que me aleja de cualquier rigor analítico en lo cinematográfico.

Pero, incluso más allá de estos sentimientos personales, más allá de la calidad (o no) del film que nos ocupa, lo que importa es el mensaje. La idea de que por el valor simbólico de la persona se pueda convencer a muchos y abrir los ojos a otros tantos de la terrible realidad a la que se enfrentan los enfermos de Alzheimer ya basta por sí sola para recomendar su visionado.

El añadido es que, no se trata de un one man show, no es un biopic lastimero sobre Pasqual Maragall, se trata de un documental que mima a otras realidades, a otros pacientes no tan conocidos que merecen tanta o más atención que el ex-presidente de la Generalitat. No porque su enfermedad sea peor (en eso el Alzheimer es muy democrático, trata a todos por igual) sino sencillamente porque son los olvidados, los marginados, los despachados en tristes residencias donde languidecen sin que nadie les haga mucho caso. Posiblemente esto es el mayor acierto del film, poner el ojo sobre estas realidades desconocidas, o mejor dicho tapadas, y de paso ponernos en alerta sobre una cosa que todos parecemos olvidar o no queremos asumir: todos somos víctimas potenciales.

Mientras no sepamos de dónde viene la enfermedad no sabemos cómo combatirla. Ese es el mensaje que se nos traslada junto al no menos importante de que hay que luchar y no abandonarse ni abandonar a los que padecen esta plaga. No obstante este no es un documental-caramelo, no se obvia en absoluto el dolor ni el sufrimiento de quienes tienen que convivir con un enfermo; lo más duro seguramente es ver a alguien que quieres perdiendo todo aquello que le convertía en un ser humano único e irrepetible. (sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
LennyNero
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8
19 de julio de 2010
62 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vertov, Eisenstein, incluso alguna referencia a Romero y su Noche de los muertos vivientes. Todo ello es lo que encontramos concentrado en este Heart of the World de Guy Maddin. Sin lugar a dudas todo un pastiche homenaje a una concepción del cine caída en el desuso y que, sin embargo, demuestra que hoy día, puede seguir siendo válida.

No en vano, Maddin, hace gala del ya consabido montaje de atracciones para configurar una historia aparentemente simple, pero llena de mensajes. Es precisamente en el uso del montaje eisensteniano donde podemos apreciar la carga simbólica y conceptual del film. No hacen falta grandes discursos, sólo unas imágenes aceleradas e imágenes – símbolo para articular toda una declaración de principios a favor del amor universal y contra un materialismo seductor cuyo influjo se señala como máximo destructor del mundo.

Pero cabe ir incluso un paso más allá. En realidad Maddin, detrás de lo aparente, realiza un manifiesto contundente a favor del propio cine. Es esto y no otra cosa (ni la religión, ni el exceso mecanizador) donde reside la auténtica fuerza de salvación. Para ello no duda en utilizar recursos aparentemente desfasados en lo cinematográfico, y curiosamente reutilizados en la actualidad en medios audiovisuales como la publicidad o el videoclip, para denunciar precisamente su abandono y demostrar de paso que se puede seguir realizando buen cine “a la antigua”, sin la necesidad de la banalización producida por las nuevas tecnologías que, aparentemente, como el Jesucristo milagrero o el científico del film, venían a salvar al cine.

The heart of the World es una corta e intensa carta de amor, no sólo al cine, sino también al concepto en mayúsculas de lo que se supone debería ser el arte: simplicidad, belleza, abstracción y estética, pero todo con un fin causístico concreto. Para Maddin el arte debe ser una forma de interpelación al mundo sobre sus problemas y al mismo tiempo una forma, o mejor dicho la forma, de dar respuestas. En definitiva el cine ha de ser un medio para un fin, pero no a cualquier precio; no todo vale o se corre el riesgo de que el corazón del séptimo arte, del mundo entero, deje de latir.
LennyNero
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1
5 de julio de 2010
22 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española un eclipse es: “La ocultación transitoria total o parcial de un astro por interposición de otro cuerpo celeste.” Precisamente de ocultaciones es de lo que la tercera película de la saga Crepúsculo nos está hablando, concretamente palpables son los intentos por parte de David Slade, director de la interesante Hard Candy, (2005) y la desastrosa 30 días de oscuridad (2007), de articular un discurso que se aleje de los clichés cinematográficos de las dos entregas anteriores intentando obviar todo tentación de cursilería mediante una estética, que ya se puede ver reflejada desde la primera secuencia, más oscura y adulta.

Por desgracia este intento se queda en agua de borrajas cuando a continuación asistimos a uno de esos planos que nos devuelven a la cruda realidad. Los dos enamorados retozando en un prado estéticamente más cercano a las correrías de Heidi que a lo que se supone debe ser una película de vampiros (sean románticos o no). Y es que en el fondo, Slade, no es del todo culpable del desastre; poco se puede hacer con un material de base tan absolutamente horripilante, tan cursi y reiterativo como el que ofrecen las novelas de Stephanie Meyers.

Una vez más nos hallamos ante lo que viene a ser un bucle repetitivo sobre las dificultades de decidir que la protagonista del film tiene sobre sus sentimientos y acciones. Dudas que entran en una dimensión nueva cuando ya no se trata sólo de decidir si por amor quiere ser vampira sino que se complican con la irrupción de un triángulo amoroso cuyos vértices están compuestos por unos personajes que bordean el sonrojo ante sus acciones.

No cabe llevarse a engaño, a pesar de ofrecer unas dosis de acción algo más elevadas que las anteriores entregas (cosa por otro lado no muy difícil), todo se antoja como una excusa facilona, argumentalmente intrascendente, que quiere enmarcar un continuo desfile de cursilerías, monerías y diálogos agobiantes hasta la náusea donde machaconamente se nos insiste, por si no queda suficientemente claro, lo mucho que todos aman a la protagonista y lo imposible que sería su existencia sin ella, cosa, por otro lado harto difícil de creer, ante la inexpresiva y pavisosa mirada de Kristen Bell, cua interpretación dista mucho de hacernos creer que es tan maravillosamente especial como para enamorar a dos seres sobrenaturales. (siguen en spoiler)
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LennyNero
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7
2 de febrero de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde una cierta política de subvenciones, presumiblemente en aras de un mayor desarrollo de un cine de “calidad”, las películas de género en España han sufrido un ostracismo implacable, viéndose reducidas a la serie Z y resultando más o menos invisibles para el gran público y acabando como curiosidades freaks para un cierto tipo de audiencia de segunda estantería de videoclub. En este sentido, el thriller carcelario, un subgénero muy en boga en su momento por su capacidad de generar una cierta connotación de crítica social, no parecía la mejor opción para ser un producto de consumo de masas. De hecho, la trayectoria cinematográfica de Daniel Monzón, siempre orientada hacia el género, había sido recibida, cuando no con indiferencia, con críticas demoledoras en la negativo y una respuesta escasa del público.

No obstante, y a pesar de haber aparecido en cartelera con una base promocional potente, Celda 211 está captando cada vez más la atención del público. Estamos asistiendo pues a el que posiblemente sea el sleeper del año en cuanto a cine español se refiere. A través del boca oreja el fenómeno de la película como obra como mínimo recomendable está funcionando. Pero, ¿Hay, razones para ello?

Evidentemente esta no es una película perfecta (pocas hay que merezcan tal calificativo) pero sí atesora grandes virtudes como una intensidad implacable desde el primer plano, unas interpretaciones ajustadas y realistas y, una consistencia firme, sólida, que disimula en todo momento algunos giros de guión que, aunque necesarios para desencallar la trama, resultan quizás un tanto tramposos por su artificialidad argumental. Sin embargo todo ello resulta pecata minuta cuando se trata de alcanzar el objetivo deseado, que no es otro que sumergir al espectador en una vorágine de violencia en un in crescendo constante, haciéndole partícipe de ella, creando una atmósfera agobiante, densa, prácticamente táctil.

Esta es una película que, aunque tiene un cierto trasfondo de denuncia, tanto de las instituciones penitenciarias como de la inutilidad de la burocracia para afrontar conflictos, se centra más en profundizar en los aspectos humanos, en demostrar que la bestia interior que subyace en todos nosotros nos iguala, que lo que marca la diferencia entre estar fuera o dentro de los barrotes es nuestra sumisión a otro tipo de encierro, el de los códigos morales impuestos por la sociedad. Es interesante ver como en un inicio hay un retrato maniqueo de los personajes, diferenciando claramente entre “buenos y malos”. Pero no hay que dejarse engañar, este no es más que un punto de partida, una tabla rasa desde donde se escribe una evolución psicológica constante de los personajes trasladando los eventos, la violencia exterior, hasta los abismos del alma humana.(sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
LennyNero
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