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Críticas de Antonio Morales
Críticas 1.537
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
10
23 de marzo de 2013
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El musical americano como género, hace mucho tiempo que no pasa por su mejor momento, hace 60 años de la renovación estética que Vincent Minnelli realizó con “Un americano en París”, y del dinamismo aportado por Gene Kelly y Stanley Donnen, “Un día en Nueva York” y la imprescindible, “Cantando bajo la lluvia”, sin olvidar las “Melodías de Broadway 1955”, el género no había vuelto a vivir un momento álgido de creatividad.

Los años sesenta pusieron de manifiesto el agotamiento de la fórmula clásica del musical, sólo animadas por excepcionales aportaciones, curiosamente de cineastas que no solían cultivar el género: Robert Wise, “West side story”, “Sonrisas y lágrimas”; George Cukor, “My fair lady”. La década de los 70 supuso, la muerte del musical en su acepción más clásica, y el género pasó a convertirse en una reliquia cultural, sólo apta para experimentar durante las siguientes décadas, algunas veces con acierto, “Cabaret” de Bob Fosse, otras fueron productos infumables.

Lo mejor de “Chicago” de Rob Marshall es su honestidad, no pretende como suele decirse hoy en día, “reinventar” el musical, sino pura y simplemente recoger una ilustre herencia y ponerla cuidadosamente al día, siendo consciente que el público actual ya no es el que veía hace 60 años los musicales de Minnelli y Donnen. Tampoco alardea de falsa modernidad, sino que se limita a trasladar a la pantalla una obra musical previamente representada en los escenarios de medio mundo, sin olvidar a la persona que lo estrenó en Broadway, el fallecido bailarín y coreógrafo Bob Fosse.

Marshall ha sabido tomar el original y adaptarlo al lenguaje del cine, sin traicionar por ello ni la esencia del montaje teatral ni sus posibilidades fílmicas. De este modo “Chicago” se erige en uno de los mejores exponentes de una tendencia formada por películas que toman elementos teatrales para transformarlo en algo puramente cinematográfico. El film respeta la trama del original e incluye la práctica totalidad de sus canciones y números musicales, conservando el mismo sentido dramático y narrativo.

Como adaptación a la pantalla del “Chicago” de Bob Fosse, la película sabe transmitir la ironía, el dinamismo y el sentido del humor del original que satisfará a todos los cinéfilos nostálgicos del musical clásico, entre los que me cuento. Este excelente espectáculo no es ajeno a la estupenda labor de su interpretes, desde una Catherine Zeta-Jones llena de desparpajo hasta una Renée Zelweger por su soltura y simpatía, sin olvidar a Richard Gere, que da la sorpresa con su más que aceptable pericia para los números musicales. El montaje paralelo se erige en la principal figura de estilo, expresando la dicotomía entre pensamientos y acciones reales de los personajes, entre fantasía y realidad. El film es una comedia musical sobre la diferencia entre lo que se dice y lo que se piensa, cuya aparente frivolidad deja entrever en todo momento un poso de amargura y escepticismo.
Antonio Morales
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Calle 54
Documental
España2000
7,2
2.681
Documental, Intervenciones de: Michel Camilo, Gato Barbieri, Tito Puente, Chucho Valdés ...
7
23 de marzo de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A principios de los años 80 Fernando Trueba hizo un descubrimiento que, según dice en su película, cambió su vida. Un amigo le regaló un disco que Paquito D´Rivera grabó en U. S. A. tras abandonar Cuba. Esa afirmación enfática y sincera contiene la clave para entender el sentido de “Calle 54”. Trueba es el director y también el narrador en off de este documental tan divulgativo del jazz latino como cinematográficamente creativo.

Ofrece una antología de sus diversas manifestaciones, presentando brevemente a sus creadores, para que la fusión de influencias y la variedad de estilos seduzca al espectador. Desde el solo de piano a la big band, desde la euforia a la melancolía, desfilan músicos de Cuba, EEUU, Santo Domingo, Brasil, Argentina e incluso España (con la fusión de jazz y flamenco).

Estéticamente, Calle 54 sigue la línea de los musicales de Carlos Saura: excepto por la sumaria introducción de cada músico (en imágenes documentales que los presentan en su barrio o en su casa), está rodada en estudio y haciendo que la luz y el color sean el decorado de cada pieza. Las seis cámaras en movimiento permanente, los travelling circulares, en panorámicas que acarician a los intérpretes, tratan de capturar ese momento mágico de comunicación que propicia la música y que Trueba define como: “una especie de deslumbramiento”. Trueba y el fotógrafo José Luis López Linares ponen imaginación y gusto en esos decorados desnudos y la fluidez de la planificación y el montaje evita la sensación de estatismo.
Antonio Morales
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7
22 de marzo de 2013
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mike Nichols es un veterano director curtido en muchas batallas que nunca ha sido valorado en su justa medida por la crítica, pues siempre se le recuerda por su falta de estilo, denostado por sus blandenguerías y sobrevalorado cuando ha tenido éxitos de público, en mi opinión, un cineasta que ha dirigido: “Quien teme a Virginia Woolf” y “El graduado”, merece todo mi respeto. Sobre “A propósito de Henry”, solo decir que fue injustamente vapuleada.

Nichols nos sirve un melodrama con mensaje, o quizá una fábula que reflexiona sobre los peligros del capitalismo. En todo caso es entretenida y emotiva, en la línea de films habituales del maestro Frank Capra (Vive como quieras, El secreto de vivir), película que nos invita a mirarnos dentro de nosotros mismos. Tendríamos que preguntarnos si somos felices como vivimos o si es la carrera por el éxito social y profesional, la meta de nuestra felicidad. Ya conocen aquello de: “Vive como piensas y no tendrás que pensar cómo vives”.

Henry Turner es un petulante abogado (jamás pide disculpas), triunfador sin escrúpulos, que disfruta de una infeliz vida familiar (ambos son infieles a su pareja), sacrificada en aras del éxito profesional. Su vida dará un vuelco cuando es tiroteado en la cabeza durante un atraco, a punto de morir, el destino le dará una segunda oportunidad para volver a vivir, pero partiendo de cero, pues no recuerda nada de su vida anterior. Tendrá que aprender a vivir y pensar que es lo que necesita para ser feliz.

Extraordinario trabajo de Harrisón Ford que al ser un actor poco expresivo le da un tono muy adecuado al papel de Harry, la fascinante Annette Bening es una infeliz esposa que conocerá el amor de un marido desconocido y romantico. Destacar el trabajo del secundario, Bill Nunn, actor de color que encarna al fisioterapeuta que ayuda a Henry a encontrarse a sí mismo.
Antonio Morales
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7
21 de marzo de 2013
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
La opinión pública francesa quedó conmocionada por el “affaire Romand”, un tipo que había hecho de su vida una gran mentira durante veinte años, dos años antes de que el debutante, Eduard Cortés basándose en esta historia, escribió y dirigió esta película. Narra la historia de Emilio Barrero (José Coronado), padre y esposo ejemplar, que vive en un chalet lujoso y tiene un importante cargo, según dice, en el Banco de España. A punto de cumplir los 40 años, su esposa Ágata (Adriana Ozores) le prepara una celebración sorpresa.

El director nos muestra esta sociedad de las apariencias en la que vivimos, similar a un gran teatro en el que actúa Emilio Barrero cada día, nacido de una absurda mentira de juventud que como una bola de nieve ha crecido hasta hacerse imparable. Su mentira funciona mientras no tiene nada que ocultar, simplemente unas horas vacías en el parque, pero cuando debe ocultar un amante, el castillo de naipes empieza a desplomarse.

Y es que Emilio Barrero sólo podría hallar cómplices a su gran patraña entre los espectadores. Somos nosotros los que seguimos su historia y conocemos su secreto, no así el resto de los personajes del film, y en esta complicidad es donde el director ha depositado el diagnóstico social de su película: nuestra forma de vida está tan determinada por las apariencias, que lo utilizamos para protegernos y sentirnos seguros. Podríamos preguntarnos: ¿Cómo la mujer de este farsante, no se ha dado cuenta durante tanto tiempo, de lo que ocurría? Es posible que en el fondo ella sea la mayor aliada de la mentira. Es quizá la mentira de todos porque todos la han permitido.

Rodada con sobriedad, racionalizando cada punto de vista, Cortés que proviene del mundo de la publicidad, filma con sencillez y sin virtuosismos. El espectador encontrará un cine al servicio de lo que cuenta, que huye de los falsos formalismos y los artificios técnicos. Es una película muy clásica, como un drama que es, se parece mucho a la vida real.
Antonio Morales
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7
21 de marzo de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desvelar una sofisticada operación económica de gran calado es el cometido, el destino o la misión accidental que se impone a sí mismo, primero por lealtad y luego por pura supervivencia, el personaje que interpreta George Clooney, cuyo nombre, Michael Clyton da título también a la película, un thriller intenso, más de personajes que de acción, articulado sobre un guión cargado de tanta información que obliga a digerir una abrumadora cantidad de datos que puede desconcertar al espectador.

Lo importante es que al final se entiende perfectamente lo que guía a este personaje, obstinado, empeñado en sacar a la luz las razones del extraño comportamiento de un compañero de trabajo y la alambicada trama económica que se esconde tras la fusión de varias empresas, entre ellas una de pesticidas que ha intoxicado a gran cantidad de granjeros por todo el país. Clooney sobre el que se sostiene casi todo el andamiaje de la propuesta, encarna a un habilidoso perdedor, un hombre para limpiar los trapos sucios de los clientes de un bufete de abogados, un tipo nada modélico que no consiguió cumplir sus sueños, agobiado por las deudas de juego con desarraigo familiar.

Y lo hace con esa cualidad que atesoran los grandes actores, que le permite encarnar a un antihéroe, un tipo nada ejemplar, sin renunciar a su naturaleza de estrella, sin desfigurar su aspecto, con recursos de gran actor, comunicando con su mirada toda la complejidad psicológica que el personaje requiere. Junto a él un portentoso grupo de actores, Tilda Swinton, Tom Wilkinson y el director fallecido Sydney Pollack. Detrás de la cámara, el debutante Tony Gilroy, guionista de “El caso Bourne” y sus dos estupendas prolongaciones, imprime un ritmo vivo que no trepidante a un relato que empieza por el final y retrocede en el tiempo para que el espectador reflexione y entienda la trama.
Antonio Morales
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