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Argentina Argentina · santa fe
Críticas de rouse cairos
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Críticas 296
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
27 de marzo de 2012
63 de 66 usuarios han encontrado esta crítica útil
La segunda película del jovencísimo director francocanadiense Xavier Doland (que en inglés se conoció como “Heartbeats”) despliega los sentimientos encontrados que circulan por el delirio amoroso en un marco estético que no escatima detalles personales.
Marie y Francis son dos jóvenes francocanadienses (él gay y ella hétero) que viven holgadamente en una sociedad que no muestra más conflictos que las relaciones interpersonales familiares, amistosas o sentimentales. Esta dupla tiene entre sí, una amistad de almas gemelas, compartiendo refinadas aficiones intelectuales y una alta dosis de frivolidad que incluye la adhesión apasionada a la moda vintage, particularmente en la ropa, pero también en la poesía y las películas: precisamente “Los amores imaginarios” se inicia con una cita de Alfred de Musset, uno de los máximos referentes de la lírica amorosa del siglo XIX: “No hay más verdad en el mundo que el delirio amoroso”.

Los protagonistas tienen una insatisfecha vida sentimental por separado, que comprende fugaces amores de alcoba, cuya frustración pareciera devenir de que la atracción no pasa más allá de lo físico. A lo largo de la historia, los veremos a cada uno por su lado intercambiando besos y caricias sin excesivo convencimiento con sus parejas ocasionales. Pero el desencadenante que moverá el conflicto de la película será la aparición de un Nicolás, un efebo de irresistible seducción que parece compartir con ellos los mismos gustos intelectuales, desde la poesía romántica al cine de Audrey Hepburn. Y sucede lo previsible: al reunir lo que en ellos funcionaba por separado (la atracción física y espiritual), Marie y Francis se enamoran de Nicolás y aunque no lo admitan abiertamente, la irrupción de este personaje desencadena un delirio amoroso en cada uno de ellos y se desata la competencia por la atracción del objeto de deseo. Los sentimientos encontrados se suceden en la tensión de un triángulo que va desde la idealización a la histeria y el desencanto.
Xavier Dolan, el joven director y actor de su película (donde interpreta a Francis), entrelaza la ficción con su vida real al modo en que lo hacen los blogs, entretejiendo una estética personal que no descuida detalles, logrando un producto nada clásico y muy ecléctico, donde la banda sonora junta temas de Dalida (diva popular de los sesenta) para en algún momento de intimidad, deslizar una suite de Bach que se deja oír en ambientes confortables rodeados de pinturas, esculturas y libros.

El conflicto principal de los dos amigos enamorados de un tercero que no se define por ninguno, está enmarcado por otros relatos con estilo documental, donde diferentes jóvenes anónimos confiesan sus conflictivas experiencias sentimentales, que van desde la inseguridad de género hasta la paradójica certeza de que la distancia física y la lejanía de lo imposible son acicates decisivos de los grandes fuegos que se vuelven demasiado suaves o directamente desaparecen en la cotidianeidad.
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rouse cairos
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6
4 de marzo de 2012
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
La ópera prima de Daniel Hendler cuenta la pequeña historia de un aprendiz de vida que choca tragicómicamente contra el mundo convencional. Norberto es un antihéroe más cómico que trágico, al estilo del Antoine Doinel de Truffaut, que a los treinta y pico no ha encontrado aún su lugar en el mundo. Sin trabajo estable y con una mala relación de pareja, la que encima le exige explicaciones sobre cómo gasta su dinero y su tiempo. Así, en crisis múltiple pero en búsqueda -en principio laboral- devenido a empleado sin sueldo, trabajando a comisión en una inmobiliaria de poca jerarquía, luego de algunas experiencias infructuosas le recomiendan un curso de autoafirmación que lo lleva a cruzarse con una escuela de teatro, donde descubrirá su vocación escondida y un ambiente que realmente lo aprecia y lo contiene. Este proceso no estará exento de situaciones que bordean lo ridículo o la tristeza pero sin caer nunca en ello. Desde la sensación de lo cotidiano, la acción se reduce al mínimo; los golpes de efecto brillan por su ausencia y la trama se entreteje en diálogos aparentemente desprovistos de mayor significado aunque reveladores de las características de los personajes y sus motivaciones.

La película es también un homenaje al teatro chéjoviano, que desdramatiza la tragicidad (sin excluirla), para poner en primer plano a la banalidad cotidiana y la rutina. No es casual que los personajes del elenco estudiantil al que se incorpora Norberto, ensayan escenas de "La Gaviota", un canto a la libertad y una incitación a levantar vuelo hacia el propio rumbo, a pesar de las frustraciones.
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rouse cairos
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6
12 de febrero de 2012
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Agradable sorpresa la que depara esta ópera prima de Rosendo Ruiz, proveniente de la docta ciudad de Córdoba, Argentina, aunque no sean sus conocidas catedrales ni otros íconos promocionados por el turismo comercial los que muestra, sino el entorno marginal de boliches cuarteteros, clubes barriales y calles salvajes donde pululan todo tipo de personajes que bien podrían encabezar el ranking de una genuina picaresca nacional actualizada.

La película está situada en esa línea donde se reconoce un cine popular sin caer en lo populista, vulgar o chabacano (aunque maneje elementos que sí lo son) y desde ese lugar, logra una aureola de empatía con personajes y ambientes transgresores del canon social convencional.
El argumento transita desde la comedia romántico-musical hasta el thriller, un pastiche de espíritu almodovariano pero con sello propio: Juan Cruz, un joven fotógrafo intelectual acude a cubrir un recital extramuros de la Mona Jimenez. Allí descubre a Sara que pertenece a ese mundo ajeno y se ve envuelto en una serie de hechos delictivos que comienzan con la desaparición de su celular y luego de su cámara, cuya recuperación lo llevará a transformarse en rehén y delincuente transitorio en ese submundo desconocido y peligroso.
De allí en más, irrumpen personajes del clan vinculado a la chica: un travesti, un dealer y un ex novio despechado que lidera una pandilla. Y como en los teleteatros (pero mejor) tenemos ante todo una historia de amor con diferencias de clase, aunque al contrario de éstos la película evita formalmente un registro televisivo y abunda en planos secuencia y mucha cámara en mano, donde se combina sabiamente un registro documental con otro ficcional.
Aun con desajustes y algunas desprolijidades "De Caravana" se impone por sus interesantes aciertos explorando un territorio usualmente relegado por el nuevo cine argentino: ­el retrato del interior más urbano y callejero­ y además nos entrega personajes simpatiquísimos, como la conciliadora Penélope (Martín Rena) o Maxtor, interpretado por Rodrigo Savina, que lidera un entorno mafioso a su medida, sin privarse por ello de filosofar o bailar merengue, en forma literalmente deslumbrante.
"De Caravana" encuentra su punto más fuerte en esa construcción de personajes y en su potente narrativa que no necesita de gags forzados ni chistes fáciles, algo que no pudo lograr -por ejemplo- Diego Rafecas, cuando en su fallida "Cruzadas" intentó mostrar recientemente el submundo bailantero en Baires y solamente consiguió una sarta de vulgaridades.
(sigo en spoiler por falta de espacio)
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rouse cairos
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7
31 de enero de 2012
25 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cáncer es un tema generalmente negado hasta en el vocabulario cotidiano, donde habitualmente se lo sustituye por algún eufemismo atenuante. Por el contrario, aquí los protagonistas naturalizan la inesperada situación, sin desgastantes ocultamientos y logran una extraña combinación al borde de las lágrimas, la comedia de humor por momentos escatológico y sentimientos redentores. El tema es encarado en forma seria, pero no solemnemente. Sólo resta advertir que, como destaca Bergson en su modélico ensayo sobre el humor, resulta efectivo siempre y cuando la compasión no sea más grande. Porque la risa siempre distancia los sentimientos de su objetivo. En mi caso, lo he logrado 50 y 50.


Una memorable dupla cinematográfica despareja, al estilo de la encarnada por Gassman-Trintignant en “Il Sorpasso” es ahora la de Adam y Kyle, una pareja de amigos desigual y complementaria, donde Gordon-Levitt transmite una mezcla de ternura, humor y miedo, que necesita en sus momentos de debilidad y derrumbe recostarse en la incansable vitalidad optimista del personaje que interpreta Seth Rogen.

Al modo de las buenas comedias de los setenta (“El graduado”, “El volar es para los pájaros”...) el film da mucho protagonismo a la música, con una excelente banda sonora que no carga las tintas en lo dramático sino en el vuelo poético. Pero probablemente es el elenco actoral donde la película alcanza su punto más fuerte, con Anjelica Huston como madre avasallantemente sobreprotectora y un padre autista, inconsciente de las situaciones que suceden aunque ambos a su manera demuestran su cariño hacia ese hijo en problemas. También lucen las performances en torno de la novia villana y a la joven terapeuta inexperta (Anna Kendrick, conocida por “Amor en las alturas”) quien colaborará decisivamente para sostener al protagonista de los sacudones internos derivados de su situación.

Sin duda que una enfermedad grave genera cambios profundos no sólo en el afectado sino en su entorno, lo que también permite una lectura metafórica acerca de un viaje interno y transformador que lleva a valorar los vínculos que aun en su imperfección resisten con afecto cuando la muerte y la enfermedad acechan, porque esta historia sobre la amistad, el amor, la supervivencia y el humor en lugares inesperados es fundamentalmente un viaje de transformación para descubrir y valorar los afectos genuinos que ayudan a atravesar el infierno y salir fortalecido.
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rouse cairos
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6
24 de enero de 2012
37 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Medianeras” es una historia de amor aunque habla sobre todo de su ausencia, en tiempos de fobias sociales y en el marco de una sociedad progresivamente deshumanizada, tanto en su arquitectura como en su sofisticada tecnología. El problema que plantea es universal: en las macrociudades actuales todos se cruzan sin conocerse. Como dice Martín, el protagonista: “Buenos Aires es una ciudad superpoblada en un país desierto”, subrayando lo ilógico de una tendencia donde la comunicación se desvía hacia la virtualidad y se habla con extraños lo que no se dice cara a cara.

Hay por lo menos dos películas en esta agradable ópera prima de Gustavo Taretto: una comedia romántica con pinceladas tragicómicas y un relato documental sobre la arquitectura arbitraria, hecha más para separar que comunicar. También se habla de la resistencia literal y simbólica de algunos que, buscando unos rayos de sol abren sus pequeñas ventanas en las medianeras, desafiando lo legislado y reglamentado en la supuesta planificación urbana.

El casting no podría ser mejor para esta película en torno de dos seres (Martín y Mariana) que se buscan sin conocerse: la española Pilar López de Ayala es quien interpretó a la deliciosa Angélica del penúltimo film del director portugués Manoel de Oliveira. Drolas es argentino y más conocido por sus actuaciones teatrales y en cortos publicitarios.

Las acciones encadenadas avanzan con un correlato en off lleno de ironía -tiene referencias claras al cine de Woody Allen y de Jacques Tati (el protagonista lleva en su mochila siempre alguna película suya) pero también lo homenajea en los originales planos dinámicos de la ciudad.

La estructura es original para lo que es el cine argentino donde Allen y Tati no son influencias habituales, aunque también tiene una dinámica similar a las románticas comedias taquilleras escritas por Nora Ephron.

La historia, contada a dos voces en off y montaje paralelo, transita por tres estaciones en la búsqueda del objeto de deseo. Mientras tanto, los protagonistas centrales se encuentran con otros personajes en experiencias cómicamente frustrantes. Estos papeles están interpretados por grandes actores como Inés Efrón, Carla Peterson, Adrián Navarro, Rafael Ferro, Alan Pauls y una breve participación de Jorge Lanata.

El film se mueve como pez en el agua con íconos de la cultura popular, como el juego ¿Dónde está Wally? y alterna ágilmente con soportes web y animaciones que se introducen en la historia lineal, trasluciéndose un solvente manejo en los aspectos técnicos tanto como en la dirección de actores. Desde los encuadres hasta los gestos de los intérpretes todo fluye con mucha espontaneidad, un humor fresco y una mirada sabia.
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rouse cairos
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