Comedia con tintes de humor negro, que se llevó los aplausos del público en la Seminci 2011.
Protagonizado por tres jóvenes veinteañeros discapacitados que realizan un viaje a España con un objetivo muy concreto (perder la virginidad).
Está basado en un documental y por fin se estrena en España.
Ha pretendido contar la verdad del la vida, pero haciéndonos reír, para relativizar la dureza.
La vi en la Seminci y me pareció plenamente conseguida, con un sentido del humor bestial.
El casting, contó el director, fue muy complicado, intentándolo primero con actores discapacitados, al final optó por profesionales y el resultado es espectacular.

El documental trata de denunciar la violación sistemática de los derechos humanos y poner encima de la mesa la crisis del periodismo en general y del reporterismo de guerra en particular.
El vallisoletano Roberto Lozano rodó 80 horas de filmación en Irak, Congo, Bosnia y Afganistán, con reporteros como Gervasio Sánchez.
Me pareció plenamente logrado, el documental de este productor y director independiente y destaco como no muestra buenos y malos sino al hombre como un animal peligroso, la culpa que tiene el Norte en casi todas las guerras y la manipulación de la información por parte de las agencias informativas que dejan al mundo a oscuras (la mayoría de corresponsales de guerra son freelance).
Está hecho con emoción y sinceridad.
Otro detalle es utilizar los grabados de Goya como el mejor reportaje de guerra de todos los tiempos y el final del documental con unas palabras de Arturo Pérez Reverte es demoledor.

Esta película de terror futurista me produjo un escalofrío al verla y aunque no está plenamente conseguida tiene una lectura interesante sobre el uso de las armas y el comportamiento humano.

Me pareció una película enorme, por lo que cuenta y por como lo cuenta, con esa contención. Mezclando planos de ese paisaje maravilloso, con el terror de esta “persona” siniestra. Todos los actores están a gran altura y la dirección es buena.

Me pareció una gran película, muy creíble y sin artificios. Todo el peso lo lleva la actriz iraní, Golshifteh Farahani , que borda su papel llenando la pantalla de verdad con su presencia y logra transmitir todas sus sensaciones: el deseo, el miedo, la rabia, la frustración y los sueños.
El film es un grito a la sinrazón de las guerras, el fanatismo y la opresión a las mujeres en cualquier parte del mundo.
El final es el único pero que le pongo a la película. Yo no lo hubiese acabado así.