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Críticas de Don Hantonio Manué
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Críticas 241
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
5
21 de enero de 2024
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Un par de colgados sectarios que obedecen las órdenes de un cerebro con ojos metido en formol, perteneciente a su difunto tío asesino en serie, inician una oleada de asesinatos como parte de un ritual para resucitar a Sheetar, una antigua y sanguinaria diosa pagana. Para ello, se valen como tapadera de un restaurante, pero la deliciosa carne que sirven no es precisamente de origen animal…

Ochenterísima bizarrez de serie Z, comedia gore y grotesca que de principio a fin es un absoluto dislate sin pies ni cabeza. Típico producto de videoclub que oscila entre la cutrez, la más gamberra falta de complejos, la vergüenza ajena que exuda como conjunto, y por qué no decirlo, la más pura genialidad. No hay por dónde cogerla, pero contiene, creo yo, los suficientes momentos cafres, ocurrencias pasadas de rosca y muertes absurdas como para un visionado medianamente disfrutable, pudiendo recordar algo a la Troma, pero la inspiración principal, poco o nada disimulada, está nada menos que en la pionera del género Blood feast (puede considerarse una especie de secuela espiritual o remake), también con su asesino que buscaba ofrecer banquetes sangrientos a deidades arcaicas mediante la masacre de jovenzuelas.

El mensaje sensacionalista con que se abre el asunto, avisando de lo extremo que vamos a contemplar y no recomendando el visionado si sufres del corazón o eres joven y sensible, es toda una declaración de intenciones. Guion inexistente, personajes que dan grima, tenemos incluso tema racial, con una pareja de polis… pero lo valioso aquí es la colección de momentos inolvidables: gimnastas en topless siendo ametralladas, una cabeza metida en una freidora y convertida en un ¿buñuelo gigante?, un tipo conduciendo un camión como puede con las dos manos amputadas… y mucho más. Con decir que el despiporre final, con la criatura revivida, efectos especiales físicos y carpenterianos mediante, viene acompañado nada menos que de la excelsa música del Tannhauser wagneriano, queda todo dicho. Sin olvidar gags como el de los “fingers”, o ese muñeco de ventrílocuo que aparece por ahí sin razón aparente. Y cómo no, nazis, aunque tampoco vengan a cuento de nada. Y alguna que otra joya de alto nivel literario entre los diálogos (“cuando recupere mi miembro vas a saber lo que es el machismo”).

Se lo debieron de pasar bien rodando esta basura porque algo de su espíritu festivo y descerebrado resulta contagioso.
Don Hantonio Manué
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6
21 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bull, un antiguo sicario, es un hombre atormentado por su pasado que regresa a su pueblo tras años sin que nadie le haya visto el pelo. Su objetivo, cobrarse una venganza atroz contra un grupo de personas que destruyeron su vida, dedicadas a oscuras actividades tras la apariencia de vecinos respetables de su comunidad.

Thriller británico de autor cuyo argumento, en la senda del noir más crudo y rudimentario, no es que sea un prodigio de originalidad, y que sobre el papel no deja de ser una película un poco mala de serie B con aspiraciones, eso sí, de excelsa y brutal tragedia, de alto contenido violento y preferencia por la salvajada. Escarba en las miserias de una gente que es verdadera escoria humana y que básicamente conforma una mafia de la campiña inglesa, alejada de cualquier glamour imaginable y dirigida férreamente por un cacique local, cuya voluntad lo es todo y nadie puede cuestionarla sin sufrir las consecuencias… aunque no es del todo así, pues es una Lady Macbeth choni la que precipita esa vertiente trágica, de seres imperfectos, malos y egoístas cuyos lazos familiares son determinantes, cuyos errores se pagan con dolor y con sangre.

El tal Bull es un sujeto indeseable, el perro de presa de esta peña infame, pero tiene un lado humano como amante padre de su hijo, lo más preciado que tiene; cuando su mundo se desmorona, quedará reducido a una carcasa vacía, a una pura oscuridad andante… La narración adopta una estructura dislocada, en una primera parte que avanza sin que entendamos del todo lo que ocurre, completando y reconstruyendo mediante flashbacks los huecos de la trama; una sofisticación que contrasta con la simpleza del guion, igual que un cierto trabajo visual, esa feria de los horrores, por ejemplo, en la que transcurre buena y significativa parte de la acción.

Muy terrible todo, podemos pensar que se pasa, con un quiebro argumental que, más allá de darle la vuelta a lo que hemos visto, sencillamente lleva más al extremo la lógica del asunto, hasta sus consecuencias más metafísicas, trastocando los límites morales hasta que ya nos sabes quién es peor. El animal humano como agente del mal más puro, alimañas condenadas todas ellas al infierno, hagan lo que hagan... aunque cabe una cierta posibilidad de redención, parece que nos dicen, para quienes aún no están perdidos del todo.
Don Hantonio Manué
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6
21 de enero de 2024
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Recuerdo la del Collet-Serra como algo profesional en sus acabados, mientras que esta secuela tardía que se han sacado de la manga ofrece un aspecto cutre y como de dos duros, no sé si gracias a esa fotografía como vaporosa del Hussain.

Por si las moscas, se adjunta la crítica completa en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Don Hantonio Manué
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6
21 de enero de 2024
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Infame contribución austríaca a la temática de asesinos en serie que propone una inmersión directa y sin contemplaciones en las andanzas de un psicópata recién salido de la cárcel, con su ansia de matar más viva que nunca y a la búsqueda de presas para satisfacerla.

Tiene el mérito de ser un film hecho con muy poco, y sobre todo, uno que prácticamente inventa su propio y enloquecido lenguaje visual para contarnos algo desde un lugar, una mirada, que nadie en su sano juicio querría compartir; la de un sujeto inhumano y sin remordimientos, capaz de lo más atroz. La película es eso y nada más, es un tirarnos el horror a la cara, buscando el impacto, hurgando la cámara en una sucesión de imágenes bruscas donde no hay ni trama, por mucho que esto se base en un suceso real, ni tampoco diálogo, pues tan sólo escuchamos la voz en off del tipo contándonos su sórdida vida y los impulsos (paranoia, deseo enfermizo, temor, ansiedad...) que le dominan mientras comete sus atrocidades, eso sí, de la manera más torpe, errática e histérica… impulsos que tienen que ver con recuerdos, frustraciones (incluyendo las de tipo sexual) y asociaciones mentales que proyecta sobre la realidad, en lo que quizá es un intento por acercarnos a la peculiar lógica de estas personas gravemente perturbadas. El informe clínico de las autoridades poco nos aclara de un horror azaroso, gratuito, una maldad que irrumpe sin razón en nuestra acomodada normalidad, ante la que nos sentimos desvalidos porque podría sucederle a cualquiera que tenga la desgracia de estar ahí.

Todo esto está muy bien, pero mi problema es que, sencillamente, me he descojonado de lo lindo con la peli… que me ha parecido que tiene mucho de comedia involuntaria. En lugar de pasarlo mal, es como si hubiera visto una especie de cartoon colosal, con situaciones disparatadas (la chica intentando… ¿morderle?), pobres actores sometidos a todo tipo de tropelías, eso sí, manteniendo una actitud como muy hierática, muy germánica e inexpresiva, en contraste con el histrionismo del prota, sus esfuerzos por liarla pero que muy parda y pasarse el GTA en modo difícil. No descarto incluso que haya algunas gotas de humor (el periódico con las palabras “guerra” primero, y más tarde, “paz”). Y para remate, un simpático perro salchicha como oportuno testigo de los acontecimientos; para mí, el genuino héroe del film.

Los demás personajes apenas puede decirse que sean tales, pues participamos de esa percepción deshumanizada y más bien son peleles sin nombre en manos de este lunático, a quien da vida un Erwin Leder que se deja el pellejo y cuya apariencia física demacrada y de rasgos turbios ya es lo suficientemente expresiva. El qué nos lo sabemos de memoria y no dice nada nuevo (abandono materno, mal ambiente familiar…). Más allá de la anécdota, lo que importa aquí es el cómo; una colección de encuadres imposibles, picados, cámara enloquecida y con movimiento propio, montaje que fracciona las figuras humanas y toda índole de recursos para crear una sensación de agobio, tensión y claustrofobia que se ven reforzados por una repetitiva banda sonora electro-ochentera que saca de quicio, como la propia película, que se estanca, avanza, retrocede, como siguiendo los impulsos de nuestro hombre… y eso que, realmente, solo tenemos una escena central realmente gore y violenta, dicho sea sin tener en cuenta posibles censuras o montajes alternativos. Todo ello en el fino límite entre lo chapucero y lo vanguardista, la obra de arte y la cutrada, sin rendir cuentas a nadie, por parte de un director del que nunca más se supo, y es que entiendo que semejante propuesta se agota a sí misma.

Decir que se puede intuir cierta crítica hacia las instituciones, que poco o nada pueden hacer ante casos tan extremos, o cierto trasfondo, muy austríaco diría yo, de personalidades resentidas con el mundo y altamente disfuncionales, con carencias que se arrastran desde la infancia.
Don Hantonio Manué
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7
17 de enero de 2024
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Como atípico western que se nutre de la moda del psicoanálisis, "Perseguido" tiene un protagonista de orígenes inciertos y acosado por una mala suerte con mucho de maldición, torturado por un trauma de infancia que vuelve a modo de recuerdos atormentadores cuyo significado no logra discernir y que condicionan su forma de ser; pasiva, insensible, con la sensación de vivir falsamente una vida que no le pertenece. Mitchum hace un papel inexpresivo del que logra extraer los matices, el carácter misterioso del héroe de una tragedia griega o shakespeariana; lo que la película es en el fondo si se la despoja de todo, incluyendo sus ropajes del lejano oeste, ya tardío (caballos, pistolas, tierras, casas de apuestas, en una pequeña población de Nuevo México) y de cine negro (el ambiente, las sombras, la fatalidad).

Los personajes caminan ciegos sin ser conscientes de las fuerzas oscuras que les mueven, personificadas en una presencia que mete cizaña y hace lo imposible por quitarse de en medio a quien más odia. Odio y amor extremos y a un paso uno del otro, un escenario que retorna, como la violencia, donde todo se consumará. Los pecados de los padres repercutiendo en quienes vienen después de ellos. La película adquiere un tono fantasmagórico desde el principio, con un plano con efecto de transparencia, y ni se molesta en ocultarlo, remitiendo incluso a un imaginario gótico, con esa pretendida boda funesta. O una entrañable escena familiar, con una caja de música y un perro, que resulta tan almibarada como extrañamente tristona.

Musicote de Steiner, muy reconocible en su motivo principal teñido de romanticismo y que acompaña incansable a estos individuos disfuncionales, que a veces parece que están locos o son idiotas. Un detalle curioso es el de la guerra de EEUU contra España, que en pocas películas (que me suena a mí, al menos) suele tener presencia. El expresionismo de un apartado visual muy estilizado, con lucimiento de las secuencias más puramente físicas (como la de Mitchum escabulléndose sigilosamente de la casa) corresponde a unos seres humanos perseguidos por sus propias sombras, tan densas como el relato.

La construcción cuidadosa de un guion donde nos encontramos igual de perdidos que los protagonistas, tan sólo intuyendo lo que ocurrió, deja para el final la resolución del enigma, con ese pasado imposible de dejar atrás por mucho que se intente, en continua tensión con un futuro que lucha por abrirse paso; adopta para ello una estructura en forma de gran flashback “confesional” que puede resultar artificiosa y que es en sí misma un gran cliché noir; el de la memoria borrosa, por cierto, lo sería para el giallo. Afrontar ese destino, dándolo todo, sin secretos y sin mentiras, poniendo fin al resentimiento y permitiendo empezar de nuevo, es la conclusión esperanzadora y romántica; es el amor (levemente incestuoso) y no los ocultamientos ni la vergüenza, lo que permite librarse de tan siniestras ataduras… la horca, sin ir más lejos, permite interpretar algo que no se nos dice claramente (¿suicidio?).
Don Hantonio Manué
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