Mala suerte, buena suerte

“To Leslie” es una película descomunal en su primera mitad, una radiografía descarnada y sin paliativos del drama del alcoholismo a través del personaje de Leslie que toca fondo en todos los sentidos del término. Piensas que estás ante una obra maestra pero… su segunda mitad se desliza por algunos lugares comunes y territorios buenistas que devalúan el resultado final de la cinta.

Andrea Riseborough sostiene todos los planos de la película de principio a fin conformando una de las mejores interpretaciones de los últimos tiempos como una mujer alcohólica que, por su adicción, ha perdido los 190.000 $ que le tocaron en la Lotería, a su hijo, a su familia, su hogar y todo lo que alguna vez llegó a poseer. Su vida consiste en ir dando tumbos de un lugar a otro hasta que la acaban echando de todos ellos. En esa primera mitad descriptiva de la adicción, el film toca el cielo y resulta colosal.

Ayudado además por una caligrafía visual que se enmarca en los cánones del cine indie norteamericano (cámara al hombro, paisajes rurales de la América profunda, personajes marginales, tono documental en la fotografía de Larkin Seiple), pero dejando al menos dos planos antológicos: uno en el que se percibe desenfocada una pelea mientras que la cámara se centra en el rostro de la sempiterna protagonista; la otra, un lento avanzar de la cámara en la barra de un bar enfocando el rostro de Andrea Riseborough mientras suena una canción cuya letra es un dardo envenenado dirigido al corazón de su protagonista. Sólo por estas dos escenas ya vale la pena el viaje.

Por eso y por la portentosa interpretación de Andrea Riseborough, de lo mejor visto en los últimos años. Una pena que el guión de Ryan Binaco abandone la crudeza dura como el pedernal de su primera mitad para edulcorarse en la segunda con algunas decisiones argumentales que resultan totalmente increíbles para el espectador y que devalúan tristemente el nivel general del film.

Mi síntesis en tres puntos:

UNO: Es tarea casi imposible encontrarse hoy día con un estreno que no contenga o mamporros por doquier, o violencias extremas, o expresiones soeces, o guiones infantiloides o estupidizantes, o religiones políticas actuales (dígase ideologías de género, animalistas, racistas, cambioclimatistas), o adoctrinamientos diversos (en cualquier caso tendeciosidades nada ingenuas). Casi imposible digo, porque aquí aparece To Leslie, obra que, al menos me lo ha parecido, es un drama más que aceptable, no te enfanga las neuronas, es un trabajo correcto, te permite salir del cine indemne de aquellas nocividades.

DOS: Así es, To Leslie es un drama "normal". Acaba la película y no te has visto embrutecido, recargado, implosionado en odios varios. Todo lo contrario, piensas bien, puedes respirar a fondo, estás relajado. No es que sea una grandísima película, vamos a ver, está bien dirigida, la actuación de la protagonista es muy meritoria (realmente parece una yonki), tiene su encanto la historia (es positiva y edificante). Para ser sincero diré que me ha resultado más bien una obra que no tiene algo que la haga destacar, se transitan lugares comunes a menudo, no te sorprende en su desarrollo, no se puede decir que te cuente algo nuevo. Por otro lado sí destaco (por disfrutable) la música country que acompaña a ratos el metraje, bien es cierto que a mí personalmente me agrada mucho ese estilo musical.

TRES: Me pareció que el metraje era excesivo para lo que tenía que contar; que varias escenas se alargaban innecesariamente (debe ser por eso de que ya no es caro el sistema de filmación); que quizás pueda ser previsible su desenlace; que para muchos pueda carecer de "chicha". Pero a la vez puede resultar refrescante su mensaje de superación; el mostrar a individuos con humanidad (una rareza hoy día), es un extra para ver la cinta, visto que los valores humanos caen hoy en desuso; casi te sorprende ver que los protagonistas de este drama son una pareja heterosexual (wow) que tampoco son dos bellezones a la vista, pero tienen belleza interior.


Reconozco que soy exigente y escrupuloso a la hora de poner nota. Mi 6,3 puede entenderse como recomendación sobre todo a tenor del panorama que apunto en el punto UNO.