El abogado del crimen

Nos llega a las pantallas españolas la nueva propuesta cinematográfica de Ridley Scott, tras la desastrosa “Prometheus”, una precuela imposible de la saga Alien, que nunca debería haber existido.
En esta ocasión se une con el novelista Cormac McCarthy, en el que se puede considerar, su primer libreto directamente para cine. Un autor adaptado en otras ocasiones en películas estimables como “The road” y “No es país para viejos”.
Pero mientras los directores de aquellas supieron sacar jugo a la historia, al contar directamente con el texto en bruto, el resultado es directamente lamentable.
Cuando llevas una hora de película, todavía no sabes ni de que va aquello, una especie de thriller que parece dirigido por Terrence Malick, pero con la batuta de Scott, con una serie de diálogos filosóficos vacíos e intrascendentes que entorpecen el funcionamiento de una trama, que ya de por sí, podría dar lugar a un argumento propio de una novela de gasolinera.
La película consiste en ver a Fassbender, viajando de un lado a otro, haciendo “vaya usted a saber el que”, e interactuando con una serie de personajes, que ponen nervioso con tan solo verlos.
Tenemos a un Brad Pitt, que parece sacado de aquel despropósito titulado “Mátalos suavemente”, película que comparte con esta, su tedio, y su forma acartonada y maniquea de contarnos un relato disfrazado de thriller, ideal para aquellos espectadores sibaritas deseosos de ver esta clase de moderneces intrascendentes.
Luego tenemos a Javier Bardem, con una nueva transformación esperpéntica, y con un pelo que bien se puede asemejar al mío durante un día de cierzo en Zaragoza.
Y mención aparte, Cameron Díaz, actriz que protagoniza la escena más sonrojante del año. Una suerte de momento erótico festivo, que provocará las carcajadas de más de uno que se haya dejado caer en una sala para disfrutar de este elenco de actores.
Y Fassbender y Penélope Cruz, pasaban por allí, protagonistas de la parte más dramática de la historia, y a la vez la peor desarrollada e inacabada del conjunto.
Cada vez estoy más cansado de este tipo de despropósitos, el cine puede ser una extraordinaria herramienta para transmitir mensajes, algunos de carácter filosófico, pero lo que no se debe nunca es convertir en un vehículo que solo sirve para el engrandecimiento del ego de sus autores.
No puedes plantear un thriller de frontera, poniendo en boca de sus personajes semejantes diálogos, ya que no resultarán creíbles.
La falta de coherencia en el guión de McCarthy, revela su absoluta inexperiencia en el lenguaje cinematográfico. Y que por muchos premios y reconocimientos que tenga, demuestra una absoluta desconexión con la platea durante las casi dos horas tediosas que dura este espectáculo.
También se está haciendo un paralelismo con lo que pasó hace más de treinta años con “Blade Runner”. Dudo mucho que esta cinta se convierta en lo que fue aquella, ya que nos encontramos en una década muy diferente, en la que vemos un gusto excesivo por hacerse el original tomando como base el vacío más absoluto.

Un claro mensaje a las personas que lo tienen todo y aun no están satisfechas.
A pesar de que el guión lo sentí un poco flojo, la actuación de Cameron Diaz como perversa me dejo perplejo. No pensé que me fuese a encontrar con uno de sus mejores papeles en el cine; es una perversa impresionante.

Es un panfleto sobre el amor. No creo que vaya ni de narcotraficantes ni de capitalismo como se ha dicho, es más, los narcotraficantes se deben partir de la risa viendo cómo los ve Ridley Scott (o su guionista). Sin embargo, nada que objetar a los actores; a todos. Como cine, impecable. No tiene los problemas de montaje que encontré en El reino de los cielos. En fin, una historia muy poco creíble, pero entretenida.

No me andaré con rodeos, esta cinta no puede ser fruto de la mente de Ridley, no me lo creo. O le ha han obligado a hacerlo algunos desaprensivos, o simplemente han usado su nombre sin su permiso.

Y es que aún no doy crédito a semejante despropósito. No concibo cómo una idea a priori buena, se puede mandar al garete con tanta facilidad, cómo pueden desaprovecharse así semejantes actores.

La cinta se queda en un cúmulo de diálogos ridículos, de pedantería burda y barata, de conversaciones propias de una pasada de ácido de algún pobre desgraciado, para al final, soltar la clásica lección de la vida harto repetida en tantas y tantas películas. Si juegas con fuego te acabas quemando.

En fin, otros 9 eurazos tirados a la basura, porque no se salva ni el haberla viso en versión original.

A la película fui atraída por el nombre del guionista, del director y del elenco de actores, sobre todo el enigmático fassbender. Menuda decepción. El guión desarrolla una trama inconexa y a veces absurda, con diálogos inaceptables en lenguaje cinematográfico. Destaco tres escenas formidables aisladas en un film mal desarrollado. Los actores fantásticos, lástima de guión.