Noche trágica

Un western clásico de los de toda la vida, bien realizado e interpretado y con un argumento, aunque no muy original (un hermano recto y responsable y otro descarriado que, inevitablemente, al final se tendrán que enfrentar) que se sigue con interés hasta el final. Bonita música de Dimitri Tiomkin, bonitos paisaje y... James Stewart. No se puede pedir mas.

Es una buena película rodada en gran parte sobre escenarios naturales preciosos, con un tecnicolor muy aceptable.

Nos cuenta la historia de un hombre de buena voluntad (James Stewart) que trabaja para el ferrocarril en expansión hacia el Oeste de los EE.UU. Este hombre, que además de ser un valiente toca el acordeón, ha de vérselas con unos bandidos que reiteradamente roban el monto salarial que se traslada desde los jefes del Ferrocarril hasta los trabajadores que extienden las vías.

Merece destacarse la interpretación del joven Brandon de Wilde, aquél que cuatro años antes nos deleitó como un niño en la película "Raíces Profundas" (Shane).

James Stewart (1908-1997) es uno de los grandes iconos del cine mundial, detrás de Humphrey Bogart y Cary Grant, su aportación al género western cuenta con títulos como “Winchester '73” (1950), “Bend of the River” (1952), “The Far Country” (1954) y “The Man from Laramie” (1955) entre un total de 20 películas que filmo de cowboys.

En este, film “Night Passage (1957), Stewart hace el personaje de un cowboy renegado, acusado injustamente de un delito que no cometió y abandonado por la mujer que amaba, pero recurren a él para que les resuelva sus apuros.

El film destaca por su atractiva fotografía, teniendo como fondo los bellos paisajes de los valles del centro de la nación estadounidense. Tampoco olvidemos que en el film, ¡James Stewart canta y toca el acordeón! La película recibió una nominación a los “Laurel Awards” por mejor drama de acción.

Flojo aunque interesante western que mezcla el asunto de la construcción de los ferrocarriles y la minería que extrae el material con unos bandidos. Y digo mezcla porque éste es el problema de "La última bala", su narración nada nítida y en la que a veces los hechos parecen surgir sin ninguna explicación. Incluso James Stewart realiza aquí uno de sus papeles menores en el Far West, llegando a resultar un poco pesado acompañado de su acordeón. Y eso que la idea es buena, cual Miguel Strogoff que en lugar de entregar una carta al Zar, ha de proteger las nóminas de los trabajadores.
Pese a su corta duración, "La última bala" se hace pesada de digerir, tiene en el tal Whitey un villano que casi da risa del poco carisma que demuestra, y sólo se salva en su tramo final, gracias a algún giro inesperado y el escenario donde transcurre el tiroteo. Pero como digo, no es un western para guardar.
Mi nota: 5,7

Las historias del western antiguo eran muy simples, pasaba un suceso y había que solucionarlo. Te mataban a un familiar y había que vengarlo, te encargaban y trabajo y había que ejecutarlo. Solo hay que fijarse detenidamente y comprobarlo, qué pena que los guionistas no aprovechasen el filón del género en su época y nos dejaran mejores historias.

La última bala nos trae una historia simple pero entretenida, podríamos clasificarla de buen rollo, aún habiendo tiros para parar un carro, pero no hay ese mal ambiente de villanos asesinos y déspotas que solemos encontrar. Aquí se ven tan superiores a sus víctimas, que la vida es bella (chiste fácil) y no hay de que preocuparse. Contamos con un protagonista, James Stewart el cual fue despedido de una empresa de tranvías, por ayudar a un fugitivo. Y después de que los tres últimos envíos de las nóminas hayan sido robadas, se le encomienda la misión de hacerla llegar a su destino y así recuperará un puesto de trabajo en dicha empresa. La tarea no es sencilla, ya que no cuenta ni tan siquiera con un solo ayudante, pero está a su favor el factor sorpresa, nadie sabe que es él quien lleva el dinero encima. Nos encontraremos las típicas historias de amor a medias, forzadas como las llamo yo, que no aportan absolutamente nada, ni a la historia, ni a los personajes en común, típicas poses para mostrar las bellezas de Hollywood de la época. Los duelos escasean por su ausencia, y a mi esto me desagrada bastante en un western. Y el director aprovecha la trama para darnos una lección de moral, entre hacer el bien y tener una vida plácida y feliz, o escoger el camino equivocado y sufrir las consecuencias.

Las actuaciones están correctas, los actores cumplen y no destacaría a ninguno de manera especial en dicha historia. Una lástima teniendo este reparto.