Familia rodante

No conozco los trabajos anteriores de Trapero (he oído hablar muy bien de "Mundo Grúa"), así que su "Familia rodante" significó para mí una agradable sorpresa.
Su carácter de road movie y filme coral hacen que algunos momentos sean más intensos que otros, pero el muy llevadero estilo de Trapero está siempre ahí, pegándonos a la piel de sus criaturas, con una sana correspondencia entre características conceptuales y estéticas. Interesante evolución de los personajes y de nuestra manera de verlos.
Muy recomendable para degustadores de cintas off Hollywood.

Interesante propuesta de Pablo Trapero como señalan las críticas aquí citadas.
"Familia rodante" (a las caravanas en la Argentina se las llama "casas rodantes") es un viaje a través de diferentes geografías, a través del tiempo, de las experiencias, de los sentimientos, de las emociones. Un viaje, en definitiva, a través de la vida.
Otra magnífica entrega de este cineasta incisivo, sutil, realista e independiente (recordemos la estupenda "Mundo grúa") que con pequeños presupuestos nos ofrece maravillosos resultados.

Me gustó mucho su "Mundo grúa", menos "El bonaerense" y ha vuelto a hacer que me lo pase muy bien con "Familia Rodante". Y es que Carlos Trapero (1971, Ramos Mejía, provincia de Buenos Aires) es como afirma la crítica de El País "un creador con mayúsculas". Sin grandes productoras detrás, sin grandes apoyos promocionales, sin marketing, sin portadas de revistas, sin actores estrellas, sin una gran distribución... pero con una caligrafía muy honesta y particular nos hace sintonizar con su implacable costumbrismo en el que ficción y realidad están siempre jugando la una con la otra.
En "Familia rodante" los protagonistas tienen que hacer cientos de kilómetros para llegar a una boda. El ambiente casi claustrofóbico que se vive en la caravana hará que se disparen sentimientos reprimidos, confesiones, frustraciones, romances, simpatías, resentimientos, deseos sexuales...
Esto hará que todo cambie en el trayecto desde la cosmopolita Buenos Aires hasta la selvática provincia de Misiones. Cambia la geografía, mudan los personajes y también va transformándose sutilmente la fotografía.
No me extraña que la película causara una muy buena impresión en el último Festival de Venecia. Tal vez no sea absolutamente redonda, pero me gusta, me gusta.

De las películas con viajes familiares, esta se me hizo una de las más interesantes, como en el largo camino lleno de mosquitos, humedad, falta de nafta, triángulos amorosos familiares, abuela dulce pero metiche, nene hincha pelotas, adolescentes calientes, peleas, reproches, asuntos pendientes, el director logra trazar un fresco de la realidad de la clase media-media baja argentina, haciendo gala de su dominio del habla popular, sus costumbres, sus reacciones, llevando la historia con buen ritmo, con sobriedad, con menos ternura que en Mundo Grúa, quizás con más realismo.

Se trata de una película "río", es decir, que filma la vida como un cauce de agua que va corriendo sin que realmente llegue a pasar nada memorable.

Las situaciones un poco más dramáticas o más cómicas no llegan a conmover mucho al espectador. Eso mismo les ocurre a los actores, que actúan simplemente, sin mostrar pasión.