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Argo

Thriller. Intriga. Drama Irán, año 1979. Cuando la embajada de los Estados Unidos en Teherán es ocupada por seguidores del Ayatolá Jomeini para pedir la extradición del Sha de Persia, la CIA y el gobierno canadiense organizaron una operación para rescatar a seis diplomáticos estadounidenses que se habían refugiado en la casa del embajador de Canadá. Con este fin se recurrió a un experto en rescatar rehenes y se preparó el escenario para el rodaje de una ... [+]
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Críticas 343
Críticas ordenadas por utilidad
27 de febrero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, la película no esta mal. Tiene sus puntos de interés y Affleck vuelve a demostrar (al igual que en Town) que es bastante mejor director que actor.
Sí, John Goodman y Alan Arkin, dan la talla y son probablemente lo mejor del film pero... de ahí a ser ya no digo ganadora del oscar a la mejor película sino simplemente nominada a mejor película??? me parece que es quizás una sino la película más sobrevalorada de los últimos años. He visto mil películas del estilo en los últimos años. Es posible que esta tenga algún detalle más que otras del mismo género que se han rodado últimamente pero ya. No hay que buscar más porque la película no tiene más.

En resumen : película media, interesante y sobre todo : TOTALMENTE SOBREVALORADA
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
The Walrus
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8 de marzo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando el Ayatolá Jomeini llega al poder en el Irán de 1979, el mundo (EEUU incluido) tiembla. Quizá, quienes más de cerca padecieron esta situación fueron los residentes de la embajada de EEUU en Irán. La multitud se agolpa a las puertas de dicha embajada exigiendo la extradición del Sha, refugiado en el país del norte. Desde dentro, la tensión se vive ante el inminente asedio...

Pero seis miembros, por encontrarse en otro edificio, lograr llegar a la calle y se refugian en la casa del embajador de Canadá. Mientras los ojos del mundo se mantienen expectantes con la crisis de los rehenes de la embajada, un agente de la CIA (Ben Affleck) debe ingeniárselas para sacar del país a los seis prófugos sin levantar sospechas. La moda cinematográfica de la época le dará una pista...

Los primeros minutos de "Argo" son brillantes; el pánico se apodera del espectador ante lo inevitable. También se agradece que Affleck introduzca al público en general intentando dar una explicación al odio de la población iraní. El odio puede ser un sentimiento negativo, pero no siempre es irracional. Y Affleck abunda en la autocrítica, aún desde su papel de agente de la CIA. Por cierto, el papel no le queda nada mal: no se luce, y debe mantener todo el tiempo la misma expresión (en ocasiones recuerda a Chuck Norris).

La película sigue su curso, relajándose luego con las divertidas intervenciones de John Goodman y Alan Arkin. Otro gran acierto del director es este cambio de clima y la ácida referencia a un Hollywood decadente. Es una pena que el filme decaiga en el tramo final apelando a convencionalismos. Y aquí el fallo también corresponde a Affleck. Si Affleck intenta ser irónico, es probable que no se le haya entendido. En todo caso parece más bien un guiño a la taquilla.

Sin embargo, "Argo" tiene muchos puntos a favor. El vestuario y la ambientación de la época son uno de ellos, así como la música, las referencias cinematográficas y los ya mencionados. Que merezca ser la mejor película de 2012, eso ya es otra cosa. Pero Ben Affleck sigue demostrando que mantiene un cierto nivel en la dirección, aunque sin llegar al de su ópera prima "Gonne, baby, gonne".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vito Corleone
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17 de marzo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que Ben Affleck es un limitado actor y un excelente director es algo que sus dos primeras películas ya habían apuntado. Argo confirma esas impresiones iniciales para ratificarlo como realidad inexcusable. Affleck ha recuperado el thriller político de forma majestuosa, con una historia poderosa, excelentemente presentada y resuelta.

Nada importa que ya sepamos el final de antemano. El clímax final de la película debe pasar por méritos propios a los mejores momentos del cine americano contemporáneo. Del mismo modo parece que el propio realizar es perfectamente consciente de sus limitaciones como intérprete y deja los mejores momentos de la función a un plantel de secundarios de primer nivel, como los siempre espléndidos Alan Arkin y John Goodman.
En la escenas iniciales ya apreciamos el magnífico uso de la cámara que reproduce unos acontecimientos reales con una verosimilitud digna de tenerse en cuenta. El espectador se ve transportado al convulso Irán de 1980 y logra identificarse con la angustia de los rehenes que han huido de la embajada americana y del estrafalario plan diseñado para rescatarlos. En realidad es una tragedia angustiosa que roza la comedia al comienzo para derivar en un angustioso final ensamblados por un guion articulado con precisión y equilibrio al que el ya reputado cineasta sabe sacarle todo el provecho posible.
Incomprensiblemente expoliado del Oscar al mejor director del año, atribuido al casi siempre pedante Ang Lee, al realizador le queda el consuelo de ver premiada su pequeña obra maestra como la mejor cinta del año, algo que se ha ganado con creces.
ALVARO
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20 de marzo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si consideramos el cine como un arte. "JAJAJA, no existe el Arte como tal, sí los Artistas" me dice una voz interior. Y como va a ser que así pienso yo, diré que el que firma esta película tiene poco de artista y muchas ganas de medrar (diría Marlo), además de mucha cabeza (a la vista está) y un equipo de buenos artesanos y copistas.
Si este film es merecedor del Oscar a la mejor película del año, que quiten el sobrenombre de arte a esto del cine.
Y como no hay nada nuevo que valorar, nos centraremos en la anécdota, su título.
En el clímax de la película (sin dar más detalles para que no se me enfaden), los que quieren pasar por actores (como lleva haciendo el director toda su vida, hasta que se aburra, como Miliquito) son revisados por los malos de barba negra.
Pues, para mí, los que en realidad son buenos actores son los que hacen de revisores, sobre todo uno que tiene una mirada que haría cambiar de acera al mismísimo Chuck Norris.
Y ya en el momento cumbre, en el que una chica guapa guapa (como buena iraní) está rebuscando en el ordenador los salvoconductos (a lo Casablanca) sucede lo anecdótico y por lo que recordaré este proyecto cinematográfico.
Pues en ese momento digno del mejor Hitchcock, jejej, es broma, le dice un "actor" a otro a la vez que aprieta el culo y traga saliva " Argo pasa que la chica tarda".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
CANéO
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24 de marzo de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estupendo thriller político en el que Ben Affleck satisface ampliamente las expectativas creadas con "Adios pequeña, adiós".
"Argo" se vertebra en torno a un eje argumental que, de no saber históricamente cierto, bien pudiera resultar completamente inverosímil. Pero, como reza la sabiduría popular, la realidad supera muchas veces la ficción. Ésta es una de esas veces. Y, si nos fijamos en las otras opciones barajadas por la CIA para el rescate, la de Tony Méndez no parece ya tan descabellada.
A la sensación de vigor sobrio que transmite la película contribuyen la terrosa fotografía y un firme montaje que da lugar a secuencias brillantes- el paralelismo entre la lectura pública del guión y la portavoz de los ayatolás echando juramentos y amenazas ante las cámaras, por ejemplo-. Vigor que empieza a parecer marca de la casa y que culmina un magistral "crescendo" final que a más de uno dejará las uñas a ras de nervio.
En una cinta tan bien escrita, dirigida, fotografiada, montada y ambientada- la recreación del Irán revolucionario y de los decadentes cuellos de las camisas occidentales es otro de sus puntos fuertes-, sólo desentona el Ben Affleck actor. Incoloro, inodoro e insípido. Demasiado inexpresivo incluso para un gélido agente experto en rescates. Su inoperancia interpretativa se hace todavía más palmaria viéndole compartir pantalla con animales fílmicos de la talla de John Goodman, Alan Arkin- desopilante el productor cinematográfico que construye-, o Bryan Cranston.
En cualquier caso, y a modo de punto final, merecida triunfadora en los oscar de 2012. Porque en ocasiones- pocas-, también la Academia es capaz de cierta justicia.
Carorpar
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