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Mala mujer

Cine negro. Drama Nueva York, año 1934. Christopher Cross es un simple cajero, infelizmente casado, cuya única pasión es la pintura. Una noche conoce a Kitty March, una atractiva buscavidas de la que se enamora y le hace creer que es un pintor de éxito. La chica y su novio Johnny, un tipo sin escrúpulos, aprovechan la ocasión para intentar explotar al pobre hombre, pues creen que sus cuadros valen mucho dinero.
(FILMAFFINITY)
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Críticas 115
Críticas ordenadas por utilidad
16 de julio de 2023
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni yo ni nadie tiene la verdad absoluta, por lo que cada espectador tiene su propia opinión (como debe ser) de cualquier producción que ve. Honestamente, no he visto en Perversidad esa gran obra que muchos otros sí han visto. Y no soy ningún hater del cine clásico, más bien todo lo opuesto, pero no me quiero desviar del tema. El caso es que la película que nos ocupa propone una interesante reflexión que no conviene olvidar, pero al mismo tiempo da la sensación de que no termina de ser todo lo retorcida y realista que debería. Aparte, creo que se puede apreciar algún que otro agujero de guion, pero muchas grandes cintas también tienen que lidiar con ese defecto. Así que esto último se le perdona. La historia nos cuenta la triste vida de un hombre infeliz que solo halla la felicidad cuando pinta cuadros. Su personalidad ingenua le impide desconfiar de una mujer a la que acaba de conocer, por muchas señales que le indiquen que esta le está utilizando de manera cruel y miserable. El amor en ocasiones es ciego y puede destrozar la vida de alguien muy fácilmente (por desgracia). Si algo genera este film es rabia e impotencia. Ambas debido a la excesiva bondad que le muestra el protagonista a una persona que no se lo merece. Lo perdido que puede estar uno cuando está muy necesitado. El no saber estar solo y juntarse con la gente equivocada resulta tan dramático como trágico. El visionado acierta con el mensaje de autoestima y de evitar, a toda costa, las relaciones tóxicas. Joan Bennett y Dan Duryea están muy bien. Odiosos y despreciables a la vista de cualquiera. Por otro lado, Robinson interpreta a un personaje lleno de matices, pero a veces carece de realismo porque le falta esa malicia que debería tener después de lo que ha sufrido, que no es precisamente poco. Mi conclusión es que Perversidad es una propuesta interesante que daba para más drama del que ofrece.
Franz Beckenbauer
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3 de marzo de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aprovechando el filón interpretativo de los protagonistas de su anterior pieza, “La Mujer del Cuadro” (The Woman in the Widow”, 1944) el cineasta alemán reunió otra vez a Edward G. Robinson y Joan Bennett en “Scarlet Street” estrenada aquí con el título de “Perversidad” y aunque retoma un guión parecido, la dosis de cine negro parece quedar relegado a un relato pasional entre almas dos unidas pero distintas entre sí y obsesionadas con sus objetivos: por una parte nos encontramos al personaje de Edward G. Robinson que interpreta a Christopher Cross, un hombre maduro, sencillo, casado casi por obligación con Adele (Rosalind Ivan) una viuda que le ha dado techo mientras él maneja sumas importantes de dinero en su puesto de cajero en un banco que le acaba de recompensar por sus servicios durante veinticinco años. Por otra parte está Kitty (Joan Bennett), una mujer de la vida que flirteando con Johnny Prince (Dan Duryea), su chulo y mentor en la calle, ve en Christopher, la posibilidad de aprovecharse al descubrir la habilidad que tiene el empleado de banca con la pintura artística.

Todos estos ingredientes, pero por encima de todo la buena voluntad añadida al perfil del personaje de Edward G. Robinson, Lang va moldeando un retrato sórdido de unos personajes predestinados a una perdición cada vez más creciente: Cross cada vez está más enamorado de Kitty aunque ella no le corresponda pero le permita estar por él, más por lástima que por intereses que solamente desea Johnny Prince, el tercer personaje en discordia masculino, que desea aprovecharse del talentoso quehacer oculto de un potencial artista que podía haber sido reconocido tiempo atrás y que ha perdido años de su vida empleado de cajero.

No es una de las mejores películas del realizador de “Mientras Nueva York Duerme” (While the City Sleeps, 1956) pero merece su reconocimiento teniendo en cuenta su pareja protagonista que en aquella época en que se estrenaban perlas como “Laura” (1944) de Otto Preminger o “Perdición” (Double Indemnity, 1944) de Billy Wilder ya tenían por cuenta propia meritos propias al haber trabajado con un director de origen europeo y que dejaba en Estados Unidos una impronta ya heredada de su anterior etapa.
Natxo Borràs
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24 de octubre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El título de mi crítica proviene de la reflexión: O aquellos son muy malos o éste es muy tonto. Digamos que los unos están hechos para el otro. Los unos no pueden existir sin el otro. Cada uno de ellos está en una de las caras de la moneda.
La cinta se ve bien, con un ritmo muy fluido, con aportes en el guión que mantienen una constante tensión en el relato. Si a ello le añadimos unas buenas actuaciones, el notable ya está muy cerca.
Me ocurre, como a otros, que tengo una predisposición especial hacia películas más antiguas, me gusta pensar que es un cine más inocente (esto es, más artístico, más libre) que el que se hace hoy día.
Pero tengo que dar razón a algunas de las críticas que he leído por aquí. Me he encontrado con un par de situaciones que me han sacado un poco de la película. En partícular hay una que me chirrió en exceso, la aparición del ex marido de la mujer de nuestro protagonista, me pareció metido con calzador.
Si observamos la construcción de personajes, veo que sus caracteres son demasiado planos, demasiado básicos, con lo que se favorece cierta infantilización de la historia. Y sólo desde ahí puede entenderse el torpe pensar de la actriz protagonista, una mujer que manipula sin remordimientos pero ni se entera cuando la manipulan a ella de forma descarada; no me encaja ese retrato de mujer.
A pesar de todo ello la cinta resulta interesante de ver, por el intrigante argumento, sin mucho más que aportar.
Un 7,5. También le resta lo que refiero en el spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tombol
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8 de diciembre de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un producto bien cosido, manufacturado, inteligente, y preciso.
El autor de "Metrópolis" pasea por el cine negro con notable gama de grises en sus personajes, y cosecha un argumento francamente interesante y delicado.

Obra rodada en 1945, finales de la II guerra Mundial, dirigida por el expresionista alemán Fritz Lang, que encabeza una propuesta, y aquí viene mi primer punto en contra, siendo estimulante en su relato y desarrollo del mismo, aprovecha casi todos sus secundarios y principales, aboga por la ingenuidad anexada con la clave de la femme fatale, interviene en varios aspectos que en breve diré, pero bajo mi punto de vista, resulta algo más que predecible. Creo que es un dato a tener muy en cuenta porque juega mucho con eso. La misiva resulta ser una derivación en ver cómo termina todo.
No obstante, el conjunto es fabricado para producir mal cuerpo, y eso lo consigue.
Por lo contrario, y esta es la segunda y última pega, opino que no logra mantenerse un poco al margen, en lo que ha su entramado se refiere, en el hecho de evadir la propuesta argumental de las que pueda reforzarse.

Edward G. Robinson, respaldado también por la estupenda y bipolar en su contribución Joan Bennett, y el extrovertido en su afilado papel Dan Duryea, un papel descarado en parte, se echa a hombros la hora y cuarenta minutos de película, una labor nada fácil teniendo en cuenta los compañeros de curro que le acompañan.
Sientes cada paso que da, cada acción, cada emoción o sentimiento, el rechazo u amor lo sientes tú, es a ti, también, a quien se dirige Lang.
Tú eres Cross. Porque creo, que con el personaje de Prince, no se puede decir lo mismo. Lógicamente.

Brevemente decir su resaltado y vibrante color, negro azabache, blanco nevado, una capa de luz bien estampada y corrosiva. El trabajo de contraluz queda bien dibujado.

Un trabajo muy curioso y desazonado.
Nota: 7'5
Ivan CV
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21 de septiembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas para levantar el estado de ánimo, sentir la felicidad, el optimismo, la amistad... pero esta no es esa película.

Nuestro protagonista es un avejentado e infeliz cajero de banca, que ve en su fiesta de aniversario en la empresa como el jefe abandona la misma con su joven amante. Como no vas a tener envidia de tu jefe si encima de cobrar como un director de banco de los buenos tiempos, tiene una amante rubia 30 años más joven mientras su mujer aguanta en casa haciéndole la cena. Así nuestro protagonista perderá los ojos y la cabeza cuando por casualidad se tope y enamore de una jovencita vaga y buscona, viendo la oportunidad de emular a su jefe.

Las actuaciones son magnificas, Edward Robinson es ese viejo inocente enamorado, Joan Bennett nos enfurece como esa mujer aprovechada maliciosa y avariciosa y Dan Duryea tiene esa sonrisita que nos dice que es un imbécil y un vividor solo con asomar en pantalla, hasta Rosalind Ivan parezca que lleve la etiqueta maruja gran reserva 1945.

Ritmo, trama sencilla y más que correcta, grandes actuaciones, personajes que nos interesan. Poco más que decir que una gran película.
Prekxo
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