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La huella

Intriga Andrew Wyke (Laurence Olivier) es un prestigioso escritor de novelas de intriga. Además, su pasión por los juegos de ingenio y las adivinanzas lo ha llevado a convertir su gran mansión en una especie de museo, donde se exponen los juguetes y mecanismos más extravagantes. Una tarde, invita a su casa a Milo Tindle (Michael Caine), amante de su mujer y propietario de una cadena de salones de belleza, para proponerle un ingenioso plan del ... [+]
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Críticas 143
Críticas ordenadas por utilidad
18 de febrero de 2016
8 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bien rodada, bien actuada pero....el guión se me hizo poco creible, ya durante la misma visión del film.

Si no soportaba a su mujer ¿por qué el orgullo le hizo armar toda una trama?

Si tenía una novia que le gustaba ¿por qué al final esa novia hablaba fatal de él en boca de su contrincante Milo Tindle (Michael Caine)?

¿Es una especie de machismo encubierto? No se, pero eso no pega mucho con los ingleses y su practicidad.

Si, pienso que el personaje que interpreta Laurence Olivier no es muy creible, a pesar de los giros ingeniosos de esta película no llega a llenar.
kiki
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15 de diciembre de 2005
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En su nivel más superficial thriller construido a partir de la lucha de clases, más sutilmente una fascinante reflexión sobre la ambigüedad, el juego en su acepción casi metafísica como una de las Bellas Artes y la equívoca frontera que divide realidad y apariencia. Espléndido diseño de producción de Ken Adams, ritmo sin desmayo y soberbio "tour de force" de Olivier y Caine.
lovekraft
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9 de enero de 2010
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pocas películas clásicas he visto, esta es un clásico tardío del cine británico, con muy buen reparto y un guión notable, buenos diálogos y personajes carismáticos.
La razón de la no excelencia de la película, es posiblemente porqué es bastante lenta y además el largometraje roza al aburrimiento.
Todo el panorama se mueve ni más ni menos en una habitación pues la impresión que me dio al verla, fue cómo si estuviera en el teatro.
Así que en mi opinión le falta un suspense determinado, sentido, sensibilidad y sinceramente mantener del todo despierto al espectador.
anni_mausi
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25 de febrero de 2006
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aunque vean a estos dos artistas como dos caballeros con muy buenos modales, nadie dice que no los tengan, en esta obra sacan sus más bajos instintos como son la soberbia, el orgullo y la venganza como en ninguna otra película se había visto antes.
Gary Winston
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27 de mayo de 2011
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en una obra de teatro, toda la trama de la película gira alrededor de dos únicos personajes: el aristócrata Andrew Wyke (Lawrence Olivier), la pura personificación del noble inglés, flemático y Milo Tindle (Michael Caine), un joven peluquero. Con la única presencia de estos dos personajes Mankiewicz construye un film rico en matices, interesante, y tremendamente absorbente. Los principales pilares sobre los que se sostiene esta magnífica película son por un lado, un sólido guión, que no solo mantiene a través de sus diálogos un ritmo muy alto sino que además grácias a la interacción de ambos protagonistas vamos descubriendo facetas de su personalidad.
El director no sólo controla perfectamente el ritmo del film a través de un excelente guión, dosificando los diferentes "climax" por los que nos hace pasar, sino que además nos permite ir conociendo poco a poco a los personajes no tanto por lo que vemos de ellos sino por lo que dicen y sobretodo cómo lo dicen y como contraposición al otro. De esta forma vamos sabiendo que lo que les une a ambos es la relación que Tindle mantiene con la mujer de Wyke, Margueritte. Pese a que ambos personajes parten de estereotipos (el arístocrata de clase alta y el arribista de clase baja), el director les supo dotar de personalidad propia y sobretodo supo elegir a los actores que tenían que darles vida. Olivier encarna como nadie el porte aristocrático que necesitaba su personaje (de hecho ya había demostrado su buen hacer en papeles parecidos), un tipo que parece vivir en un mundo en vías de extinción en el que se deben guardar las apariencias en todo momento. Por ello desprecia doblemente a Tindle, un plebeyo, que trabaja como peluquero, y que es visto como un avaricioso arribista.
Es muy interesante el juego que realiza Mankiewicz con el espectador de dobles sentidos, de apariencias engañosas y sobretodo de ambiguedad de ambos personajes. Durante su enfrentamiento dialéctico, nuestra visión de ambos personajes va cambiando, a medida que también va cambiando su relación entre ellos (que pasa de la aparente cordialidad al enfrentamiento directo), quedando ambos situados en un amplio espectro de sentimientos que pueden ir de la compresión a la repulsión. Con estos dos actores y una puesta en escena mayoritariamente en interiores, en la que ambos personajes están siempre rodeados de curiosos (y en algunos casos exóticos) ingenios lúdicos, e incluso a veces parecen estar siendo observados por (perturbadoras) máscaras y muñecos, que le sirven al director para enfatizar su mensaje de juego de apariencias en un tono burlón.
De esta forma, quizás el director nos quiere hablar de un mundo sumamente hipócrita, lleno de falsas apariencias y dobles sentidos, en el que nunca podemos estar seguros ya que nada es lo que parece. Queda más que evidente que Mankiewicz no quiso despedirse de la profesión del cine sin dejar su propia "huella" de lo que debe ser un buen director de cine.
manulynk
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