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El último rey de Escocia

Drama En el año 1970, por caprichos del destino, el joven médico escocés Dr. Nicholas Garrigan (James McAvoy) acaba ejerciendo su profesión en Uganda, un país del que no sabía nada, y allí se ve irreversiblemente unido a un temible personaje: Idi Amin (Forest Whitaker), el reciente nombrado presidente del país africano que comienza a gobernar de forma cruel y sanguinaria. Garrigan comienza a ser el médico personal de un dictador del que se ... [+]
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Críticas 126
Críticas ordenadas por utilidad
9 de septiembre de 2020
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El papel de este dictador de Uganda, con problemas psicológicos por lo que se deduce de lo que vemos aquí, es interpretado con maestría por Forest Whitaker. Es uno de esos buenos actores que en la mayoría de las ocasiones solo hacen de secundarios. El personaje en cuestión es complejo e interesante, así como odioso, lo que permite el lucimiento del actor.
Y más que a un jovencísimo James McAvoy, que no está nada mal, yo destacaría a Gillian Anderson, que logra que nos olvidemos por completo de la agente Scully.
Pues bien, aunque al principio parezca que va a ir de médicos cooperantes, la historia se centra totalmente en la relación entre este joven doctor y el dictador, que tenía desde luego un comportamiento bastante peculiar y extraño. Y por supuesto, mucha fachada de cara a un pueblo paupérrimo que encima le apoyaba al principio, cuando en realidad era un genocida.
Aunque cierta parte del film trate de política, realmente no es aburrido para nada. Nos da a conocer a un personaje poco conocido de la historia reciente de África.
Pero dejando todo de lado y por encima de todo, es la interpretación de Whitaker la que hace buena a la película.
i42poloj
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7 de julio de 2021
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El director principalmente de documentales biográficos Kevin Macdonald nos presentó en 2006 un largo de ficción basado en hechos (por desgracia) reales; un drama sobre el comportamiento vil y errático del dictador ugandés Idi Amin (Forest Whitaker) que toma como referencia la novela del periodista británico Giles Foden. En ella nos adentramos en la intimidad del sádico gobernante a través de los ojos de un personaje de ficción (el Doctor Nicholas Garrigan encarnado por James McAvoy). Así pues "El último Rey de Escocia" tiene avatares verídicos y otros creados con el propósito de ligar el relato y acercar la trama a los ojos del público general occidental.

Y la mezcla en líneas generales sale bien parada. Con un desarrollo de los acontecimientos con pocos puntos muertos o intrascendentes (aunque los tiene) y con la necesaria garra, arrojo y astucia (aunque aun pudo lanzarse
más a la piscina de drama desgarrador, artimañas políticas y confabulaciones militares. Pero "El último Rey de Escocia" no llega a las cotas de libretos como "La lista de Schindler" (1993), "Braveheart" (1995), "Lincoln" (2012), "El pianista" (2002) o "La Pasión de Cristo" (2004)) la cinta apenas amuerma y en su gran parte logra atrapar con curioseo (sabiendo o no sobre la figura de Amin y sus maldades), la historia evoluciona con naturalidad y compás... mientras que observamos de forma gradual como el lobo se va quitando la piel de cordero y como el personaje principal (que no protagonista) se conforma como un ser tan peculiar como terrorífico, tan excéntrico como sádico, tan malvado como inmaduro. Las pinceladas que nos aportan Peter Morgan y Jeremy Brock en el guión hacen de Idi Amin un villano creíble, pues el ególatra desmedido existe (y para muestra tenemos las noticias de sucesos de cada día) y éste es un psicópata neurótico con un ejército dentro de un país donde los gobiernos no los ganan las urnas sino las metralletas.

Todo este microcosmos, sus contrastes y sus rémoras se nos describe con un realismo auténtico y genuíno. No es tanto así en la figura del Doctor Garrigan por el que no se evita pasar por ciertos clichés y previsibilidad tópica (a pesar de que James McAvoy lo solventa con un gran oficio). Pero todo lo que envuelve al personaje magistralmente interpretado (su Oscar es del todo merecido, aunque ese año la comedia también nos dejó actuaciones principales masculinas del mismo nivel. Pero ya se sabe que los Oscar se llevan mejor con el drama que con la comedia) por Forest Whitaker posee un equilibrio narrativo del todo agradecido (su fachada amable logra incluso encandilarnos, su extravagancia se nos torna interesante, sus prontos resultan temibles y los momentos de crudeza gore se dan en la justa medida para sacudirnos sin exagerar pero de forma brutal).

El film además posee una realización avezada. Con un uso de los planos profuso y espabilado (por supuesto el plano/contraplano es su sostén, pero el uso del picado y el contrapicado según las posiciones de dominio y control o sumisión y temor es tan sutil como competente. Y los mismo se puede decir de ciertos paneos, de otros tantos zooms, de planos estáticos con un ligero movimiento para infundir una calma tensa o los planos detalle hacia el personaje de Amin que se van ampliando para abarcar más yugo hacia su población), con una banda sonora vivaz y pertinente (que no memorable), con un elenco de secundarios honesto (aunque no tiene mucho material en sus manos, pues el film es un tanteo continuo entre Whitaker y McAvoy), y con una fotografía de grano duro, gran saturación y tonos ocres que torna al film en una fábula pesadillesca.

Estamos pues ante un drama in-crescendo muy medido y robusto. Un largo llamativo y estiloso con un toque de información histórica que no será posible de olvidar. Por supuesto pudo pulir más sus flecos argumentales y enriquecerse con mayor contenido dramático o histórico, pero lo que nos ofrece es realmente seductor en casi todo momento. Recomendable a todo público adulto general (se tenga o no interés en este género de drama histórico, estamos hablando de una persona que asesinó a más de medio millón de personas en 8 años. No debe volver a repetirse) e indispensable para todo fan de Whitaker o McAvoy y para todo seguidor del drama basado en hechos verídicos

Lo mejor: Me quedo con las actuaciones de Whitaker y McAvoy por este orden.
Lo peor: Cuando reincide en las secuencias de fiestas y jarana en la mansión del desalmado y falto de empatía.
Spark
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18 de abril de 2022
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Película con una ambientación acertada y cuidada tanto del país como del momento histórico y político. Mención especial a la interpretación de Forest Whitaker y James McAvoy.
Pero en mi opinión le sobra metraje pues la historia es bastante previsible y tiene pocos giros argumentales que puedan sorprendernos.
En conclusión, es un filme que merece la pena visionarlo, tanto por la calidad de producción como porque nos acerca a la triste y dura historia (una más) de un pueblo africano sometido a un autócrata sanguinario e irracional.
Miguel
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26 de febrero de 2007
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disponerse a ver una película sobre África y sus conflictos no suele ser sinónimo de diversión. Más bien se asocia con una ardua batalla para soportar la dureza de las tramas y una habitual parsimonia narrativa. Sin embargo el debut en el largo de ficción de Kevin McDonald es un filme que saber ser entretenido sin resultar por ello frívolo.

"El último rey de Escocia" aúna un tema de interés con un ritmo ágil, y combina la denuncia social con la historia de fascinación/repulsión entre el dictador que interpreta con gran fuerza y credibilidad el oscarizado Forest Whitaker, y el doctor escocés al que da vida James McAvoy, quien lejos de ser un convidado de piedra en la función, resulta ser el eje central de la trama, los ojos a través de los que se nos muestra cómo Idi Amin pasa de ser un entrañable populista a convertirse en un abominable tirano. Interesante.
JorgeRTadeo
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24 de febrero de 2007
4 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
África está de moda. Al menos, para el cine americano: "Diamante de Sangre" y "El último rey de Escocia". Sierra Leona o Uganda. Uganda o Sierra Leona. Da igual. Lo de menos es el país. Una misma realidad se asoma: un continente que no consigue, o al que no dejan emerger. Diamantes o Dictadores. Todo se alía con la descolonización política, que no económica. Y la violencia. Porque las dos películas participan de la misma violencia. Más sutil? o menos explícita en la que comentamos. Aunque la memoria nos lleva a otra escena antológica del cine, vista en "Un hombre llamado caballo".
Y los blancos que lo invaden todo. O casi. Porque aquí son la excusa y el punto de vista. Pero quien se lo "traga" todo(y no hay connotación canibal) es el sorprendente Whitaker. Tierno y despiadado. Patético y sorprendente. Dibuja un personaje increiblemente atractivo para el espectador. Idi Amin Dada quedará irremediablemente unido a su rostro "panzudo". El problema está en el resto de los personajes. Comparsas hasta la saciedad. Algunos incluso ridículos: ¿Ese miembro del comisionado inglés no podía haber sido menos plano?.
Sorprenden el color y la luz ( brillantes, muy estética setentera), no la localización.Es Uganda porque nos lo dicen, pero podría ser cualquier otro país africano ( ¿No están abusando de una imagen demasiado globalizada de África? ).

Una frivolidad: Por Dios, que nadie se pierda la batería de trajes de baño. Inenarrable.

Definitivamente: Un interesante ¿biopic? ficticio. Una memorable actuación. Y un nuevo ataque a las conciencias de los que van a ver fundamentalmente esta película: los occidentales.
elizondo
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