Alabama Monroe

Una de las más hermosas y desgarradoras historia de amor de los últimos años. Actores magníficos entregados en cuerpo y alma a un puzzle de emociones, es cierto que a veces se le va la mano emotiva a Van Groeningen, que se van recomponiendo mediante un encadenado de flashback que me recuerda a "21 gramos", entreverado todo ello con una estupenda banda sonora de bluegrass.
La pasión por este tipo de música y su entorno americano, casi como un anacronismo en el corazón de Bélgica, une a dos seres pasionales de cuyo fruto nace una hija que les ofrecerá las dos caras de la vida, poniendo a prueba su concepción de la misma. Bella, trágica, basada en el libro que escribió el actor principal en colaboración con la actriz Mieke Dobbels no puede menos que emocionarnos, hacernos reflexionar sobre la fragilidad de la existencia, agarrarnos desesperadamente a los momentos de felicidad y saber que la música es un refugio permanente del alma.

Interesante y llamativa película belga que aborda la vida en familia entre Elise, Didier y su pequeña hija, Maybelle. Aunque se encuentra entre un punto medio entre el drama romántico y un musical “country”, “Alabama Monroe” es, en definitiva, mucho más que eso. Demuestra que es posible hacer cine romántico sin caer en cursilerías y que la banda sonora debería contar como un actor más dentro del reparto.

Solo unos tibios debates ético-políticos logran empañar un poco este trabajo, lo cual es una pena porque realmente es una cinta que se deja ver con atención y que jamás aburre, salvo los retazos en los que los discursos religioso y político tratan de justificar su existencia en ella y que, a título del suscrito, sobran. Si usted es de los que busca películas que desborden emociones relacionadas con el amor y la familia, esta película es para usted.

Hacía mucho tiempo que tenía pendiente ver esta película belga, nominada a Mejor película de habla no inglesa en los Oscars de 2013. En ella se muestra el deterioro de un matrimonio a causa de la enfermedad de su única hija. Es una película desgarradora, intensa y cruda. Todo aquel que tenga hijos, como el que escribe, pasará algunos malos ratos. La enfermedad hará mella en los protagonistas y hará relucir lo peor de cada uno; rencores, disputas teológicas y existenciales estarán a la orden del día. Nos sumergimos en una pareja que ve la vida y la muerte de forma distinta. Él lucha contra esa fe ciega que tiene ella en que hay vida después de la muerte, pero lo peor que puede hacer es intentar que su visión prevalezca; Elise, interpretada por la cantante belga Veerle Baetens, se lo dice a Didier, interpretado por Johan Heldenbergh, en un momento del metraje. Esa relación es el hilo conductor de la historia, pero no es el único, la música, interpretada por los protagonistas y la banda The Broken Circle Bluegrass, es tan importante como el propio guión. La banda sonora fue una gran sorpresa. Compuesta por Bjorn Eriksson es perfecta para ir acompañando la historia, son pequeñas historias dentro de una gran historia de amor que evoluciona, cambia y se resquebraja con el dolor. Este está presente en toda la película, un dolor que traspasa la pantalla y nos cala hasta los huesos.

El trabajo de los actores merece ser reconocido, consiguen mostrarte la montaña rusa de emociones que experimentan; alegrías, penas, peleas, música... Me gusta que la película no sea lineal, da saltos temporales recorriendo toda su vida juntos. Lo que más me gustó es la bienvenida que la banda da a la hija, un momento en el que ninguno podrá dejar de sonreír.

Espero que disfrutéis como lo hice yo, en filmaffinity he puesto un 7 de nota. Las películas que nos acercan a la realidad y te dan conciencia de la vida, son siempre interesantes. He aprendido una cosa al ver el film, es bueno ser comprensivo con lo que los demás piensen, y no es malo decir una mentirijilla para que alguien, a quien quieres, sea feliz.

www.fromlosttothecine.com
Nota:$$$

Valoraciones: Mala $ / Regular $$ / Buena $$$ / Muy buena $$$$ / Excelente $$$$$)

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The broken circle breakdown (Alabama Monroe)( by Daniel Rodríguez Lorenzo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
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Para encontrar una película igual de cursi, ñoña y relamida que ésta he tenido que hacer un serio esfuerzo de memoria. Lo más aproximado que se me ocurre es una francesa llamada "Declaración de guerra" (si se refería al espectador el título es todo un acierto). Las dos comparten leitmotiv, o sea niñita- o niñito, ya no me acuerdo- con cáncer o alguna otra enfermedad, además de los elogios de buena parte de los críticos profesionales, que por lo visto no tienen clara la diferencia entre una obra cinematográfica y una mesa petitoria de la Cruz Roja. Para ser sincero, yo y mi compañero de desdichas nos fuimos de la sala un poco después de la mitad, en cuanto nos empezaron a dar arcadas. Luego nos metimos en otra española llamada "La herida", que tampoco tenía desperdicio. De ahí salimos despavoridos a los cinco minutos... No voy a extenderme sobre esta última obra, pues como he dicho, apenas vi una pequeña muestra, que sin embargo me bastó con creces.
Y aquí viene la pregunta del millón... ¿ Es posible a estas alturas hacer- y esto creo que vale para las dos cintas- un cine tan trasnochado y pasado por la sartén como éste? ¿Y que casi nadie entre la crítica parezca darse cuenta? Alabama Monroe no es más que un telefilm barato con una música pasable- para quien sea amante del country- y llena de escenas y diálogos chorras. Los personajes son tan buenos que dan ganas de vomitar y no hay en lo que sufrí en la pantalla una sola escena que merezca salvarse de la quema. Especialmente insoportable me resultó la escena de sexo en el coche, con el macho de los barrancos gimiendo como un cochino en celo, poniendo ojos de cordero degollado y soltando aquello tan emotivo de "¡Qué bonito!". Si él lo dice... Y luego va la otra y responde algo así como "¡Por favor no te pares!"
Para suicidarse.
Esta es una película sensiblera e insoportable repleta de guiños buenistas y diseñada para ganarse el aplauso de un público atontado. Que por desgracia abunda.

Yo pensaba que en Bélgica no había nada más que chocolate y gordos, pero resulta que saben hacer películas como Alabama Monroe, de la que Richard Dawkins se sentirá orgulloso. Trata de una pareja de paletos -él es un tío molón y ella una magufa descerebrada e inútil, llena de tatuajes- que por cosas de la vida tienen que construir un porche (aunque al final creo que era un torche, lo que pasa es que la peli estaba en flamenco y no me enteré bien) en la entrada de su casa.