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El salario de la violencia

Western Lee Hackett (Van Heflin), ranchero a la vieja usanza acostumbrado a resolver los problemas aplicando sus propias leyes o por medio de las armas, vive con sus dos hijos, David (James Darren) y Ed (Tab Hunter). Pero, a pesar de quererlos a los dos, siente una especial predilección por Ed, el mayor, un chico pendenciero, caprichoso y con tendencia a meterse siempre en líos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
20 de julio de 2020
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante y pasional western psicológico del gran Phil Karlson, con claras reminiscencias bíblicas, y que aborda las materias de la educación de los hijos, la competencia paterno filial, el tema de Caín y Abel, el caciquismo, el racismo, la justicia, el amor o el sentido último del deber, del bien y del mal.

Con brillante fotografía, algunos momentos dramáticos impactantes, uniforme contenido y ritmo narrativo, tono estilístico entre clásico y ya casi crepuscular, estupendos actores, adecuadas interpretaciones y memorables personajes principales, llenos de ambigüedad anímica y moral, propia del ya indicado western psicológico.

Llamativo y recomendable film; en mi opinión.
Luis Ángel Lobato
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28 de julio de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lee Hackett, es un granjero con una gran influencia en el pueblo y estará dispuesto a usar esa ventaja cuando, su hijo Ed, comience a salírsele de las manos. Hackett quiere tener hijos dignos y responsables, pero, espera ser él, y nadie más, quien aleccione a sus vástagos. Pero, la psicología evolutiva sostiene que la sobreprotección nunca ha funcionado para bien, y al creerse impune ante cualquier cosa que haga, el sobreprotegido comienza a actuar con prepotencia… y es entonces cuando, al sobrepasar la ley de cuanta forma se pueda, el hombre termina andando por un sendero que, tarde o temprano, será su perdición.

Lo triste del prepotente es que, ciego ante su “poder”, jamás entenderá que La Impunidad no Existe, y que, la senda que ha tomado, termina siempre en un abismo por más que crea que aquí en la tierra nadie puede con él. Así como la oscuridad solo es falta de luz, la impunidad solo es la tardanza de la Justicia… pero mientras más tarde, más severo será el castigo, porque el prepotente, sintiéndose un diosecito, acumulará cargos uno tras otro, sin cesar.

Creo que el director, Phil Karlson, ha logrado con, <<EL SALARIO DE LA VIOLENCIA>>, un western muy ilustrativo, pues, pone el dedo sobre la llaga de un fenómeno social que ha generado tiranos, dictadores, y gente infame de la peor calaña que, por sí sola no es la responsable sino que es el resultado de una sociedad permisiva, aduladora y vendida que, con sus acciones y sus palabras, termina consolidando a este tipo de indeseables que atormenta a la gente buena hasta que el destino los alcance.

La historia, escrita por Frank Nugent -quien se basara en una historia de Ric Hardman-, está muy bien estructurada y el filme se desenvuelve en unos majestuosos ambientes que contrastan con el inevitable proceso de descomposición de un muchacho que nunca aceptó estar de segundo, porque, cuando su padre le dijo: “Si dejas que un hombre te haga las cosas que puedes hacer por ti mismo, antes o después ese hombre se hará a la idea de que es mejor que tú”, él solo entendió la última parte y neciamente se dispuso a demostrar que “nadie es mejor que él”.

Con la vitalidad y el recio carácter a que nos tuvo acostumbrados, Van Heflin, como el ranchero Hackett, logra otro personaje que deja huella y que se convierte en ese ejemplo de padre que nadie debería seguir. Tab Hunter (Ed), se posiciona con firmeza de su rol de chico desadaptado y el director logra matizarlo de tal manera que podamos verlo con más comprensión que resentimiento; y James Darren (Davy), es el hermano que logra preservar su integridad y será aquel que enseñe a su padre que, a un ser humano, jamás se le juzga por su raza o su apellido… ni por ninguna de esas necedades que, generación tras de-generación, nos transmiten en esta zoociedad. A un ser humano únicamente se le juzga por lo que dice y por lo que hace… y, a veces incluso, ni siquiera por lo que dice porque, en incontadas ocasiones, las acciones contradicen las palabras.

Título para Latinoamérica: ALARIDO DE SANGRE
Luis Guillermo Cardona
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31 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El posible que, dentro del agotamiento del género, de haber continuado en los años 60 la línea general seguida hasta entonces por el western de destacar los valores humamos y censurar los vicios y los defectos de las personas y de la sociedad, no hubiese entrado en la profunda crisis que siguió a partir de entonces con ese pistolerismo sucio y descreído que vino a continuación.
La cinta que nos ocupa se centra en el fracaso como padre de un poderoso y soberbio ganadero, Lee Hackett (Heflin), que anclado en "Los viejos tiempos" y en su dinero cree estar por encima de la justicia, "Yo ya estaba aquí antes que la ley". Con estos antecedentes, sus hijos Ed (Hunter) y Davy (Darren) seguirán caminos muy distintos.
Gran guion pese a no ser un tema demasiado original. Bien trabada la extorsión del forastero astuto a los Hackett, como la seriedad de un sheriff a la moderna que no está dispuesto a tolerar ya al viejo cacique. Tampoco el pueblo se deja seducir tanto por las interesadas invitaciones del cacique y empieza a reclamar justicia.
Excelente realización con un ritmo que va in crescendo poco a poco, mientras retrata a los personajes con sus vicios, defectos y virtudes. Destacan sobre todo las figuras del padre y del hijo mayor, de tal palo tal astilla, pero tampoco debe olvidarse al sheriff y su ayudante o al Dr. Thomas Butler y su escasamente ético comportamiento.
Hay asimismo una severa crítica al racismo, "Un hijo en la cárcel y otro bebiéndose los vientos por una mestiza"; a la soberbia, "Esta familia no acepta favores a no ser que esté dispuesta a pagar el doble"; pero sobre todo a la educación, a la mala educación en la violencia y en el atropello a los derechos de los más débiles, confiando que los dudosos méritos de un pasado reciente permitan cualquier abuso.
Excelente ambientación, paisajes, fotografía y brillante interpretación de Heflin.
A destacar la escena del juicio cuando la mestiza arroja al suelo las monedas de oro y, sobre todo, el desenlace.
Un buen western al estilo de los clásicos. Muy recomendable.
Lafuente Estefanía
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