Hagamos una porno

Hay numerosos errores empezando por el casting, no me creo a Seth Rogen ni aquí ni en Lío embarazoso, un tío bastante repulsivo al que siempre emparejan con mujeres de impacto y no cuaja como es normal, o se buscan chicas mas terrenales o un tío menos difícil de ver.
El tono general lejos de ser transgresor es lo mas blando que se recuerda al director que cae en un romanticismo bastante barato y poco estimulante.
Los diálogos chispeantes de otras veces desaparecen por completo y solo quedan 4 gracias dispersas.
Y por si fuera poco tampoco se ve carne 2 tetas, un culo, y una verga es todo lo que se ve en una película que versa sobre el cine porno.
Seguro que en la cabeza de Kevin Smith todo era mucho mas divertido de lo que el resultado final nos muestra. Me duele por ser Kevin Smith pero tengo que suspenderla...

En las antiguas cartillas militares españolas (ya se me nota la edad...) había un apartado donde ponía "valor". Generalmente se rellenaba con una fórmula "se le supone". Claro, todo eso salvo que diéramos con el Rambo de turno, que él solo fuera capaz de acabar con una invasión únicamente armado con un tirachinas. Centrándonos en Kevin Smith, director que nos deslumbró a todos con su "Clerks" y cuyas películas -todas, por malas que fueran- tenían un toque, un brillo que hacía entrever su talento, ahora nos ha dejado muy defraudados. Porque a Kevin Smith, yo el talento se lo suponía, a pesar de todas las barbaridades que se permitía hacer, en el barroquismo friki de "Jay y Bob contraatacan" o "Dogma". (sigue en spoiler)

Vale, a ver si lo he pillado: se coge a un friki de manual (un gafapasta gordo, feo, peludo y con menos criterio a la hora de vestirse que Ágata Ruiz de la Prada) y a la boba y mona compañera de instituto con la que lleva viviendo desde hace años en perfecta armonía sin necesidad de sexo, se les pone en una situación económica límite (con, ejem, dramático y original corte de agua a media ducha incluido) y se les obliga a estrujarse el cráneo buscando una solución a sus problemas, que el gafapasta (asqueroso, sí, pero inteligente y mordaz como mandan los cánones del buen friki) encuentra, cosa por lo visto de lo más transgresora, en rodar una peli porno con actores aficionados. Internet y el boca a oreja harán el resto: el gorila gafoso y la guapa tonta, en pleno éxtasis postcoital y con los bolsillos llenos de pasta, podrán ducharse de nuevo, que buena falta les hace, y dejarán de calentarse quemando muebles en un bidón. Si añadimos unos diálogos calculadamente soeces, una visión banal y desacomplejada de las relaciones sexuales, una galería de secundarios excéntricos que incluye alguna antigua celebridad del porno (la pellejuda Traci Lords) y alguna cancioncita de Blondie y los Pixies para aliñar la ensalada, ya tendríamos una –otra- peli indie en toda regla, nada del otro mundo pero correctita, de esas que algunos, que encuentran de lo más provocador repetir hasta el hastío palabras tan normalitas como “chorra”, “culo”, “manola” o “mamada”, bautizan entusiasmados como “frescas”, como si de colonias o sandías se tratara.

Todo va más o menos bien, de hecho, mientras la cosa no pasa de ser una comedia de las llamadas “gamberras”, sanamente procaz y deslenguada y sin grandes aspiraciones, pero empieza a derrapar y finalmente se estampa de morros cuando Kevin Smith decide, de golpe, que hay que dar más profundidad a unos personajes planos como tablas de planchar y que solo funcionan cuando son tratados como caricaturas. Que el friki seboso decida de golpe que el amor ha entrado en su vida como una suave brisa matutina resulta tan creíble como ver a Raúl vestido de azulgrana haciendo cortes de manga en Chamartín, y mete a la peli en una espiral de empalagosa cursilería de la que no logra ya salir y que la hace discurrir, de ñoñez en ñoñez, hasta la gran babeada final, en la que solo faltan unos fuegos artificiales y un violinista meloso.

Me pregunto si Kevin Smith, a fuerza de oírselo decir, ha acabado creyéndose el genio salvador de la comedia contemporánea que desde luego no es y está convencido de que cualquier chorrada que lleve su nombre será aplaudida y jaleada o si es, simplemente, que nadie le ha contado nunca aquel chiste que se pregunta por qué las mujeres ven las pelis porno hasta el final (imagino que conocéis la respuesta: porque creen que al final se casan). No sé, estoy convencido de que de haber conocido este chiste, el amigo Smith se lo habría pensado dos veces antes de escribir el guión de esta peli. Es una intuición.

Empieza bien. Bastante bien, de hecho. La escena del reencuentro con los compañero de clase, las braguitas de abuela... todo el incio resulta divertido e incluso fresco.
Parece que puede llegar a ser una buena comedia y de pronto... chistes escatológicos, repetidos hasta la saciedad, tetas (tampoco muchas chicos, no os hagáis ilusiones), culos... por supuesto son los extras y secundarios los que se desnudan, los protas nunca.

Por favor... ¡que estáis haciendo una porno! ¡Y os acostáis con la ropa puesta! Ah no... es que están haciendo el amor (subidón de azúcar con esa frase).

Y mira que Seth Rogen me cae bastante simpático. Banks ni me va ni me viene... pero no existe ninguna química entre ellos.

Total, que podría haber dado mucho más de sí. Parece que va a destacar, pero no. Se queda en otra comedia americana más. ¿Dónde quedó el Kevin Smith gamberro de Clerks?

Le doy un 4 porque salen muchos de los amiguitos del "dire" de siempre (que ya actuaron en Clerks, Dogma, Persiguiendo a Amy...) y porque en el fondo, a pesar de ser "otra más" de esas que el final se ve venir desde el comienzo... puede resultar entretenida.

Hace años que el brillo de Clerks se apagó. Pero el Smith este continúa tratando de explotar el tirón de aquelos diálogos ágiles y desvergonzados, y sólo consigue ser más ridículo cada día. Cada película nos muestra el talento que nunca tuvo y lo fácil que es vivir de una banda de pajilleros enganchados a tu mierda de chistes y teorias vitales, o amoriles, o esa caca de Woody Allen negro, rapero, yonqui y analfabeto que es lo que pareces.

Los ahora penosos y artificiales diálogos me suenan a lo mismo que pasarme toda la tarde del sábado y toda su noche y su madrugada, en uno de esos locales que las pandillitas de colegas alquilan para fumar porros, jugar a la play y rascarse los cojones a gustito. A ver quién es el que dice la tontería más gorda, o el más machito narrando las mentiras de la noche del viernes, y bla bla bla. Eres un cutre y te salvan la banda de enganchaos frikis y fans-de-por-vida-porque-sí, porque crecieron con Clerks, Mallrats y tal, y con los cómics, y pasan de las titis, y tal y tal, y llevan gorra hasta en invierno, se duchan con la puta gorra, no se la quitan ni para lavarse la cabeza, ni para cortarse el pelo, y esos pelos y esas barbas, y esos pantalones, y esas bermudas, pero tio, que te pires. que te pires pandereta.

Referencias típicas de las pelis que nos molan... Centros comerciales. Machismo. Insultos que suenan a palabras de amor, patético. Cree este ser, incapaz de abandonar el onanismo clandestino, ¿que el mundo necesita oir sus absurdas reflexiones? Los personajes son más cutres que sus parodias, dan más asco que Friends y ni se lo huelen esta banda de guays. Y esa musiquilla de mierda rompiendote las pelotas continuamente, ese funky cutre. Pero lo peor son los momentos tiernos, ayyy, qué potito, gracias, de nada, no, gracias, ay, de nada, dice ella suspirando. jojojo. Casi vomito y mientras escribo me dan arcadas de recordarlo.
Tal vez haya pretendido ser moderna, menuda libertad, mental y sexual, qué coño, sólo es sexo. Pero nuestra prota femenina no folla con nadie más. Eso se llama amor. No hay por dónde cogerla, es una basura de pe a pa. O eso o un folleto de las nuevas juventudes del PP. Folla sólo con quien ames, y no pongas condón, deja que tu conejita para como una puta abeja reina.

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