El puente de San Luis Rey

Película interesante en su idea de base, tanto en el hecho de saber desde que empieza que 5 personas mueren, pero no sabes quienes son hasta el final, como las teorías sobre la casualidad o la no casualidad (bien divina o del destino), sin contar todo el entramado de subtramas del sentido y sensibilidad humanos.

Además es todo un lujo ver al plantel de actores, a cual mejor, y una ambientación más que correcta.

Lo único achacable, sería que le falta más fuerza narrativa, y un montaje más dinámico, y cohesionador, para poder narrar de una manera más clara y efectiva, este relato de "vidas cruzadas".

La historia del film está basada en la novela “The Bridge of San Luis Rey” (1927) del estadounidense Thornton Wilder (1897-1975), anterior a este film ya se habían hecho dos versiones del mismo, en el 1929 y 1944. Cuenta la trama que el 20 de julio de 1714 en Lima, Perú, el puente de San Luis Rey se vino abajo y con él, cinco viajeros que se precipitaron al vacío. La pregunta es, si el desastre respondió a un capricho del destino, fue provocado por las propias víctimas o fue un acto concertado de Dios.

Se lleva a cabo un juicio en el Tribunal de la Inquisición, presidido por el virrey de Perú (F. Murray Abraham) y llevando la acusación el Arzobispo de Perú (Robert de Niro) contra un sacerdote de nombre Juniper (Gabriel Byrne) por herejía cuando este investiga las vidas privadas de los implicados en el accidente y concluye por escrito que fue un acto divino para liberarlos de sus penas y sufrimientos

¡Es fácil repartir culpa! Es interesante el punto de vista bíblico sobre este tema del film, en una ocasión Jesús hizo referencia a un suceso parecido “aquellos dieciocho sobre quienes cayó la torre de Siloam, matándolos, ¿se imaginan ustedes que con eso se probó que fueran mayores deudores que todos los demás hombres que habitaban en Jerusalén? (Lucas 13:4), además el rey Salomón dijo que “el suceso imprevisto les acaecen a todos” (Eclesiastés 9:11) Simple y sencillamente, ¡un acto fortuito!

El film conto con un excelente reparto de actores, Robert De Niro, Kathy Bates, Harvey Keitel, Gabriel Byrne, Pilar López de Ayala, Geraldine Chaplin y F. Murray Abraham entre otros, pero ninguno gozaba de la química que se requería con sus personajes, posiblemente por el tema de la Inquisición o por su exagerado martirio sin sentido, todo esto afecto la entrada de las taquillas. La película tuvo un presupuesto de $24 millones y generó por la venta de taquillas la cantidad de $2 millones, además recibió una nominación a los premios Goya por mejor diseño de vestuario, el cual ganó.

Lo que más me gustó de esta película son los escenarios donde se rodó y todo lo relacionado con la vestimenta de los actores, los vestidos son una auténtica maravilla, las interpretaciones no son malas, pero el tema de la película se hace un poco pesado, aún asi y con lo que transmite de fondo no esta mal y la recomiendo

En mi opinión personal, es importante relacionar el amor, la fé, y los sueños que hacen a la persona en levantarse de un profundo dolor sentimental que a la final descansa después de la muerte. Es una película muy buena que transciende el arte del teatro y la religión como base primordial entre la sociedad. Es una historia clásica hermosa basados en el siglo XVIII en el virreinato del Perú, y que lamentablemente las verdades que resultan muy dañinas a otros hace que esta trama sea muy emotiva y significativa hacia las emociones.

Esta película podría haber sido todo un peliculón en manos de un director con más experiencia, pero la directora, una desconocida Mary McGuckian no ha sabido sacar provecho del maravilloso grupo de actores con el que contaba. Los actores, precisamente, son lo más destacable, sín duda, del film, junto con un vestuario y una ambientación de lujo al que no se le puede poner ni un sólo pero. Robert De Niro tiene una presencia impactante como el inquisidor arzobispo del Perú, su vestuario y su físico se juntan para dar una imagen que llena la pantalla, pero no es él el que más destaca dentro del grupo de actores. Lo mismo pasa con el elegante Gabriel Byrne, quién hace lo que puede con su aburrido personaje, narrador de toda la historia. Me gustaron mucho más el infalible Harvey Keitel, al que siempre es un placer verle actuar, La discreta Geraldine Chaplin, una actriz de físico un tanto especial y que me cae francamente bien, un John Lynch que me ha sorprendido muy gratamente, una enorme Kathy Bates, actriz que por muy mala que sea la película ella la hace brillar con su presencia y un F. Murray Abraham perfecto. Pero quién se lleva la palma aquí para mí ha sido la española Pilar López de Ayala. Su actuación me ha encantado y me ha parecido de lo mejorcito de todo el elenco, descarada cuando convenía, sensual y dramática cuando correspondía. Bravo por ella.
La música de Schifrin me ha parecido cargante, no me ha gustado especialmente y, como curiosidad que no me esperaba, la aparición del torero malagueño Javier Conde haciendo, claro está, de matador y amante del personaje de López Ayala. ¡Lo que hay que ver!.