Batman: El caballero de la noche asciende

Tras lo mucho que elevó el listón la notable “El caballero oscuro”, servidor tuvo sensaciones encontradas cuando supo de la existencia de una tercera parte del Batman de Nolan: Por un lado me dio mala espina, pues me pareció que el final de “El caballero…” era muy cerrado y no había más que decir, además de no agradarme la idea de “cerrar la trilogía” ya que prefiero pensar en “El caballero…” como un producto único debido a que considero “Batman begins” una película fallida.

Pero, por otro lado, si tenemos en cuenta la calidad de “El caballero…” cabia esperar una buena película, aún más después de conocer la buena acogida que estaba recibiendo. Nada más lejos de la realidad. La película no sólo resultó un mamotreto excesivo en todos los aspectos y tremendamente irregular, sino una de las mayores decepciones cinéfilas de mi vida, si no la mayor. Habiendo visto esta y la también insípida “Origen” le quitó mucha consideración a Christopher Nolan.

Ningún personaje ya conocido sufre ninguna evolución, más allá de la absurda transformación de Wayne en barbudo eremita cojo y su moralista retorno y retiro. De las nuevas adquisiciones , cabe destacar el inesperado pero ridículo giro de guión que atañe a Miranda Tate, el peor personaje de lejos, y el buen hacer de Anne Hathaway como la nueva Catwoman, el único con profundidad y desarrollo y probablemente lo menos malo de la cinta.

El guión, confuso y sin sentido. El metraje, innecesariamente largo (si ya pecaba de ello “El caballero…” aquí cuesta discernir que merece ser salvado) y tedioso en su intento de mantener la tensión machaconamente en todo momento. Las frases, obvias y redundantes, cargadas de moralina barata en sintonía con la demagogía que empapa el filme (deplorable escena la de los discursos comunistas de Bane, villano que no deja de parecer un cachas agresivo con un pulpo en la cara), que dan la desagradable sensación de estar ante un producto que trata a sus consumidores como si fueran idiotas. Batman, razón se ser de estas películas, aparece en escena en contadas ocasiones. Se retoman ideas argumentales ya fallidas en “Batman Begins” como la de la nefasta Liga de las sombras, y la tornan aún más desastrosa con la novedad de la torre del destierro que, aún siendo un lugar temible del que los mejores guerreros no lograron escapar, se encuentra habitada por ancianos que filosofan obviedades.

La fotografía es estupenda y la banda sonora muy hábil, y Nolan vuelve a demostrar una tremenda facilidad para estructurar acción trepidante. Es por ello que resulta una lástima observar como tan buenos medios sólo son usados para crear pirotecnia y ruido ( en contraste con su predecesora, aquí sólo la escena inicial del rapto del avión es recordable, dentro de una anodina y cansina sucesión de tiroteos, manidas persecuciones de coches y explosión de bomba como broche final incluido), un sabroso envoltorio sin contenido alguno.

Este es un claro ejemplo de malgasto de potencial, y de lo importante que es dirigir bien las cosas. Nolan contaba con un elenco fantástico y unos medios deslumbrantes, y en lugar de ofrecer lo que fácilmente podría haber sido una gran película nos da un gran timo.

Si al escupir el murciélago esta frase no sentís que estás ante una gran película, es probable que el cine no sea tan significativo para vos. Aún siendo la que menos me gustó de la trilogía, es un espectáculo digno del mejor cine que se hizo hasta la fecha. Que le sobra algún personaje femenino, o que estos no llegan a suplir el hueco que deja Rachel Dawes, de acuerdo. Que el malo de turno no es ni la sombra del genial guasón de Heath Ledger, también. Que nos hubiera gustado que ya que se vislumbra el "nacimiento" de Robin, este tuviera más participación y protagonismo, desde luego. Pero por favor, con un equipazo como Morgan Freeman, Michael Caine, Gary Oldman y Christian Bale, me le animo hasta al Imperio con todo y Estrella de la Muerte. Vaya trilogía que se mandó el SR Nolan. Es para aplaudir de pie. Con este sólo (anti) héroe le alcanzó para abofetear al universo Marvel entero. Confieso que Batman siempre fue mi favorito y por muchas razones, a saber: 1- es humano: no viene de planetas extraños ni es un Dios, por lo tanto no cuenta con super poderes, ni super fuerza ni ninguna de esas pavadas 2- puede morir: esto hace que su valentía sea superior, así como la inspiración que provoca (es muy fácil hacerse el loco cuando las balas no te hacen nada o cuando ni los rayos gama te rasgan las ropas) 3- No tiene los colores ni símbolos de la bandera yanqui en su ropa (nótese que si Capitán América, Mujer maravilla, Spiderman, Superman, etc, etc) 4-Es altruista y humanista: siguiendo el legado de su padre ayuda a los mas necesitados a vivir mejor. Parte y reparte sin piedad, pero siempre respetando la vida, aún del más ruin. No hace justicia por mano propia, sino que entrega a los malos para que sean juzgados por la ley. Y además tiene fe en la bondad del alma humana.
Si todo esto no te alcanza, seguí viendo la payasada para cerebros vacío-palomiteros de Deadpool.
En lo que a esta última parte de la saga respecta sigue siendo absolutamente impecable en las escenas de acción. Es MUY destacable que se siga filmando a la vieja usanza, con explosiones de verdad, en escenarios reales y sin abusar del CGI que le quita absolutamente todo el realismo a cualquier historia. El sonido y la BSO excelentes, como las anteriores. Las actuaciones en su mayoría, soberbias y los diálogos, si bien no tan filosos como la anterior, siguen estando en los puntos más altos del cine. Una dirección más que solvente (diría maestra) y un montaje que cierran a la perfección. Lo único que la baja en comparación a sus predecesoras es que el guión no es tan potente, aunque no está mal. Tampoco están a la altura los villanos, que cumplen, pero por debajo del conjunto. Y la inclusión de Anne Hathaway, que para mí es totalmente insulsa, no le suma nada a la historia.
Por lo demás una muy buena película para cerrar esta trilogía que será realmente muy difícil de superar en lo venidero.

Grandilocuente, solemne, larguísima, atrapante, tiene grandes momentos, otros más flojos, pero es coherente con el espíritu de la trilogía y un buen cierre a la misma.
Muy interesante el personaje de Tom Hardy, a pesar de su look totalmente estrafalario, aunque no podía ser de otra manera tratándose de una película de superheroes, pero todo el odio, la demagogia, crueldad, vacío del personaje, está muy lograda.
Anne Hathaway y Marion Cotillard pues ellas están correctas, pero sus personajes parecen salidos de una película de Bond, Nolan en ninguna de las 3 películas puso el acento el los personajes femeninos, si bien en esta les dio más importancia que en las anteriores, fueron más decorativos que trascendentes, a pesar de estar en momentos claves, la película es de los hombres, y ojo no es un reproche, me parece que cada creador es libre de centrar en los personajes que le resulten más interesantes y complejos por encima de su sexo, aunque hoy le hubiera hecho reescribir la historia.
Me resultó bastante fastidioso el rol de Josep Gordon-Levitt.
Y creo que a pesar de que la película no aburre, le sobran unos 15 minutos.

Y es que luego de la perfección de Dark Knight, Nolan intentó crear una historia épica para terminar todo. La historia es densa y enorme. Una Gotham con un Batman retirado; el estado psicológico del Bruce Wayne ermitaño; la presentación de los nuevos personajes; el villano; etc. La enormidad de lo intentado termina haciendo la película más trabajosa de lo deseable.

El largo primer acto de la película es excepcional. El nivel de detalle y el desarrollo progresivo y cohesivo de la historia es de una calidad que sólo unos pocos directores pueden alcanzar. Pero luego, el guion se acorrala en una posición incómoda, dejando un poco hundido a Batman/Bruce, haciendo que Gordon y los policías de Gotham asuman más protagonismo del ideal en la lucha contra Bane. Por cierto, en este segundo acto vemos el desarrollo del plan de Bane y nunca termina de ser tan interesante como al principio. Se presenta como un "liberador", pero nosotros sabemos cuál es el objetivo final real, quitándole bastante emoción a sus discursos, ideas y accionar.

Eso sí, luego de un rocoso segundo acto, la película recupera el vuelo con la epicidad necesaria para culminar la genialidad iniciada por Nolan en el año 2005, con secuencias de acción espectaculares acompañadas por la ya habitual expertise de Hans Zimmer en la banda sonora, la sobresaliente performance de Christian Bale, un reparto de talento para acompañarlo y un emotivo final.

Lo malo de hacer una obra maestra es que, como mucho, sólo puedes aspirar a igualar y hacer otra, nunca superar - o casi nunca -. Y si hablamos de una segunda parte o de una continuación o de otra película de una serie, la cosa se vuelve del color de los grillos porque encima tienes que hacer frente a toda clase de comparaciones y expectativas. Ya si encima “La leyenda renace” es sensiblemente inferior en ciertos aspectos a la mítica “El caballero oscuro”, se dieron las condiciones ideales para que la crítica profesional ajustara cuentas pendientes con Nolan y volviera a sus habituales críticas mezquinas hacia el cine de superhéroes en plan “... buena factura pero…”, “... sabe crear atmósferas pero…”, “... en el fondo sólo es entretenimiento...”, etc...

Yo creo que las cosas son algo más complejas. Personalmente, me gustan las películas de superhéroes así que más que con muchas expectativas, diría que fui con mucha ilusión al cine pensando en que, pasara lo que pasara, iba a disfrutar de lo lindo, ya fuera con una buena película o con una obra maestra. Y salí decepcionado. O, más que decepcionado, confuso. La verdad es que no tenía claro lo que acababa de ver. Salía Batman, pero no era mi Batman. Salía poco, muy poco y cuando aparecía era humano, demasiado humano, totalmente a merced de unas circunstancias muy caóticas. La película tenía todos los ingredientes Nolan: gran ambientación, imposible dejar de mirar a la pantalla, continuos giros argumentales y saltos en la historia, con sorpresas por todas partes, por lo que entretiene y pasas un buen rato, lo quieras o no. Pero me dejó con los pies fríos y la cabeza caliente.

Tuve que volver a verla, ya sin expectativa alguna y con concentración máxima, para ser consciente de toda la carne que los Nolan ponen en el asador y entender todos los hilos visibles e invisibles que enlazan las diferentes subtramas. Bajo esa luz, la película me pareció mucho más consistente. Con sus imperfecciones, sí, con sus cosas mejorables, pero mucho mejor película que otras con mejor fama. No me extenderé en hablar de sus virtudes, porque son las de siempre: es una gran película, rodada de manera impecable e interpretada con mucho talento por los de siempre y por los de refuerzo. Y con una historia que, una vez resueltos todos los enigmas - a lo mejor hay que verla un par de veces para eso- se revela como una sólida, oscura y sorprendente trama muy por encima del nivel habitual del género.

Tampoco me quiero extender con los errores, porque no creo que se pueda hablar de errores como tales, sino como factores que pueden ayudar a entender la frialdad que “La leyenda renace” puede provocar la primera vez:
- Para empezar hay una elipsis extrema que, en un primer visionado, se me antoja arriesgada y que deja numerosos agujeros. Batman ya no es Batman por un suceso apenas esbozado que provoca que Michael Caine apenas aparezca en la película. Sobre esa desconcertante base se articulan muchos elementos de la película que, obviamente, no son excesivamente comprensibles en ese punto. A medida que la película va ofreciendo las piezas que faltan y te haces la composición completa, la cosa coge forma y mejora… pero muchos habrán desconectado ya en ese punto.
- Por otro lado, Nolan parece querer contar demasiadas cosas en demasiado poco tiempo. El populismo como reacción a la desigualdad, el fascismo como derivada del populismo, el caos como sostén del fascismo… y esa fascinación por reiniciar la humanidad mediante la extinción para acabar con el caos y empezar de cero una sociedad justa. Todo un curso de filosofía social acelerada, demasiado acelerada para insertarlo con posibilidades de éxito en una película en la que además hay que contar muchas otras cosas - como por ejemplo, dónde está y qué pinta Batman en todo eso -.
- Y es que, como comentaba, el protagonismo está muy diluido. Batman era el protagonista absoluto en “Batman Begins” y lo compartía acertadamente con el Jóker en “El caballero oscuro”. Los secundarios en ambos casos eran espectaculares, pero aceptaban su rol. Aquí en cambio se ha tomado la decisión de que meter a Catwoman, a Robin, a las caras habituales y a un montón de malvados nuevos que desarrollan las teorías políticas ya mecionadas. Demasiado pollo para tan poco arroz. La obra se vuelve más coral, sí, pero la gente no paga la entrada para ver a Tom Hardy o Anne Hathaway por muy majos que sean.
- Había que cerrar el círculo. No iba a haber cuarta entrega, por lo que el final no podía quedar ambiguo ni abierto. Teniendo en cuenta que un mismo final nunca pone de acuerdo a dos personas, la situación era el típico lose-lose.

En fin. Decisiones. Acertadas o erróneas, pero son sólo eso, decisiones que tomaron los Nolan que hacen que la película sea lo que es y que, desgraciadamente, hacen que sean necesarios un par de visionados para que todo cobre sentido y su grandeza, que la tiene, aparezca. Gana un poco cada vez que se ve.