Una vieja familia nobiliaria carga con una profecía: la dinastía se acabará en el momento en que el barón tenga dos hijos gemelos. Pues el título nació, asimismo, con dos hermanos gemelos, y el menor asesinó al mayor en ''el cuarto negro'' del castillo.

Ambientada en el siglo XIX, precisamente en la época en la que triunfó la literatura gótica, ''The black room'' es una joyita cinematográfica del más puro sabor gótico que fue capaz de parir el Hollywood de los años treinta. Boris Karloff (me quito el sombrero ante él) interpreta aquí a los dos últimos descendientes de la mencionada dinastía, dos hermanos gemelos de caracteres inversos. ¿Se cumplirá la profecía de la familia o se trata solo de un cuento de viejas? Genuino cuento gótico: el castillo, el doppelganger, la maldición, el villano cruel, la doncella indefensa... Y en medio de todo, el ''cuarto negro'', representación de los horrores del pasado y la maldición que golpea en el presente.

Una joven pareja de viaje de placer a través de la exótica Europa del Este, una Europa que aún recuerda los horrores de la guerra. Entonces, en el Orient Express, un extraño viajero se cruza en su camino...

Interesante cinta de terror clásico. Un gótico muy original, que abandona los castillos de piedra centenaria y opta por una escenografía ultra-moderna - o al menos lo más moderno que podía concebir el diseño de la época -. 'The black cat' fue la primera película en incluir juntas a las dos estrellas del cine de miedo, Lugosi y Karloff, que aquí interpretan a dos hombres con las espaldas cargadas de pasado y demasiados motivos para desearse mutuamente la muerte; la mera presencia en la pantalla de ambos desata las chispas. La historia que irá conociendo el espectador será de lo más turbia. Por una vez, el título en castellano - ''Satanás'' - no desmerece la intención del film, pues aquí el gato negro simboliza el mal, y esto se explicita y subraya incluso demasiado con la subtrama de rituales satánicos. La repulsión a los gatos por parte de Lugosi puede ser interpretada desde su personaje de base honrada - aunque con el ''alma muerta'' tras los largos años en la cárcel - que quiere vengarse y enfrentarse al mal. Pero por encima de Lugosi, aquí Karloff borda su papel, metiéndose en la piel de un hombre genuinamente malvado y de aspecto felino. Por último, David Manners hace, como siempre, de David Manners, y Julie Bishop es en esta ocasión su inocente esposa. Resulta algo cansina la tendencia repetitiva de la época de añadir esta pareja de jóvenes enamorados americanos al cuadro gótico de turno, pero entiendo que cumplía su función a la perfección: adentrar al espectador en la historia haciendo que se vea reflejado en estos personajes ''normales''.

Lo mejor: El odio atemperado y la partida de ajedrez entre Karloff y Lugosi. La escenografía. ¡Ah! Y esa pincelada de humor del guionista, en medio de la turbia historia, cuando Manners se lamenta de no haber llevado a su chica de vacaciones a las cataratas del Niágara.
Lo peor: Por encima de todo, la banda sonora, que ha envejecido muy mal. Choca en el oído escuchar continuamente piezas clásicas sinfónicas. La intención era subrayar el melodrama, pero resultan molestas y a veces muy ajenas a la acción de la diégesis.

Esta película fue innecesaria e incluso dañina para la primera parte, la genial ''Halloween'' (1978), pero de eso ya ha llovido, ya ha pasado mucho tiempo como para lamentarlo. A día de hoy, con tantas sagas y tantos títulos ''slasher'' de serie A, serie B o serie Z por medio, incluyendo las (por lo menos) nueve secuelas oficiales de ''Halloween'', esta segunda parte, ''Halloween 2'', es una anécdota inofensiva que los aficionados podemos disfrutar como si fuera un ''extra'' más de la película de Carpenter. Un maravilloso ''guilty pleasure''...

Bromas aparte, el título no es tan malo, simplemente desmerece a la primera parte y fue, me repito una vez más, innecesario. Ya saben ustedes: esta secuela prometía mucho dinero, y de hecho lo produjo. No era para menos: la primera''Halloween'' abrió la veda, pero luego llegaron ''Viernes 13'' y otros títulos sin creatividad alguna, que se basaban en explotar la idea. La película de Carpenter del 78, que había costado cuatro duros, era vista ahora como la gallina de los huevos de oro, y su continuación era obligada para los ejecutivos del cine. Carpenter se negó a dirigirla, pero escribió el guión. También dicen las leyendas que Carpenter metió mano a la cámara en algunas buenas escenas; yo, la verdad, no estoy muy informado de esto, pero sé que al menos metió mano a la cámara para grabar algunas escenas de violencia y sangre, porque según él el borrador de Rosenthal carecía de la suficiente violencia. La verdad... yo no la hubiera echado en falta para nada, dado que la primera ''Halloween'' ya nos muestra que los momentos de mayor tensión y acojone no son precisamente los de la puñalada y la sangre. Aún así, esta ''Halloween 2'' no abusa demasiado de ello, o al menos no abusa tanto como las producciones a que nos tiene acostumbrados la industria en las últimas tres décadas. ¿Por qué no tomaron nota los realizadores de tantas y tantas pelis ''slasher'' posteriores?

Resumiendo. A día de hoy, ''Halloween 2'' es una película más que disfrutable para los aficionados, con algunos puntos fuertes y escenas para el recuerdo (la persecución en el hospital con un Michael lento de andares y una Laurie coja). Aunque la historia debió haber acabado ahí, la idea de continuar la acción justo en el final de la anterior película fue una opción aceptable, ya puestos a continuarla. Y ello a pesar de no tener la dirección de la primera película y ser el guión mucho más flojo (en el spoiler diré alguna cosilla más al respecto). He sido bastante duro en la crítica en honor al anterior título de Carpenter, por intentar viajar en el tiempo y juzgar esta película en el momento en que se estrenó, pero si la miro en retrospectiva, el juicio no puede ser tan severo. Hablaríamos entonces de una película de terror decente, continuación directa del primer título de la saga.

'Halloween' (1978) es una de las obras clave en la historia del cine de terror: innovadora, posmoderna y sobre todo aterradora. Atenta a los miedos colectivos en una época de crisis de valores, consigue casar el cuento infantil del coco (el ''boogeyman'', en países angloparlantes) con los temores adultos. La noche de Halloween es el escenario perfecto porque representa esa falta de valores y permite mostrar las diferencias generacionales, cuando los viejos mitos culturales han muerto y solo sirven de careta y recreo. Esa noche, unos adolescentes disfrutarán sin preocupaciones cuando lo atávico se cruzará en su camino: el psicótico Michael Myers ha escapado del manicomio. En Halloween, este psicótico es aparentemente solo una máscara más, una forma (''the shape'', llamaron al personaje). Myers personaliza el mal en estado puro, y no se ofrece explicación alguna a sus motivaciones homicidas. Lo desconocido da miedo.

Los aciertos del ''Halloween'' original de Carpenter son muchos: buena dirección, buena construcción de planos, buen ritmo, buena música (del propio Carpenter para la película), tensión... y sobre todo una atmósfera inquietante que no es fácil de conseguir. Y todo ello con dos duros, pues esta película se creó con muy pocos medios. Desgraciadamente también fue la causante de que este subgénero llamado ''slasher'', del que fue padre y madre - dejando aparte otras influencias anteriores, como el giallo italiano y algunos títulos americanos que influyeron a Carpenter - triunfara posteriormente en la década de los ochenta, viviera una segunda edad de oro en los noventa y prácticamente sigamos a día de hoy sufriéndolo; pues si bien el 'slasher' ha parido algunos buenos títulos, incluyendo esta obra maestra, hay que admitir que sobre todo nos ha dejado bazofia en el camino, bazofia repetitiva y cada vez peor realizada, destinada al mercado adolescente. Toda esa producción (en muchos casos yo no la llamaría ''terror'') ha acabado haciéndonos olvidar las virtudes originales de la propuesta, pero no podemos culpar a 'Halloween' de los excesos que ha cometido la industria en su nombre. Hoy en día el aficionado tiene a su disposición muchos títulos del 'slasher' para revisitar a su antojo: disfruten ustedes con los que prefieran. Buen provecho. Pero si les gusta ese tipo de visionados, no olviden al padre de la criatura.

Todo comienza - y se cierra -con una escena muy perversa, ya archifamosa, que se ofrece al espectador con cámara subjetiva para dejar claro de qué va en realidad esta película de terror: el espectador podrá sentir miedo como sus personajes, pero sobre todo será el cómplice del asesino, como voyeaur durante noventa minutos. Porque el cine de terror es eso, voyerismo de manual.

Parece que cierto cine americano, al igual que el rock, comenzó la década de los setenta un par de años antes de tiempo. Esta peli se me ha hecho entretenida, como no podía ser de otra forma teniendo en cuenta que hablamos de Clint Eastwood haciendo de poli duro, antes de interpretar a Harry Callahan. Buenas escenas de peleas y persecuciones de motos, con ese toque de realismo que desarrollaría la década del humo de tabaco y la gasolina. Sin embargo, mientras uno espera un desarrollo mayor o alguna sorpresa, el guión y los personajes se quedan en en el quicio de la puerta. La peli contrapone al poli bueno ''de pueblo'', de valores y estilo directo de al vieja América, contra la burocracia y la decadencia de los nuevos tiempos. Poli duro de Texas... perdón... Arizona (chiste de la película) intenta llevar a cabo sus expeditivos métodos en la moderna New York. El resto en spoiler.