En lo formal convence... la primera hora, luego te das cuenta de que la lentitud es impostada para crear un halo de extrañeza arropado por una sugerente banda sonora, pero no pasa de ahí. La losa de "La invasión de los ladrones de cuerpos" nunca llega a ser levantada y bajo ese peso la película languidece como un hipster alimentado de alfalfa.

Atención spoiler: presentación de los personajes, persecución, persecución, persecución, persecución, persecución... aderezado con abundantes rodajas de cámaras de vigilancia y pantallas de ordenador, inundado de nerviosos movimientos de cámara como si de vulgar ketchup se tratara.

Aunque está salpicada de preciosos planos cargados de una belleza deslumbrante, no llega a cumplir las promesas y hacia la segunda mitad se pierde mirándose el ombligo y olvidándose de la narración. A no me ha gustado nada pero tiene una buena factura que hará las delicias de los incondicionales del género.

Bajo una fina estética de videoclip, lo único salvable del film, Coppola desarrola un indigerible desfile de escenas supuestamente cargadas de poesía y profundidad filosófica que no son ni lo uno ni lo otro sino una colección de clichés new age de bajo alcance. Inexplicable en un director de esta envergadura.

Es completamente artificiosa, desde el guión a la fotografía, todo es de cartón piedra. Redford y Newman tienen interpretaciones correctas pero alejadísimos de sus momentos de gloria. El uso del zoom ha hecho mucho daño...