Dorothy tiene que recorrer el camino de baldosas amarillas para llegar a Oz y encontrarse con el mago. Curtis tiene que recorrer todos los vagones de un largo tren desde la cola para ajustar cuentas con Wildorf el maquinista, el Gobernador, el Creador. Epopeya fantástica de acción futurista con mucha más realidad de la que aparentemente trasluce: los estratos sociales, repartidos entre "los de delante" y "los de detrás", el instinto de supervivencia y las atrocidades que pueden llegar a perpetrarse para mantener el "equilibrio" en una población atrapada entre los amasijos de hierro de un convoy que da la vuelta al mundo una y otra vez sabiendo que nunca podrá parar.

Hoy día son frecuentes películas que adaptan, con mayor o menor acierto, una novela literaria a la gran pantalla. Lo que no resulta habitual es que la adaptación se centre en una obra musical que, a su vez, está adaptada precisamente de una novela literaria, aun tratándose del archiconocido éxito de Victor Hugo. Lo más curioso, sin embargo, es que más que un musical "al uso" nos encontremos con casi 150 minutos de película cantada, en la que la ausencia de coreografías (excepto en "Master of the House") deja paso a un baile de cámaras y primeros planos que condensan todo el relato en las propias canciones y la expresividad de aquellos que las entonan. Sin embargo, lejos de resultar un incoveniente, este formato proporciona originalidad al filme sin restar ni un sólo ápice de esa majestuosidad que impera desde el mismo inicio de metraje, donde Tobe Hooper exhibe toda una declaración de intenciones de aquello con lo que nos vamos a "enfrentar", que no es fácil por su crudeza extrema, pero a la vez sensitivo, emocionante y altamente espectacular.

"Les Misérables" muestra con minucioso detalle las desgracias y miserias de la Francia de principios del Siglo XIX. La pobreza y desesperación de la gran mayoría, capaces de cualquier cosa con tal de poder llevarse algo al estómago, en contraste con la rectitud infranqueable de un inspector de policía, Javert, obsesionado con devolver a las mazmorras a un Jean Valjean que, empeñado en aprovechar su segunda oportunidad, instaura una dicotomía moral en el recto inspector que nos hace dudar de quién realmente representa al bien y al mal: "Who is this man? What sort of devil is he?".

La película apenas encadena unos pocos minutos hablados, deslabazados entre sí, otorgando mayor rigor con respecto al musical del que toma base, y manteniendo impoluto el listado o libreto de canciones que se suceden una tras otra llevando el hilo conductor de la historia. Apuesta arriesgada pero efectiva ya que nadie baila pero todos cantan... vaya si cantan. Ambientación semiteatral muy apropiada. Sonido y fotografía impecables. Interpretaciones expresivas y contundentes. Tal vez los innumerables movimientos de cámara, buscando siempre un primer plano de todo aquel cuya estrofa empieza a sonar, bien podría haber creado algo de confusión o zozobra al espectador. Sin embargo es precisamente uno de estos primeros planos, en este caso sobre una pieza cantada a una sola voz, y sin lugar a dudas uno de los momentos más espectaculares del film, el que le valió una merecidísima estatuilla a Anne Hathaway, con esos maravillosos casi cinco minutos de "I Dreamed a Dream".

Pues sí: hay una manzana envenenada, hay enanitos, una reina malvada, un espejo mágico y está Blancanieves... pero hay que ver cómo ha cambiado el cuento!! la fábula sobre hadas y princesas se torna en épica medieval indistintamente al igual que pasan de un verde bosque a una árida llanura y los estragos de un nevado invierno en cuestión de escenas y minutos. A Kirsten Stewart se le ve muy lúcida para haber pasado más de una década encerrada en una mazmorra con la única compañía de un pintalabios, ya que ni los años en cautiverio, ni el lodo movedizo del Bosque Encantado, ni las cloacas del castillo real consiguen arrancar ese color rojo pasión de la comisura de sus labios, inmutables como su ya clásica ausencia de expresividad así le ataque un vampiro o decenas de cuervos. Chris Hemsworth cambia el martillo de Thor por un hacha, pero excepto por ese detalle junto al de su peinado juraría que sigue batallando en Asgard. Agradable sorpresa encontrarnos con Bob Hoskins interpretando a... ¿Papá Pitufo? Y por una vez sin que sirva de precedente, la mala malísima gana la contienda aunque sólo sea en el terreno interpretativo, con una deslumbrante Charlize Theron, que le basta una simple mirada para llenar la pantalla sin que tengas consciencia de que haya enfocado algo más...

En definitiva: película con batallas, persecuciones, seres sobrenaturales, encantamientos, brujería, hadas, princesas y poquito más. Ahora eso sí, que aunque el listón no lo hayan puesto demasiado alto la película nunca decrece, mantiene su ritmo animado y garantiza evasión y entretenimiento durante todo su metraje, así que propósito cumplido para un filme que no puede ni debe tener más pretensiones que las de mero blockbuster. En unos años la veremos repitiéndose una y otra vez la sobremesa de los sábados en la televisión de turno, pero ¿qué queréis que os diga? que en el terreno de las reposiciones seguiré disfrutando más cuando vuelvan a echar "Willow", "La Princesa Prometida" o de facturación más reciente, la genialérrima "Stardust".

La primera palabra que me viene a la cabeza tras el visionado de esta serie es "sucia", ya que explota sexo y violencia extremo a partes iguales y de una manera realmente brutal... y es eso precisamente lo que la convierte en maravillosa. Sin tapujos ni tabues y sacando lo peor de una sociedad tan "avanzada" como la romana, cuya historia se basa en la vida y miserias de un gladiador, Espartaco, de los pocos con un mínimo de alma y conciencia en ese intrincado elenco de déspotas, miserables y patanes, y que sin embargo acaba convirtiéndose en una auténtica máquina de matar. Sin escrúpulos ni remordimientos. Sin piedad. Sin compasión.

La estética es chillona. Contribuye con creces a incrementar toda esa "suciedad". Sería un recurso fácil hablar de ella como un collage entre "300" y "Gladiator", y es que en cierto modo consigue brillar con luz propia al plasmar unos combates memorables en la arena, destacando digitalmente la sangre en rojo chillón, y recurriendo a la cámara lenta para radiografiar determinados movimientos acrobáticos espadas en mano.

El guión y la historia en sí no destaca, pero tampoco desmerece. Y por extraño que parezca resulta difícil no empatizar con las miserias del tracio en sus indistintas cruzadas por morir y por sobrevivir, según el momento. Destaca sin embargo con luz propia el despiadado Quinto Léntulo Batiatto (John Hannah). Su compromiso con el honor a la vez que su falta de escrúpulos y despiadados planes para escalar en la sociedad sin importar quién se quede en el camino. Un memorable personaje, al igual que el honorable Doctore, que sin duda serán recordados como dos de los grandes atractivos de esta muy recomendable primera entrega de una serie no apta para estómagos sensibles.

Chevalier ®

Me entretiene el papel de Jodie Foster: con ese peinado, tan pálida y esas contínuas caras de susto su parecido con Michael Jackson resulta más que asombroso. Por lo demás nada más que añadir. Ya perdí el tiempo viendo la película y no quiero seguir desperdiciándolo recordando lo horrorosa que es.