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Argentina Argentina · Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Críticas de El Golo Cine
Críticas 818
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
7 de mayo de 2024
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Segunda parte de la saga basada en la novela de ciencia ficción épica de Frank Herbert. Se trata de una gran producción que se ve de manera espectacular. Pero le falta nervio y magnetismo.

Por Nicolás Bianchi

La primera parte de Dune tenía que cumplir con la difícil tarea de presentar tanto a los personajes, como al mundo en el que habitan y al conflicto que los atraviesa. Esa primera película tuvo entonces una función introductoria. Al ser todo tan grande y tan complejo era inevitable que resulte algo espesa. Ahora bien, en esta segunda entrega todo eso, supuestamente, ya está dado, por lo que se podía avanzar con mayor dinamismo.

Dune – Part Two lo hace. La trama retoma en un punto en el que sus protagonistas, Paul Atreides (Timothée Chalamet) y Chani (Zendaya), ya han forjado una relación. Se están terminando de enamorar y, mientras tanto, siguen combatiendo a los Harkonnen que invaden Arrakis, el planeta que es el hogar de los Fremen, el pueblo de Chani. Este lugar perdido en el espacio es fundamental porque allí se encuentra la especia, un recurso natural que es droga y combustible a la vez.

En buena medida, esta película se centra en construir a dos oponentes. Por un lado, Paul es un extranjero que busca asimilarse en los Fremen para pelear contra el Imperio. Este pueblo es sumamente creyente y se mantiene unido gracias a una profecía que dice que un día va a surgir un elegido, una voz exterior, que los va a liberar y llevar a un paraíso. Paul es candidato a ocupar ese lugar, a pesar de su propia reticencia inicial y a la desconfianza de buena parte de los Fremen.

Por otro lado, los Harkonnen son el brazo opresor del Imperio en Arrakis. Como las tropas comandadas por Rabban (Dave Bautista) comienzan a menguar, su lugar es ocupado por su hermano Feyd-Rautha (Austin Butler). Este personaje es cruel, extremadamente sádico e híper violento. La cabeza de esta casa o familia sigue siendo el Barón Harkonnen (Stellan Skarsgard), uno de los personajes mejor construidos de esta saga. De cualquier manera, todo apunta a una confrontación entre Feyd-Rautha y Paul por el futuro de Arrakis.

Al igual que la primera parte, este segundo capítulo es un espectáculo visual de gran magnitud. Las escenas de acción están muy bien filmadas, con una calidad superior a lo que viene entregando el cine de superhéroes. Además, los dos mundos que se presentan, Arrakis y el de los Harkonnen, tienen un estilo propio y original.

Otro atractivo de este film es el elenco. Javier Bardem y Josh Brolin interpretan personajes que se encuentran en la coalición de los Fremen. Christopher Walken es el emperador y Florence Pugh la princesa. Además, están las místicas y poderosas Bene Gesserit, una cofradía de sacerdotisas que está presente en todas las casas de este mundo. Charlotte Rampling es la Madre Reverenda, mientras que Rebecca Ferguson, madre de Paul, es la referente en Arrakis. A su vez, Léa Seydoux desarrolla una misión entre los Harkonnen.

En cuanto a la trama y a la narración, Dune – Part Two luce como una fusión de varios relatos que integran la cultura pop. El desierto de Arrakis y la intriga sobre la identidad de Paul remiten al mundo de Star Wars. Las aventuras en estas dunas de arenas desoladas se parecen a las de Mad Max. También hay cierta lógica basada en un mundo narrativo gigantesco y personajes que pueden ser introducidos en cualquier momento que se asemeja a lo que sucede en LOTR o Game of thrones.

En definitiva, en su segunda entrega, la saga de Dune confirma que su director, Denis Villeneuve, ha recreado un mundo con estética propia. Además, es la cabeza de una producción gigantesca que ha producido escenas de alta calidad estética. A pesar de todo esto, el resultado es algo frío y la narración épica que proponen resulta tan arenosa como el mundo en el que sucede.

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6
5 de mayo de 2024
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Documental que retrata de manera amable el ascenso y caída de Galliano en el mundo de la moda. El escándalo no es para tanto, aunque las adicciones sí son peligrosas.

Por Nicolás Bianchi

Esta película documental, dirigida por Kevin Macdonald y recientemente estrenada en Mubi, cuenta la vida de este prestigioso diseñador con detalle. Se centra en algunos aspectos negativos para relatar toda su trayectoria y también su biografía. Seguramente, todo esto puede resultar apasionante para los amantes de la alta costura y la moda. Para el público general, dentro del que me incluyo, falta un poco de picante.

La vida de Galliano es atractiva como la de cualquier persona que ha tenido mucho éxito. Por este motivo, tiene anécdotas, encuentros con miles de famosos y varias aventuras para contar. Pero ni su ascenso resulta tan impactante ni su caída tan trágica. Se trata de un hombre que, básicamente, ha tenido problemas por ser adicto al alcohol y diversas pastillas. De fondo, está su obsesión con el trabajo.

Entonces, en primer lugar, el incidente que provoca la caída de Galliano resulta, hoy en día, un episodio menor. En 2011 el diseñador fue filmado en un bar en el que, en un estado deplorable, insulta a una mujer por ser judía. Menciona a Hitler y profiere distintas barbaridades. Ahora bien, es evidente que está completamente fuera de sí. Ahora bien, por esta situación fue llevado a juicio y despedido de Christian Dior. Además, fue repudiado, según cuenta, de manera pública varias veces.

Lo que resulta poco interesante de todo esto es que Galliano no es un nazi o un racista que sostiene una postura ideológica extremista. En cambio, se trata de una persona afectada por el consumo de alcohol y otras sustancias. Eso no quita que no deba decir lo que dijo. El documental realiza una mínima indagación sobre las consecuencias de haber sido agraviado verbalmente y sobre por qué pueden surgir estos comentarios antisemitas, pero no profundiza.

Más allá de su decadencia, Galliano cuenta con una trayectoria brillante y es una de las grandes figuras de la moda de los últimos tiempos. Nuevamente, su talento resulta algo difícil de comprender para el público común. Lo que se ven son prendas pomposas, disparatadas, seguramente únicas, pero imposibles de vestir para una persona común. Ahora bien, de esto se trata la moda de alto nivel. Es un arte elitista destinado a una porción muy pequeña de la sociedad.

Un punto destacado de este documental correcto pero algo insulso, es la utilización de imágenes remasterizadas de Napoleon (1927), de Abel Gance. Esta película inspiró la primera gran colección de este diseñador. También hay otro episodio llamativo. En algún momento, Galliano creó prendas inspiradas en Los Miserables, novela de Víctor Hugo con distintas representaciones en cine y teatro. Estas piezas suscitaron polémica porque fueron vistas como una explotación de la indigencia. Volviendo a lo anterior, la moda tiene límites expresivos muy concretos. Entonces, los que no formamos parte de la tribu encontramos que sus dramas o incluso tragedias no resultan tan conmovedoras.

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5
4 de mayo de 2024
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Adaptación de Cumbres borrascosas, de Emily Brontë, por Luis Buñuel. Es una propuesta demasiado encorsetada y muy apegada a una novela escrita en el siglo XIX.

Por Nicolás Bianchi

Desde las placas que se despliegan al inicio, Abismos de pasión es completamente sincera con los espectadores. Allí se dice que lo que van a ver está estrictamente basado en la novela de Brönte, publicada en 1847. Es más, el film se jacta de preservar el espíritu de este texto literario de manera ajustada. El resultado, siempre visto desde hoy, es una película demasiado teatral y almidonada.

La etapa mexicana de Buñuel es prolífica y diversa. Ahora bien, cuando hay una obra literaria de peso detrás del film, lo que se ve en pantalla es menos atractivo. En este sentido, Una mujer sin amor (1952), basada en una novela de Guy de Maupassant, y esta película resultan bastante menos cautivantes que Él (1953) o La ilusión viaja en tranvía (1954). Cuando Buñuel es más libre y está menos atado a un texto su cine fluye de mejor manera.

En este caso, la historia cuenta un drama de pareja, por lo que podría inscribirse, como varias películas de esta época, en el melodrama. Catalina (Irasema Dillán) está perdidamente enamorada de Alejandro (Jorge Mistral), pero, por distintos motivos esta relación nunca se ha concretado. En cambio, Catalina se ha casado con Eduardo (Ernesto Alonso), con quien convive en un matrimonio cómodo pero sin pasión.

La situación de estos personajes se altera cuando reaparece Alejandro. Hay también un componente dado por las diferencias de clase. Tanto Catalina como su marido Eduardo son de buena cuna. Lo mismo sucede con la cuñada de la protagonista, Isabel (Lilia Prado). En cambio, Alejandro es un hombre de clase baja que con el tiempo ha ganado suficiente dinero como para ascender socialmente.

Desde un principio está claro que Alejandro y Catalina se aman desaforadamente. Ahora bien, esto está presentado como un hecho por la película. No hay una construcción al respecto, sino que simplemente hay que aceptarlo. Como los matrimonios no se pueden romper, al menos en la época en la que transcurre esta historia, Alejandro decide casarse con la cuñada de su amada, Isabel, que es engañada fácilmente.

Hay varias razones por las que la película resulta poco atractiva. En primer lugar, las actuaciones son sumamente teatrales. Es un rasgo de este tiempo, y de la industria mexicana en particular, pero aquí se ve de modo más exacerbado. Por otro lado, Alejandro es un villano desagradable y Catalina tampoco despierta muchas simpatías. En cambio, el personaje de mayor interés resulta Isabel, víctima del engaño y de malos tratos. Pero ella es secundaria, tanto para la novela como para la película.

Alguna vez Buñuel dijo que Una mujer sin amor, mencionada anteriormente, había sido una de sus peores películas. Abismos de pasión también resulta muy poco interesante.

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8
4 de mayo de 2024
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Película española de Víctor Erice. Una historia nostálgica, filmada con gran belleza. Un relato sobre el cine, la amistad y el tiempo pasado.

Por Nicolás Bianchi

En algún momento de Cerrar los ojos hay una mención a Carlos Gardel y al tango Caminito, que dice he venido por última vez, he venido a contarte mi mal. Algo de ese espíritu tiene esta historia. En primer lugar, sus protagonistas son mayores, aunque no ancianos. Por eso, la idea de la última vez, para lo que sea, parece rondar. Desde que se fue, triste vivo yo.

Esta otra línea conecta con la trama del film de Erice, que vuelve a presentar una película después de 30 años. Hay algo de él, y de esto, en el protagonista Miguel Garay (Manolo Solo), un hombre que viene de otro tiempo. Cerrar los ojos comienza con una secuencia que transcurre en 1947 en una casona en las afueras de París. Un hombre viejo y enfermo (Josep Maria Pou) le encarga a un anarquista (José Coronado) que ha huido de España una misión: que vaya a buscar a su hija Judith (Venecia Franco) a Shanghai. Ahora bien, todo esto es solo una escena, extraordinariamente filmada, de una película que jamás se completó.

El director Miguel Garay, 30 años después de este episodio, que transcurrió en los 90, es convocado por una periodista, Marta (Helena Miquel), para un programa en el que se cuentan historias de misterio. En este caso, el gran misterio es la desaparición del actor Julio Arenas, que interpretaba al anarquista en el film inconcluso. Julio, además, había sido amigo íntimo de Miguel. Pero un día desapareció y nadie supo más nada de él. Las hipótesis que se manejan son la muerte o el suicidio. En cualquier caso, el cuerpo nunca apareció.

Esta situación lleva a Miguel a recordar y visitar gente de otros tiempos de su vida. En la actualidad, Miguel vive en una casa rodante aparcada en una suerte de camping frente al mar. Allí pesca, escribe y convive con otras personas que llevan un estilo de vida similar. Pero para participar de este programa debe viajar a Madrid, donde además lo esperan varios recuerdos.

Así es como se reencuentra con una amiga de otra época, la argentina Lola (Soledad Villamil). También visita a la hija de su amigo desaparecido, Ana (Ana Torrent), que trabaja como guía en el Museo del Prado y no desea involucrarse de ninguna manera en la búsqueda o el recuerdo de su padre. Todos estos movimientos y la emisión del programa televisivo generan novedades sobre el paradero de Julio.

En el protagonista Miguel hay algo, evidentemente, de lo que hace Erice. Un hombre que vuelve después de 30 años. Este film, de casi tres horas, narra con detenimiento y presenta imágenes de gran belleza. La película se toma el tiempo necesario para que los personajes hablen, fumen, beban o simplemente estén allí, quizás pensando, quizás recordando. Esto no impide la existencia de una trama interesante e intrigante, que avanza.

Cerrar los ojos es además un manifiesto de amor al cine. Lo presenta como un arte con el poder de transformar. Y además Erice filma con maestría tanto su película como la que es de su personaje. En este sentido, las escenas del film fallido de Miguel son de alto vuelo estético. Caminito cubierto de cardos, la mano del tiempo su huella borró, yo a tu lado quisiera caer, y que el tiempo nos mate a los dos. A veces los personajes parecen imbuidos en este espíritu. En todo caso, Cerrar los ojos es lo que sucede antes de que el tiempo desate su operación final.

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7
2 de mayo de 2024
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Interesante película contada con un tempo trepidante por la directora Rose Glass. Amor, machismos y violencias. Y también venganza.

Por Nicolás Bianchi

Love, lies, bleeding es la segunda película de la británica Rose Glass, que en 2019 había lanzado el relato de terror Saint Maud. En este caso, el género cambia, pero hay algo que se reitera. Saint Maud contaba la historia de fanatismo religioso de una mujer. En este caso, no hay religión pero sí pasiones que se desbordan. A su manera, los personajes de Love, lies, bleeding también arden.

Lou (Kristen Stewart) es la encargada de un gimnasio en un pequeño pueblo del interior profundo de Estados Unidos a fines de los años 80s. Este trabajo un poco es una mierda, y la película lo cuenta mostrando como Lou debe desatascar un inodoro tapado. Esta monotonía pueblerina se altera cuando llega Jackie (Katy O’Brien), una morena musculosa de pelo enrulado que busca llegar a Las Vegas para participar de un concurso de fisicoculturismo.

Lou y Jackie se enamoran rápidamente. El film las presenta como opuestas pero complementarias. Después de una noche apasionada, ambas comparten un desayuno. Jackie come huevos, sin yemas, para adquirir energía y poder seguir trabajando su físico. Lou solo desayuna un cigarrillo. Uno de los méritos de Glass en esta película es que construye una pareja que funciona a la perfección. Hay química entre ellas, la pasión se siente.

Ahora bien, no todo es un camino de rosas para estas chicas. Jackie comienza a trabajar en un centro de tiro, regenteado por Lou Sr. (Ed Harris), el papá de Lou. Padre e hija se detestan. Lou Sr. además es una suerte de pequeño señor mafioso de este lugar. Entre sus protegidos se encuentra JJ (Dave Franco), un joven violento que agrede a una de las amigas de Lou y Jackie. Para terminar de contar lo que se puede decir de la trama sin spoilear, digamos que las protagonistas tienen la idea de vengarse de este sujeto desagradable.

Todo el tiempo la película sostiene un ritmo veloz y atrapante. Love, lies, bleeding va rápido pero no choca. El montaje, la música y algunos pequeños inserts sobre los personajes le añaden un aire de género al relato. Es como si fuera un rape and revenge, aunque estrictamente no hay un ataque sexual (o sí?).

Cuando lanzó Saint Maud, Glass se presentó como una directora interesante, con pulso y talento estético. Esta segunda película la consolida como una realizadora a seguir. Por ahora, ha trabajado con protagonistas mujeres, a quienes desarrolla en un amplio espectro de tonos y personalidades. Las protagonistas que construye esta directora no son víctimas. Tampoco son heroínas. Son mujeres fuertes con debilidades que buscan su propio destino sin que nadie se los imponga.

Se estrenó en cines, está online. Contacto: [email protected]
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