Me parece increíble, alucinante, asombroso, fascinante e incontables epítetos más, que Stanley Kubrick pariera está magnísima obra en el 68, hace 45 putos años. Resulta impensable que con medios técnicos de finales de los 60, -ordenadores que ocupaban una habitación entera- fuera capaz de rodar estas tremendísimas imágenes del espacio y del infinito en un viaje lisérgico portentoso y que se merece estar en todas las listas de “películas que debes ver antes de morir” del mundo.

Dividida en tres actos, narra la odisea del hombre desde el principio más animal hasta el final más intangible, todo ello a un ritmo pausadamente necesario que me dejó perpleja mientras pensaba en cómo archivar en mi memoria las pocas pero subyugantes palabras que se pronuncian junto con la inmensa poesía visual que cada respiración, cada plano y cada silencio concede al espectador.

“Si puede ser escrito, o pensado, puede ser filmado”. Nadie lo pudo decir más claro ni lo pudo hacer mejor que Kubrick. Me arrodillo a sus pies.

¿Cómo hacer una crítica de esta BIZARRÍSIMA obra que contiene lo más repulsivo, desagradable y perturbador de todo el cine medianamente comercial? Y es que John Waters es un genio capaz de parir una película sobre Divine, la persona más inmunda del mundo, y que ésta sea considerada de culto y siga sin superarse en cuanto a depravación y estética chabacana 40 años después.

Pink Flamingos se rodó bajo los efectos de la marihuana - se nota- y mayoritariamente con amigos del director, los cuales formaron parte del grupo de actores y modelos Dreamlanders, y terminaron participando en casi todas las películas de los primeros años de Waters. La trama gira en torno a la lucha entre Divine y su familia y el matrimonio Marble para ver quién es la criatura más inmunda y sucia del mundo. El director no se corta un pelo, y así podemos ver: coprofagia real, sexo con pollos de por medio, venta de bebés, canibalismo, etc. Lo mejor es que en ningún momento podemos hablar de tono moralista, simplemente del gusto por el mal gusto gracias al buen ojo de Waters para dibujar un lienzo siniestro y zafio imprescindible para todos aquellos a los que nos atrae lo grotesco.

Si buscáis una historia seria o una crítica social con buenos argumentos, olvidaos. Sin embargo, si queréis zambulliros en el lado más contracultural y maloliente de Estados Unidos, amaréis a Divine por encima de todas las cosas.

Menuda sorpresa me llevé con esta película de ciencia ficción que nos traslada a una ciudad oscurísima en la que hay un submundo de calvos a lo Fringe conocidos como “los ocultos”: unos cabrones capaces de parar la ciudad adormeciendo a sus habitantes para así alterarles la existencia por completo.

Me cuesta explicar con exactitud mis motivos para darle un 8, pues tampoco es que haya actorazos o que la sucesión de acontecimientos sea inesperadísima, simplemente es una buena peli de estética noir cyberpunk que no abusa de lo romántico ni de las hostias y que tiene un trasfondo mucho más chulo y estructurado que, por poner un ejemplo, la sobrevaloradísima Origen de Nolan.

Estamos ante una obra casi maestra muy olvidada con unos efectos especiales del copón (sobre todo con los últimos planos de la ciudad) que pasó de puntillas al lado de Matrix y que deja una sensación de extrañeza y desasosiego semejante a Momo de Michael Ende. Muy muy recomendable. Os sorprenderéis tanto como yo.

-Algebraico. Algebraico y desestructurado es el caos que reina en tu mente. Languideces y me arrastras contigo a los más incestuosos infiernos, donde todo parece colisionar justo en el momento de mi llegada.

-TÚ me violas la mente, el alma y me devoras por dentro. Sueñas cada noche con ello entre sudores, convulsiones y confusos balbuceos. ¿Quién es el malo ahora? ¿A quién dominan la naturaleza y sus más bajos instintos?

-Te equivocas. Estás culpándome a mí debido a tu estúpido delirio, ése que has diseñado para que no te abandone nunca, para que no te quiera nunca. Así que ahora dame esa llave inglesa y ayúdame a liberarme de tu recuerdo. Ayúdame a olvidarme de que esto ocurrió alguna vez y corre al desván, a refugiarte con las mujeres sin cara, aquéllas que enterraron la (des)unión artificial de nuestras almas para siempre. Para nunca.

Déjate llevar por el silencio.
Déjate envolver por las miradas, por los gestos, por las señales.
Sigue las pisadas. Busca en las sombras. Sumérgete en lo más profundo de tu corazón e intenta encontrarte. Intenta descifrar la realidad. Intenta conocer el amor, la felicidad, el significado de tu vida. Encuentra tu lugar en el mundo.

Imágenes poderosas, envolventes, sutiles. No hace falta nada más, no es necesario que nadie diga nada, pues a veces las palabras lo que hacen es romper la magia, quebrar el silencio, cuando éste es el único que tiene algo que decir.

Todo esto es Hierro 3.
Todo esto más tu propia percepción, más tu propia mirada, yo sólo he dado la mía.