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España España · Albacete
Críticas de Mentalo
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Críticas 11
Críticas ordenadas por fecha (desc.)
6
10 de octubre de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesente film que nos sumerge en la increíble historia de un muchacho analfabeto de los bajos fondos de Bombay el cual está a punto de hacerse millonario en un programa televisivo tras dar la respuesta correcta a sus complicadas preguntas. Sospechoso de hacer trampas para lograrlo, Jamal (Dev Patel) es interrogado y torturado por la policía para que declare su método. En la confesión se desvelará que tras cada cuestión acertada se dibuja la dura experiencia vital del chico, en la que tienen un papel destacado su hermano Salim (Madhur Mittal) y su gran amor, Latika (Freida Pinto).

La película constituye un poderoso elemento de denuncia social, al mostrarnos la miseria en la que viven millones de personas en la India. Las preguntas del concurso no son más que un pretexto para que se desgranen ante el espectador realidades lacerantes como el hambre, la suciedad, la prostitución de menores, el odio religioso, la brutalidad policial o el poder de las mafias. Sin embargo, su impacto queda diluido por la introducción de la pastelosa historia de amor juvenil que sobrevive a todas las adversidades a pesar del paso del tiempo. La razón para estar tan sobrevalorada y haber obtenido decenas de premios en Europa y Estados Unidos (nada menos que 8 Oscar) sólo puede explicarse por el paternalismo colonial que aún perdura en la intranquila conciencia de Occidente.

Además, resulta complicado establecer un juicio favorable sobre las interpretaciones. Su protagonista trata de reforzar su condición con un desafortunado gesto inexpresivo y alelado. La muchacha no es más que una cara bonita (modelo profesional) que parpadea mucho y actúa poco. Y las ínfulas de estrella nacional del presentador del concurso (Anil Kapoor) resultan simplemente ridículas. Sólo se salvan los niños, que lo hacen bien sin proponérselo. Siempre cabrá preguntarse hasta dónde habría llegado esta cinta si hubiera contado con actores decentes y no se hubiera cultivado con tanto ahínco la estética cutre-folclórica de la India cañí.
Mentalo
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2
25 de septiembre de 2011
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Horrible película que no constituye más que una superposición de imágenes creadas en buena medida gracias a los modernos medios que en la actualidad nos brinda la informática. El único mérito que puede reconocérsele a la cinta es la cantidad de planos perfectamente útiles para ser empleados como fondo de pantalla de ordenador y/o teléfono móvil. Dos horas y media eternas en las que el cabreo del espectador se va acrecentando conforme comprende la inmensa estafa que constituye lo que se le ha puesto ante los ojos.

No hay argumento de ninguna clase. El director juega o, más bien, se cachondea del respetable al esbozar ciertos temas de los que habrá leído en alguna revista dominical para, está claro, dejarlos sin resolver: la existencia de Dios, la influencia en los niños de un padre autoritario y, para no abandonar el tópico, el muchacho muerto en el Vietnam o la importancia del amor. Tampoco hay diálogos dignos de mención. Sólo una filosofía barata y una sarta de frases manidas que tratan de encerrar el significado de la vida, sin provocar otra cosa que irritación ante su simplismo.

La presencia de Brad Pitt y Sean Penn, puro reclamo comercial para engañar a las masas y atraerlas hacia este infame producto, es del todo anecdótica. La valoración de las interpretaciones sobra en este delirio mental que el director, Terrence Malick, comparte sin sonrojo ni vergüenza con el resto del mundo. Genera curiosidad saber la cantidad de productos psicotrópicos que el director hubo de consumir antes de engendrar semejante desbarajuste que en ningún caso puede ser clasificado dentro de la categoría “cine”, sino en la de “castaña pilonga”. No recomendable para nadie, ni para el cultureta más irredento.
Mentalo
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5
2 de septiembre de 2011
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de ciencia ficción que explota la nostalgia del espectador por una adolescencia ya perdida y ese inagotable filón argumental que brindan los extraterrestres. Durante el verano de 1979, en un pequeño pueblo de la América profunda, una pandilla de niños aficionados al cine de terror planea hacer una película casera con la popular cámara Super 8. Cuando ruedan una escena en la estación de ferrocarril, una camioneta se estrella contra un tren militar de mercancías, provocando que descarrile y se esparza su carga. Atractiva hasta ese punto, la cinta se desliza después por la pendiente del “cine de marcianos” más clásico, garantía de éxito en manos de expertos vendedores como son su director, J.J. Abrams, y su productor, Steven Spielberg.

Aunque resulta encantadora la incipiente historia de amor infantil entre Joe (Joel Courtney) y Alice (Elle Fanning), y cómica la obsesión con los explosivos de Cary (Ryan Lee), el resto del reparto no representa más que clichés y tópicos cinematográficos ochenteros que conducen al hastío. El policía de pueblo (Kyle Chandler), el malvado militar (Noah Emmerich) o el borracho inadaptado (Ron Eldard) son algunos de los planos tipos sociales que desfilan por la pantalla sin pena ni gloria.

De mal gusto puede calificarse que el suspense creado quede finalmente resuelto por un decepcionante monstruo al uso, el cual, a pesar de sus nobles sentimientos, por sus rasgos faciales ha de ser familiar de los ya vistos en “Alien, el octavo pasajero” o “Depredador”. Se podría catear perfectamente a este producto agosteño de previsible final feliz, pero la excelente banda sonora (Commodores, Electric Light Orchestra, The Knack) obliga a reconsiderar un aprobado raspado.
Mentalo
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3
21 de agosto de 2010
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Flojo thriller de Phillip Noyce en el que repite apolilladas fórmulas noventeras para el enésimo experimento hecho con el cine de espionaje. La súbita aparición de un espía desertor ruso en la sede de los servicios de inteligencia norteamericanos hace sospechar a la CIA sobre la verdadera identidad de una de sus agentes, Evelyn Salt (Angelina Jolie). Sus compañeros Ted Winter (Liev Schreiber) y Peabody (Chiwetel Ejiofor) serán los encargados de descubrir qué y quién se esconde tras ella.

Todo está desquiciado en este producto para el entretenimiento veraniego que, eso sí, consigue mantener enganchada a la audiencia a un espectáculo que, aunque nadie se cree en absoluto, le permite evadirse de la realidad. El argumento es una retorcida maraña de ilógicos vaivenes que marean tanto al espectador como el camarógrafo de mano temblorosa. Persecuciones, saltos imposibles, crímenes inexplicables y caras circunspectas se dan cita en este “revival” caducado de la guerra fría.

Los actores transitan como pueden por ese guión postizo que les lleva, sin quererlo, al borde de lo cómico: la heroína protagonista luciendo palmito, los demás apretando la mandíbula y demostrando un inusitado aplomo. Todo queda abierto para que la productora alargue el tirón de la Jolie para una segunda parte cuya sola propuesta provoca escalofríos. Recomendable para aquellos que no tuvieron bastante con otras cintas palomiteras de Noyce como “Juego de Patriotas”, “Peligro Inminente” o “Acosada”.
Mentalo
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8
19 de agosto de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable film de William Wyler que se adentra en la historia de dos amigas, Karen Wright (Audrey Hepburn) y Martha Dobie (Shirley MacLaine), que regentan un colegio para niñas de buena sociedad junto a la tía de la última, Lily Mortar (Miriam Hopkins). Karen está prometida con el doctor Joe Cardin (James Garner) y se dispone a casarse con él. Sin embargo, todos los planes se verán trastocados cuando una niña, en venganza por los castigos impuestos por sus maestras, cuente a su abuela Amelia Tilford (Fay Bainter) el secreto que guardan sus educadoras.

Basada en la obra de teatro de Lillian Hellman, el propio Wyler había dirigido una primera versión en 1935 con el título “Esos tres”. La cinta toca un tema muy audaz y delicado para la época, cual es el de la homosexualidad femenina. No en vano, el director se vio obligado a retocar múltiples escenas y diálogos que según la productora podrían escandalizar a la audiencia. En buena medida, esa fue la causa de que recibiera cinco nominaciones en los Oscar de 1962 y no ganara ninguno, si bien aquel año tuvo que competir nada menos que contra “West Side Story”, que ganó once estatuillas.

Shirley MacLaine hace una de las mejores interpretaciones de su carrera, en un controvertido papel de extraordinaria dificultad. La historia, además, ahonda en cuestiones psicológicas de complicado tratamiento. El guión, sin embargo, barniza ese maremagno de sentimientos con unos diálogos sencillos y limpios que dan fluidez a la escena. Tal vez el único defecto de la película es su final, excesivamente drástico a ojos del espectador actual. En definitiva, una cinta para los que busquen una demoledora crítica a la sociedad “bienpensante”.
Mentalo
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