Correctísima cinta de ciencia-ficción, que no puede evitar visitar lugares comunes de la mítica ALIEN, EL 8º PASAJERO, y que destina varios guiños a los fans de la saga.
Su apartado visual es irreprochable, algo esencial en un film que se preste a ser un buen exponente de cine de género. El argumento avanza por los códigos habituales, siendo la peor baza del film la forma en que se delavaza hacia el final; un final pleno de acción apabullante pero atropellada.
Cuenta con un reparto resultón, liderado por Noomi Rapace como la nueva Ripley, un Michael Fassbender espléndido pero desaprovechado, un innecesario e irreconocible Guy Pearce y una testimonial Charlize Theron.
Con un guión un pelín mejor estructurado y mejor explicado (no es de recibo, por ejemplo, que en un momento determinado aparezca el capitán de la nave casi sin saber de dónde y explique en cuatro frases lo que podemos entender como base argumental de todo el film en lo que podríamos llamar como una clase rápida de "Prometheus para tontos"), habría poderse elaborado un film de gran altura. Aún así, se trata de una estimable pseudo-precuela, que deja no pocas preguntas sin resolver (algunas intencionadas, otras por torpeza), y que nos regala algunas escenas memorables, como la "auto-operación" del personaje de Noomi Rapace, del todo espeluznante.
Para la discusión quedará el verdadero significado de la escena que sirve a modo de prólogo. Habrá que esperar a la versión extendida del DVD.

Una grata sorpresa me llevé al contemplar este film bastante desconocido por el gran público. Más que nada porque tenía tufillo a telefilm de las 16:05 de Antena 3 y porque el protagonista principal no me llama nada (afortunadamente el tipo se pasa la mitad de la película sedado -que no inconsciente, jeje-). Pues resulta que se trata de una peli interesante construida a partir de un argumento y una intriga cuidada y bien hilvanada. Tramposa, eso sí, pero bueno, se le puede perdonar viendo tanto bodrio como hay suelto últimamente.
No pasará a la historia porque las interpretaciones tampoco son memorables y la peli tampoco da más de sí, pero se deja ver con gusto y cierta incomodidad, especialmente en una escena (el que la haya visto ya sabe de qué hablo y el que no, suerte), y que deja un buen regusto a pesar de durar poco mas de una hora y diez minutos.

Película que comienza de modo atractivo, con una especie de anti-heroe pululando por los campos de la aventura ciencia-ficción de corte medieval. El tipo se retira del negocio, y rehuye de su pasado, pero se ve obligado a volver para combatir "las fuerzas del mal" (perífrasis adorada por los frikis del comic). Pero es a partir de ese momento cuando el film se torna tosco, predecible y pobre de ideas, hasta llegar a un desenlace de puro timo.
Ni que decir tiene que salta a la vista que se ideó el papel principal para Hugh Jackman, y que cuando leyó el guión se echaría atrás. Y ya no había tiempo para cambiar el "merchandising"; había que buscar al más parecido y barato. La aportación cuasi-testimonial del gran Von Sydow me hace dudar del que ordena la lista del reparto de actores de las fichas de las películas.

El que suscribe es un fiel seguidor de todo el cine de animación que se precie de serlo (nada de esas paridas tipo Scanner Darkly), y llevaba tiempo queriendo ver este film bajo el sello de Disney porque pensaba que iba a merecer la pena. Pues no. Me llevé un chasco superlativo conforme iba transcurriendo esta especie de copia de Madagascar con animación trabajada pero escasísimo interés. Y lo peor de todo, que me esperaba que al menos iba a ser divertida, y resulta que sólo me reí de verdad con el gag de los camaleones-espía, lo mejor de todo el metraje. Y es que apenas ningún personaje despierta la risa en toda la película, ni siquiera el cargante y pesado Koala. Del argumento diré que pese a mejorar en la segunda parte del film no merece ser recordado más allá del tiempo que tardas en cambiar de DVD.

Interesante salto a la pantalla del relato homónimo del prolífico Stephen King, que hará temblar los cimientos mentales de un John Cusack que afirma que "no cree en nada excepto en sí mismo".
La pesadilla de un Cusack que nunca acaba de llegar al espectador en la habitación de referencia le lleva desde cuadros que se mueven hasta tormentosos recuerdos de su pasado. Posee alguna trampa de guión un tanto predecible, y acaba de manera correcta aunque poco atrevida para redondear el film.
La película sabe crear tensión e inquietud, especialmente los primeros minutos del protagonista en el interior de la habitación, y capta la atención cuando parece empezar a flojear.
Versión muy libre del final del relato de King.