Lo que menos creíble me pareció es que Streep muestre consideración con la traidora y la ayude a ubicarse en el puesto que realmente quiere: la gente es resentida y se suele cabrear por menos.

Tucci y Streep están geniales y encantadores, da gusto verlos a cada uno en el registro que les han asignado.

El mejor tramo es la adrenalítica persecución en escenario urbano decadente, con mobiliario destartalado y mierda por todos lados de por medio, por parte de Baldwin al negro gigante, está realmente bien rodada.

Pero la recordaba con más acción, a Roberts para lo que es, se le ve muy paradito.

Buen momento también cuando la femme fatale Hatcher se insinúa a Baldwin en el coche, pero este enérgico y resolutivo no se desconcentra, le sube la cremallera y dice que se largue. No le convencía esa mujer, y obviando que hace tres días le habían matado a la esposa, probablemente sabría que esa clase de mujeres solo traen problemas más pronto que tarde, que no son de fiar y que seducen a los hombres con objetivos nada alentadores. En la naturaleza sucede igual, el bicho que más brilla, más venenoso resulta. Y ese fulgor es para atraer a las incautas presas.

Lo que no entendí es para qué Baldwin avisó a la policía una vez que Roberts se cargó a su esposa, a la retorcida Hatcher. Roberts ya hizo ver que no le iba a disparar a Baldwin, ¿entonces para qué hacer eso, entrometerse, y no marcharse del lugar directamente? El otro inexplicablemente se quedó parado pero lo normal es que le hubiera pegado un tiro, ¿no? Porque la policía vendría y vería que el arma homicida es el revólver de Roberts y se lo llevarían detenido a él así que al llamar a la poli, Baldwin le estaba jodiendo directamente. Y Roberts pasmado, sin hacer nada. ¿Alguien me lo explica?

Los diez minutos finales me mantuvieron en un extremo estado de expectación. Mira, me decía, lo que va a hacer para poder seguir ejerciendo. Le va a brindar la mejor defensa posible a este hijo de la gran puta, ese juez violador que no hizo nada para que su cliente (el del propio Pacino), encarcelado injustamente saliese, va a hacer el mejor discurso de su vida, va a desprestigiar a la pobre chica... hasta que colapsa, estalla, no puede más. Esto ya es del todo indignante, esta vez siente que no puede pasar por el aro. Mucha humillación, esto ya es clamoroso. Me encantó el momento, es casi igual de legendario, histriónico y desquiciado que el ¡¡SAY HELLO TO MY LITTLE FRIEND!!

Le da tal ataque que lo desalojan de la sala, lo vemos fuera del juzgado... ¡Pero no nos dicen qué pasa, si tanto sacrificio ha servido para algo, si condenan al pérfido juez o no! Como he leído por ahí, será lo de menos, lo importante es que Pacino ha tirado su carrera al garete por mancharse las manos, pero nos tenían que haber obsequiado con una resolución satisfactoria. Es igual que si televisas un partido y cortas la señal en el penalti decisivo, a uno se le queda mal cuerpo.

Aún así, si no es la mejor película de juicios que he visto, no anda lejos. Pocas cosas pueden haber más apasionantes en esta vida, que dar lo mejor de ti mismo para defender aquello que realmente crees que es lo justo.

Al final la película tiene un giro inesperado. Aparte de la identidad del hermano mayor, resulta que los iluminados tenían razón (pues no eran asesinatos de personas, sino que de verdad 'destruían demonios') y eran los buenos de la película, mientras que Fenton, el hermano 'disidente', era el demonio (luego efectivamente pasaría a serlo y aparecería en 'la lista'). Lo que más me ha indignado es que hay gente que se ha tomado la película literalmente como un manual de como hay que comportarse por la vida y la critica porque invita a tomarse la justicia por su mano y decidir quien merece vivir y quien no (en fin...), cuando solo es una original película de terror que trata de entretener yendo más allá de descuartizar a actores adolescentes populares del momento.

Pero quiero destacar el impresionante poder que adquiere esa verborrea manipuladora de carácter religioso. Usando el nombre de Dios, la gente convence a los demás de hacer auténticas barbaridades. Yo creo que el discurso religioso funciona únicamente de un modo sugestivo y que basa gran parte de su efecto en las cualidades del orador (del mismo modo que un buen monologuista te hace gracia, o que un discurso de una personalidad carismática te interesa o te resulta creíble, pues esto es igual). Pero claro, somos nosotros los que elegimos con qué intención transmitirlo o qué interpretación darle, si para (animar a) hacer el bien, o para manipular a la gente a que piense/haga lo que nos interese, en el caso que nos ocupa, matar a gente con un hacha.

Yo de todas formas con toda esta jerga y parafernalia soy muy sugestionable, me fascina y me hace gracia al mismo tiempo. Como cuando Paxton descubre 'las armas que le ha enviado Dios'. Va conduciendo y en el medio del campo divisa una choza destartalada a la que alumbra un único y poderoso rayo de luz solar que atraviesa las nubes. Asombrado, va a mirar y ve que por el agujero que hay en el tejado ese único rayo ilumina un hacha que está clavado en medio un peñón gigante que se encuentra justo en el centro de la estancia. ¡Es que mayor señal divina que esa está claro que no puede haber!

Si la historia nos la montamos nosotros, el mundo colabora.