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España España · almeria
Críticas de TOM REGAN
Críticas 5.259
Críticas ordenadas por utilidad
7
31 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
243/22(25/07/22) Con motivo del 60 aniversario del estreno (25/03/07) de este para mi desconocido film, me lo he visto debido a sus buenas críticas, siéndome un sugestivo drama, que da a la reflexión. Dirigido en su segunda labor en este campo por el italiano Elio Petri, con sentido dramático, componiendo escenas cargadas de simbolismo, con un buen ritmo en este encadenado de viñetas de un tipo en crisis que busca el sentido a su anodina vida. Con guion de Carlo Romano que adapta una historia del director y de Tonino Guerra (“La aventura” o “Amarcord”), inspirándose en experiencias propias de Petri, en el padre que a los 50 años había dejado su trabajo (como calderero), en una cinta con claro sabor neorrealista transalpino, indagando en la alienación de rutina diaria, donde se expone al ordinario protagonista Cesare (encarnado por un maravilloso Salvo Randone, actor fetiche de Petri) en un ente absorbido por la masa, visualizado con una cámara con gran sentido dramático en glorioso b/n manejada por el DP Ennio Guarnieri (“El jardín de los Finzi Contini” o “Ginger y Fred”), con grandes contrastes de grises, engullendo a Cesare en la masa (ya desde el inicio en el bus), mostrándolo en una ciudad triste, macilenta, lo vemos surcar la urbe en tranvía, a pie, bus, en vespa (la escena en que monta en una vespa con piloto para hacerlo seguir a un camión de bomberos, de modo infantil y bucólico), ello con las aun huellas de la post-guerra, incluso lo vemos en una playa atestada de gentío.

Cesare cual epítome de la clase media, en su mente ha sido aplastado y dejado sin vitalidad sumido en una rueda que no le deja lugar para disfrutar de los pequeños placeres, el trabajo es visto como el obstáculo para obtener tiempo para poder ser Feliz (que palabro tan perseguido), “cuando trabajas no piensas en nada, como distracción funciona bien”, dice Cesare. En realidad, todo esto me resulta bastante vago en sí, pues la idea si es llevada al extremo aun viviríamos en las cuevas y tapados con hojas. Si nadie trabajara seriamos una sociedad ociosa y hedonista que, por supuesto no funcionaría, es una idea que, sobre el papel, si solo la realiza uno es muy para pensar en lo que podría ser, pero en realidad resulta surrealista que alguien pueda pensar en hacer esto (como bien le dicen: “si quieres comer, tienes trabajar”), y menos alguien de un estrato social bajo. Y esto ya me hace chirriar el desarrollo, aunque nunca está de más una mirada existencialista ("eres existencialista sin saberlo", le dice un marchante a Cesare) a si ha merecido la pena el viaje a nuestra mediana edad (soy casi de la misma edad de Cesare).

Tiene un vigoroso arranque, con este fontanero que es Cesare viajando al trabajo en autobús, ve a un hombre de su edad que ha muerto repentinamente en el asiento, y sufre una epifanía y decide dejar su curro para intentar disfrutar de la vida e intentar recuperar el pasado perdido, lo que se llama buscar (lo inalcanzable) del Sentido de la Vida, y con ello una mirada de frente a la muerte (un diálogo del inicio en que Cesare le dice a un amigo que quiere dejar de trabajar porque vio morir a un hombre de su edad y cree poder ser el siguiente, "Bueno, los bebés también mueren, entonces nunca debiste trabajar", le espeta el amigo). Trabajar es una necesidad de la que no se puede escapar, dando valor al título traducido de ‘Los días contados’. Pero este existencialista objetivo no será precisamente miel sobre hojuelas para Cesare, con el que empatizaremos por su patetismo, su buenismo, sus aspiraciones utópicas.

Cesare desembocará en una odisea de varias etapas que en cierto sentido recuerda a la de Kanji Watanabe en “Ikiru” (1952) de Kurosawa, aunque con la diferencia sensible que al italiano no le han diagnosticado una muerte cercana, pero su periplo es similar en como ambos intentan que su vida cobre vida (valga la redundancia). Ese tipo que, para marcar la ruptura con su vieja vida, para dar comienzo a la nueva se pone su mejor traje, y con ello indagar en los sueños por venir, e incluso por los frustrados e intentar enderezarlos, como es el caso del antiguo amor que desea reanudar, pero el paso de Cronos es lapidario.

Es el protagonista un tipo que parece con su vida pretérita agotada, sin chispa, sin nada que le aliente, con un hijo que solo se interesa en que de donde va a sacar dinero para darle si deja el trabajo, no se preocupa del porque lo que ha hecho. Tiene diferentes etapas (cual Kanji), desde ese intento de recuperar un muy antiguo amor ( Giulia encarnada por una notable Regina Bianchi), esa visita a la playa, esa turbadora relación con la ‘Lolita’ (a la que termina viendo como alguien que busca sus sueños sin importar nada más y eso le conmueve al verse reflejado en ella), ese día con el ‘charlatán artista’, todo etapas saldadas con amargura y desilusión, y como último intento de recuperar lo perdido vuelve a su pueblo natal, pero este clavo ardiendo…

Y al final se topa con la cruenta realidad y es que no es posible poder vivir sin dinero (hay que ser muy listo para saber esto?), y solo tiene dos caminos (el de que le adelanten la pensión no ha sido posible a su edad), volver al ‘curro’ o ir por la vía ilegal. Y con esto llegamos al clímax en una escena con ribetes a terror, con escenario en un lugar deprimente, maravillosamente rodada, haciéndonos sentir pavor, donde los límites éticos sobre la supervivencia (no en el sentido de vivir o morir, si no en el de hacer un sacrifico por seguir haciendo lo que quieres), colisionan y entonces hay un enfrentamiento con el Mundo Real.

Salvo Randone como el absoluto protagonista da una lección de contención, de mundo interior, de gama de emociones que emite con su fabulosa expresividad de tipo ordinario, poseedor de unos ojos tristones que proyectan melancolía. Actor fetiche del director Petri, apareciendo en papeles importantes en prácticamente todas las películas del director.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
TOM REGAN
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7
26 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
231/10(07/07/22) Estimulante y singular film francés que fue el debut en el cine como director y guionista del polifacético (poeta, dramaturgo, escritor, crítico de arte, y ensayista) Jean Cocteau, obra surrealista (primera parte de La trilogía órfica, que continúa en “Orphée” de 1950 y concluye con “Testament of Orpheus” de 1960) que bebe de la ola iniciada por Luis Buñuel también en Francia con su “Perro Andaluz” (1929) y “La Edad de Oro” (1930), de hecho fue el mismo productor de las películas del director de Calanda, Charles, vizconde de Noailles. La película es mezcla de la estética clásica de Cocteau y estilos barrocos del surrealismo, siendo una radiografía onírica-pesadillesca sobre el proceso creativo del arte, sobre el peso de la fama e incluso sobre la muerte ("Aquellos que destrozan estatuas deben cuidarse de convertirse en una" se dice en el film). Como toda obra de arte y ensayo bañada en el más puro desbocado surrealismo es una cosa críptica, donde cada espectador podrá encontrar un significado diferente al marasmo de escenas cargadas de simbolismos, don de incluso se pueden ver rasgos autobiográficos. Ello proyectado muchas secuencias con efectos visuales novedosos, con perspectivas falsas, inversiones de film, un sub mundo donde las estatúas hablan, o los espejos da a mundos paralelos, todo ello con dosis homoeróticas adelantadas a su tiempo. Este mediometraje (no llega a la hora de duración) donde la narrativa es vaga, las transiciones resultan anárquicas, lo abstracto lo consume todo. Todo esto queriendo transmitir el mundo convulso de la mente de un artista en pleno apogeo de ideas, provocar sensaciones, remover reflexiones existencialistas, empujarte con sus simbolismos a que quieras desentrañar lo que esconden las escenas

Todo el metraje simbólicamente transcurre durante el tiempo que tarda en caer una gran chimenea (elemento freudiano fálico) de fábrica, fragmentado el relato en cuatro episodios: Un artista descubre que la boca que ha dibujado en un retrato se le ha adherido a la mano; El artista cae a través de un espejo y emerge en un hotel construido en ángulos peculiares donde ve varios espectáculos extraños a través de las cerraduras de las puertas mientras intenta atravesar el pasillo; Los niños se involucran en una pelea de bolas de nieve; Una estatua femenina y un hombre se involucran en un juego de cartas, un ángel guardián absorbe el cuerpo de un niño debajo de la mesa, el hombre se pega un tiro en la cabeza porque es un tramposo y la estatua regresa a una vida de inmortalidad. Todo ello protagonizado por el alter ego de Cocteau en la figura del chileno Enrique Riveros, y sustentado por la dramática cinematografía de fotógrafa Georges Périnal (“El ladrón de Bgadad” o “Vida y muerte del Coronel Blimp”), con el apoyo de escenarios imaginativos acordes con el afán velado de lso mismos cre4rrafdos por el diseño de producción de Jean d'Eaubonne (“Orfeo” o “El Placer”).

Se divide en cuatro secciones: En la sección uno, un artista esboza un rostro y se sobresalta cuando su boca comienza a moverse. Se frota la boca, solo para descubrir que se ha transferido a la palma de su mano. Después de experimentar un rato con la mano y quedarse dormido, el artista se despierta y coloca la boca sobre la boca de una estatua femenina.

Sección dos, la estatua le habla al artista, engatusándolo para que pase a través de un espejo. El espejo transporta al artista a un hotel, donde mira a través de varios ojos de cerradura, presenciando a personas como un fumador de opio y un hermafrodita. Al artista se le entrega un arma y una voz incorpórea le indica cómo pegarse un tiro en la cabeza.

En la sección tres, algunos estudiantes están teniendo una pelea de bolas de nieve. Un niño mayor lanza una bola de nieve a un niño más pequeño, pero la bola de nieve resulta ser un trozo de mármol. El joven muere por el impacto.

En la sección final, un tiburón juega con una mujer en una mesa colocada sobre el cuerpo del niño muerto. Un público elitista en palcos observa la escena. El tiburón de las cartas extrae un as de corazones del bolsillo del pecho del niño muerto.

Intercaladas a lo largo de la película, aparecen imágenes oníricas, incluidos modelos de alambre giratorio de una cabeza humana y máscaras giratorias de dos caras.

En el primer episodio, titulado: “La mano herida”, el poeta (Rivero) tiene sus pensamientos girando surrealistamente en el aire y una boca se forma en su mano pidiendo aire para respirar. A la mañana siguiente, el poeta decide que no es una idea loca despertar una estatua (Lee), incluso una que ha existido durante miles de años, mientras lucha por traerla a la conciencia.
En el segundo episodio, entra en el espejo y abre una realidad que nunca antes había visto, ya que el tema de la película gira en torno a los miedos, alegrías y obsesiones del artista que se ha abierto al análisis, cubriendo la homosexualidad de los cineastas.
En el tercer episodio, los sueños y sucesos de la vida del poeta vuelven para atormentarlo. Lo más notable es la famosa escena del poeta siendo niño siendo golpeado por una bola de nieve. El niño debe aprender a manejar los obstáculos en su vida, como el acosador en su clase.
El cuarto episodio, titulado: “Tarjeta robada”, un ángel negro (Feral) se cierne sobre un niño muerto (el poeta cuando crezca). También está la escena en la que el niño crece para convertirse en el artista que se suicida en la mesa de juego. Este es quizás un recordatorio de que el padre de Cocteau se suicidó o de los amigos artistas de Cocteau que viven una vida empobrecida y se ven obligados a tomar decisiones de vida o muerte. La película termina con el mensaje: Tedio mortal de la inmortalidad. En el último cuadro, una chimenea industrial que se muestra al comienzo de la película, finalmente se derrumba y todas las cosas materiales son aplastadas. Sólo queda el poeta y se le considera eterno.
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TOM REGAN
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Los Simpson: La casita del horror V (TV)
EpisodioAnimación
Estados Unidos1994
8,1
6.474
Animación
10
12 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
224/03(03/07/22) Puede, igual me equivoco, el mejor episodio de especiales Halloween, y eso es muchísimo teniendo en cuenta todo lo que hay. Sexto capítulo de la sexta temporada de la popular serie de animación de la Fox, creada por Matt Groening, originalmente emitido el 30 de octubre de 1994 en Estados Unidos, día antes de Halloween. Escrito por Greg Daniels, Dan McGrath, David X. Cohen y Bob Kushell y dirigido por Jim Reardon. El show-runner David Mirkin deliberadamente introdujo más violencia gráfica en este episodio como respuesta a las acusaciones que recibió por la violencia de la serie, en lo que fue un desafío valiente a la mojigatería imperante.

En la secuencia leit-motive de estos especiales vemos a Marge en un escenario con telón tras ella (homenaje a la presentación de la mítica “Frankenstein” de 1931, y que ya rememoraba en las anteriores ediciones del especial) advertir que el episodio es aterrador y que los niños no deberían verlo, y por ello el Congreso no permitiría su emisión, y que en su lugar pondrán un film de Glen Ford del oeste de 1947 “200 millas a Oregón” (ficticio), y vemos un clip de una película con unas carretas surcan una pradera, cuando Bart interrumpe con una transmisión de radio y muestra el episodio, ello adornado por bandas verdes de niveles de sonido, con Homer interrumpiendo, siendo esto un guiño a la serie “Outer limits”.

The Shining (El resplandor): Los Simpson van (descacharrante inicio con la icónica música y los planos del auto y roto esto por como Homer debe volver una y otra vez a su casa porque se le ha olvidado repetidamente algo, con su legendario: ‘Ouhhhh!!!’) al hotel del Sr. Burns en las montañas para convertirse en sus cuidadores durante el invierno. Burns ordena a Smithers cortar el cable y sacar la cerveza para asegurar trabajo duro por parte de la familia. Mientras tanto, Willie descubre que Bart tiene el poder de leer los pensamientos y le advierte que si Homer enloquece, debería utilizarlo para llamarlo (esto no se llama Resplandor, pues tiene derechos de autor, es el Resplandior). La ausencia de dos de sus cosas favoritas enloquece a Homer y Moe, quien se le aparece como un fantasma, le dice que debe matar a su familia para tener una cerveza; Parodia desternillante del análogo y famoso título kubrickiano (el productor del episodio se enteró que Kubrick era fanático de la serie) que a su vez adapta un libro homónimo de Stephen King; Teniendo momentos realmente épicos de toda la serie, como ese ascensor que se abre y de él brota un rio de sangre, el Sr. Burns lo toma de modo flemático aseverando que eso suele ocurrir más tarde; o la locura con todas las paredes pintadas con la antológica frase ‘Sin televisión y sin cerveza, Homer pierde la cabeza’ (un sobresaliente para quien hizo la traducción al castellano); Hay sutiles imágenes en segundo plano, como esa Maggie haciendo con un puzle de cubos la frase ‘Red Rum’; Con ese Homer ejerciendo de Jack Torrance/Jack Nicholson con el hacha rompiendo puertas con la mítica frase ‘Aquí está Johnny’ (era famosa en su tiempo por el promana USA “The Tonight Show Starring Johnny Carson” y que improvisó Nicholson); Moe ejerciendo de Pepito Grillo endemoniado; El comienzo del running-gag de la aparición ‘salvadora’ de Willie (volverá en los dos siguientes segmentos para un fin similar pero con ‘hachador’ distinto; Tenemos el tributo a grandes mitos del terror cuando para sacar a Homer de su encierro acuden nada menos que Freddy Krueger de Pesadilla en Elm Street, Pinhead y Jason Voorhees de Friday the 13th; El momento `calmador’ de la televisión, aunque hay una desternillante coda cuando parece en la tv la ceremonia de los Tony y vuelve el ánimo asesino en Homer ¿?; Es probablemente, el bloque de Halloween de la serie más famoso y aclamado este, por su ingenio y mordacidad, amén de ser transgresoramente sangriento; El gran defecto de este corto es que se podría haber dedicado el metraje completo a él, aun quedaban muchas cosas por entrar a parodiar, como la habitación 237. Ah, y por qué no se tira de las gemelas Sherri y Terri como las hermanas fantasmales del hotel.

Time and Punishment (Castigo y tiempo): Homer accidentalmente rompe la tostadora eléctrica y al intentar arreglarla utilizando varias cosas químicas, accidentalmente crea una máquina del tiempo. Se transporta a prehistóricos tiempos donde se da cuenta de que hay que tener cuidado porque si afecta algún cambio en el pasado, podría cambiar el futuro, esto por mor del consejo (¿?) que le dio su padre el d´ñia de su boda ("Si alguna vez viajas en el tiempo, no pises nada!"). Después de matar un mosquito, regresa al presente y se da cuenta de que Ned Flanders es ahora el dictador del mundo y acaba de someter a su familia a una lobotomía, esto en lo que es una divertidísima parodia de la orwelliana “1984”; Trepidante sátira que combina elementos de la (mencionada) novela política de ficción distópica 1984 (Nineteen Eighty-Four), de George Orwell y del cuento de ciencia ficción “El ruido de un trueno” (A Sound of Thunder) de Ray Bradbury. Teniendo cosas que me recuerdan al estilo de la muy popular serie de animación “Rick & Morty”, en lo enérgico y Destroyer que resulta todo; Tremebundos los viajes una y otra vez de Homer a la prehistoria dinosaúrica, y vuelta al presente rebosante de universos paralelos, para ver como el efecto mariposa ha cambiado su mundo, muy jocoso cuando en una de esas todo es idílico en su casa, ahora de lujo, si hasta como guinda del Edén sus cuñadas Patty y Selma están muertas, pero lo malo es que no saben allí que son las rosquillas y eso enloquece a Homer y vuelve a su tostadora-máquina del tiempo, mientras vemos llover en el exterior rosquillas; Esta ese bufonesco montaje de las diferentes formas que toma la vivienda clásica de los Simpson, la caída efecto dominó de los dinosaurios (así se extinguirían estos?), el momento gigantes de Lisas y Bart;... (sigo en spoiler)
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TOM REGAN
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7
9 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
232/11(08/07/22) Punzante miniserie británica de Sky Atlantic de cinco capítulos premiada en los BAFTA el galardón a Mejor Miniserie y mejor Actor. Dirigida por el alemán Edward Berger (“Deutchsland 73”), También nominada a cinco 5 Emmy (Miniserie; Actor; Dirección; Guión; y casting). Escrita por el nominado al BAFTA David Nicholls (“Lejos del mundanal ruido”), adaptando en cada episodio una de las cinco novelas autobiográficas de Edward St. Aubyn (“Bad News”, “Never Mind”, “Some Hope”, “Mother’s Milk” y “At Last”), abarcando cinco décadas, desde 1960 hasta principios de la década de 2000, el rico inglés Patrick Melrose intenta superar sus adicciones y demonios arraigados en el abuso de su sádico progenitor y su indolente madre. Siendo el gran buque insignia de la producción la majestuosa actuación del londinense Benedict Cumberbatch, embarcado en un brillante y arrollador tour de forcé, carismático, simpático, ingenioso, mordaz, y sobre todo transmitiendo un mundo interior efervescente, imbuido de grietas emocionales latentes, torturado por el pasado. Patente su poderosa actuación desde ese cortante inicio con una llamada telefónica a Londres donde se le comunica que su padre ha muerto en Nueva York, y su respuesta es una sonrisa, hasta que se abre el plano y vemos coge una jeringuilla del suelo, estaba en medio de una sesión de inyección de heroína.

Es un relato ágil, con diálogos siempre inteligentes, monólogos interiores divertidos n su humor negro, con situaciones que te mueven a la reflexión sobre las relaciones familiares, donde se hace una deconstrucción destroyer contra la clase alta británica, contra su flema, su superficialidad, contra sus falsas apariencias, contra su hipocresía, contra los fantasmas con los que conviven poniendo buena cara. Producción imaginativa y vigorosa en su dirección , cambiando de tono en cada capítulo. Siendo, por ejemplo, el primero (en realidad este es el segundo libro, el guión lo hace así, primero para establecer el misterio del porqué de la personalidad neurótica de Patrick, amén de porque en el primero no aparece Cumberbatch y podría tener menos gancho) una especie de ‘Trainspotting’ de clase alta, surcado de comentarios sarcásticos y adustos sobre la drogadicción; el segundo es una bajada a los Infiernos de la maldad máxima como es el abuso sexual de un padre de su hijo (encarnado aquí Patrick en su niñez por un notable Sebastian Maltz), contado de modo que rasga el alma, uno de esos capítulos que por su calado desagarrador recordarás por siempre; cambiando en el tercero a una dramedia familiar, ya con el poso que da la conocida infancia del protagonista, centrada en una hedonista fiesta con una princesa (espléndida Harriet Walter como la deleznable princesa Margarita), que nada tiene que ver con los cuentos de hadas. Relato con múltiples giros, con personajes excelentemente tallados, con sus defectos y virtudes, emitiendo humanidad, cargada de cinismo, ironías, y mucha mala baba.

Una historia de sobre como los traumas infantiles pueden marcar la existencia de una persona, hiriendo nuestro crecimiento y abocándolo a la autodestrucción y el alienamiento, y solo queda querer buscar la redención. Desarrollada con crudeza, exponiendo con fulgor el ecosistema nocivo en el que se mueve el espectador. Las drogas, abusos, snobs arrogantes, falsos idealismos, tratado de modo agridulce los temas, con hondura dramática., pero sin sentimentalismos baratos, pero con mucho de humor negro. Navegando por los vaivenes de la vida de Patrick (esa sub trama con el ‘aprovechado’ de la fundación que se va a quedar con la casa de veraneo de los Melrose), por su malsana relación con la madre (escalofriante la escena en que Patrick le cuenta su ‘secreto’ y el modo displicente en que ella le contesta, sonando a un manido ‘pues yo más’), con su esposa, sus amantes, o sus hijos. Ello en un devenir que conforme avanzamos los componentes de humor van siendo más escasos en pos del drama seco.

Una narración que puede tener su punto débil en los juegos de tiempos, saltando algunas veces de forma que puede desorientar; asimismo hay sub tramas con las que se abre y que desvían de lo importante; Su final aun siendo satisfactorio, se nota in media res.

El nigeriano de nacimiento Hugo Weaving (el eterno agente Smith de la saga “Matrix”), es una presencia desbordante en su turbadora malicia más devastadora, una aterradora presencia que desprende villanía, un tipo manipulador, rígido, un Ogro truculento que se aprovecha de su posición para ser un monstruo con su hijito, emitiendo una expresividad dura atroz que hace asfixiar al pobre hijo; La otra actuación a destacar es la fenomenal de Jennifer Jason Leigh, una madre apocada, mísera, manipulada por su machista marido (atroz el rostro acojonado de ella cuando él le ordena no levantarse ante los ruegos de las llamadas del hijo), una madre lejos de la idealización, con múltiples aristas y defectos, ejemplo de madre que no ha sabido cuidar del Horror a su vástago.

Posee una puesta en escena muy elegante, colorida gracias una la gran cinematografía de James Friend (especialista en tv: “Lucky Man” o “Your honor”). Siendo la edición de Tim Murrell (“The Last Kingdom” o “Los Medici”), un gran elemento dramático, sobre todo en el vibrante primer capítulo, aportando una cadencia trepidante por momentos.

Me queda una serie, que con algún altibajo, sabe morder y conmover. Gloria Ucrania!!!
TOM REGAN
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7
9 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
228/07(05/07/22) Sugestivo film que mezcla con equilibrio el drama psicológico, el thriller y el cine negro, que eh visto con motivo del estreno del remake dirigido por el mexicano Guillermo del Toro del 2021, y he decir que este original me ha gustado bastante más, va más al grano, no se dispersa y alarga como lo hace el azteca. Una singular producción dirigida por Edmund Goulding, con guion de Jules Furtman, experto en cine noir (“El sueño eterno” o “Tener o no tener”), adaptando la novela homónima escrita por William Lindsay Gresham (le encantaban los circos y carnavales, escritor maldito que terminó suicidándose) y publicada el año anterior, que protagonizaría el galán Tyrone Power.

Precisamente Power adquirió los derechos de la novela de Gresham para adaptarla a la pantalla, su principal interés consistía en demostrar que podía dar una actuación de carácter, fuera de sus habituales papeles románticos con los que se le identificaba, y realmente borda su rol con encanto y empatía (cosa que no hace su reflejo del 2021, Bradley Cooper), un charlatán de feria que entronca claramente con el posterior Elmer Gantry de Burt Lancaster de “El fuego y la palabra”, incluso se puede ver a Stan como una transmutación de un cura (aunque la censura impediría esto fuera explícito), utilizando continuamente versículos bíblicos (se le llega a considerar blasfemo por ‘hablar’ con los muertos) tipo capaz de por su Don de una labia proverbial engatusar a unos y a otros encontrando sus debilidades humanas, con una sonrisa sugestiva, jugando con la ambigüedad moral, donde en muchas ocasiones no se sabe si se mueve por altruismo o por egoísmo ello sumergiéndolo en un mundo de carroñeros donde unos se quieren aprovechar de otros, una selva darwinista donde el Stan de Power se cree el rey, y esa arrogancia será su gran perdición. El actor es maravilloso en su arco evolutivo de ese vivaraz pícaro del circo, al caballero de la gran ciudad, y luego esa perturbadora degradación física que es en realidad el espejo de su alma. Teniendo de némesis a la femme fatale Lilith, a la que da vida una estupenda Helen Walker, entre ambos surgirá un duelo de poder manipulador, donde lo importante deja de ser el dinero, es quien es más inteligente. No es un duelo de batalla sexual, de hecho, ella viste con claros efluvios a atuendo masculino. Este enfrentamiento da la sustancia de enfrentar al mundo del espectáculo como placebo para las masas, frente al mundo científico de los psicólogos, que se puede ver como que hacen un trabajo similar en muchos aspectos, pero sin embargo es algo solemne, pero la narración los pone en claramente paralelo (Stan a Lilith: “Somos tal para cual”).

Asimismo la historia apunta otra dualidad como es la que se termina estableciendo entre la psicóloga Lilith y la joven Molly (Colleen Gray), a la que da vida Joan Blondell, esta es la inocencia, el amor puro, la abnegación, la pasión, frente a la serpiente que es Lilith, manipuladora, y artera.

Siendo también un turbador homenaje a esos Carnavales ambulantes que surcaban USA durante la Gran Depresión, como el de la Obra Maestra “Freaks” (1932), o el de la más reciente serie de HBO “Carnivale”, explorando este sub mundo de feriantes avispados que encuentran trucos con los que engatusar a los espectadores. Es una fábula moral muy marcada desde ese tipo que asciende desde esa feria humilde a los grandes salones de la gran ciudad como un gran mentalista, y como su altivez pondrán en peligro su ganado status, indagando en aquello de ‘Ten cuidado con lo que desee, puedes conseguirlo’, su ambición es su Talón de Aquiles.

Todo esto exhibido con grandes dosis de expresionismo alemán, atomizado por la gran cinematografía de Lee Garmes (“Scarface” o “El Expreso de Shanghai”), jugando de modo exquisito con las luces, sombras y claroscuros de forma dramática y emocional, proyectando un halo de misterio y tensión que gotea por los fotogramas, con casi todo rodándose de noche (todo se filmó en backlot de los Estudios de la Fox. Todo el escenario del carnaval se construyó en él, empleando a cientos de trabajadores reales del carnaval en aras de la autenticidad), con mucha niebla, con angulaciones opresivas, con contrapicados, con fueras de campo emocionales, un relato lóbrego notablemente escenificado

Colabora en el número de adivinación de Zeena, pero tras la muerte de Pete, el marido de Zeena, aprende el código en que se basa el truco. Tras seducir a Molly, una compañera del oficio, se dedica por su cuenta exhibiendo su número por los salones de la clase alta. Su objetivo será engañar a algún millonario para desplumarlo.

Tiene un ágil e inteligente inicio con la prese5ntación de este mundillo del carnaval, de sus peculiares personajes, de la jerarquía impetrante, así como de los trucos (ese hombre en el sub suelo del escenario leyendo las notas supuestamente quemadas que le sopla a la ‘vidente’)

Este es un mundo que nos presentan que se divide entre los ‘listillos’ que cazan a los ‘primos’, embaucadores que cual flautista de Hamellin es capaz llevar a los incautos por donde ellos quieren hasta hacerlos, si es preciso (en su beneficio), caer por el precipicio, pero el problema es cuando chocan dos ‘listillos’. Un sub mundo de carromatos, escenarios con doble fondo, cortinas, sillas electromagnéticas, bolas mágicas, etc. También tenemos la ‘presentación’ del ‘geek’, algo que se deja caer cual lo más bajo status a que se puede llegar en la vida, la degradación y más baja autoestima (esto si lo explican mejor en el film de del Toro, aquí no se explica cómo se llega a ‘eso’, mientras en el de 2022, quizás por la libertad de la no censura, se cuenta), elemento que al final aparecerá de modo circular... (sigo en spoiler)
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TOM REGAN
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