Fede Álvarez, compañero rioplatense y vasallo de Sam Raimi pareciera haber revolucionado el mundo hollywoodense con esta 'humilde' película de terror totalmente aclamada por la crítica latina e internacional y ya catalogada como 'joya cinematográfica imperdible'.

Voy a confesar que lo primero que pensé apenas la finalicé fue en querer salvar al director de este despropósito, rogando que no sea parte de uno de los guiones más insólitos y ridículos de los últimos 10 años de la industria cinematográfica. Lamentablemente fui a la parte de los guionistas y el muchacho en cuestión estaba ahí, lo que realmente fue decepcionante ya que junto a su compañero queda totalmente preso de la responsabilidad de esta basura.

Las grandes críticas de los multimedios solo pueden responder a una cosa, plata y agasajos por parte de la productora y/o distribuidora. No hay más posibilidades que eso, ya que queda al descubierto la necesidad de instalar nuevos nombres en lo alto de la industria por parte de personalidades más reconocidas. Los años pasan y hay que seguir facturando, la rueda sigue girando y la máquina de contar billetes está más en forma que nunca.

Un avejentado Gerald Butler corre sin cesar, mientras la Tierra amenaza con ser destruida. El asteroide Clark, ha pasado de ser un fenómeno astronómico pintoresco a convertirse en el responsable de la extinción de la humanidad. No será ni la primera, ni mucho menos la última película de catástrofes, pero sí debemos advertir que tras un 2020 tan particular, su relevancia en el universo discursivo resulta más impactante.
Ric Roman Waugh es quien oficia de director y vuelve a repetir en colaboración con el propio Gerald Butler, a quien había dirigido en la última película de la saga "Has Fallen" ("Presidente bajo fuego"). Es evidente su buena mano para este tipo de películas, sabiendo dónde poner la cámara a la hora de retratar escenas que involucran muchos componentes simultáneos.
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"Greenland" no es que vaya a reinventar la rueda ni nada que se le parezca, pero sí tiene la capacidad de sostener una trama trepidante durante casi 120 minutos. Y eso no es precisamente poca cosa, sino más bien aquello que debe exigirse como mínimo a la hora de enfrentarnos a películas como esta. Ric Roman Waugh se mueve como pez en el agua y nos brinda un espectáculo solvente, alternando entre el típico drama familiar de escape y los efectos especiales propios de la destrucción del planeta. Es importante señalar que esto último está manejado con discreción (su presupuesto en relación a otra es bajo), privilegiando el desarrollo de las personalidades de los personajes.
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Más de uno o una dirá que "Greenland" es un concierto de clichés típicos de cualquier película hollywoodense. Sinceramente, parece una verdad difícil de refutar. Hay estereotipos de todos los gustos que terminan convirtiendo a la historia en algo absolutamente predecible. Ahora bien, esto no es suficiente para empañar una propuesta que durante la mayor parte del metraje cumple su cometido. Un guión correcto y un desarrollo asfixiante hacen que valga la pena esta opción del catálogo de @primevideolat . Una lástima no poder disfrutarla en pantalla grande.

Todo un acontecimiento para el cine guatemalteco, e incluso para el centroamericano, ha sido la nominación a los @goldenglobes de la película dirigida por Jayro Bustamante. No es que sorprenda por la calidad de la película, sino porque se trata del primer film que llega a esas instancias proveniente de dichos orígenes.
Algo que suelen tomar en cuenta los jurados a la hora de nominar, es cuánto las películas son capaces de reflejar identidades y eventos propios de los países desde donde provienen. Recordamos lo sucedido con "El Secreto de sus ojos" y aquí podemos dilucidar una situación algo analógica. En "La Llorona" hay mucho de la historia reciente guatemalteca y es un gran acierto la manera en que el director consigue ponerla al servicio de la narrativa.
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Quienes nacimos en Latinoamérica, rápidamente podremos identificarnos con las situaciones que ocurren en la película. Durante la Guerra Fría y en pos de combatir el "comunismo", los EEUU auspiciaron un sinnúmero de dictaduras que se convirtieron en genocidios sangrientos. Guatemala no fue la excepción, siendo los pueblos indígenas las víctimas de un proceso sistemático de violencia que incluyó múltiples asesinatos y violaciones.
En "La Llorona" la historia la vemos desde el punto de vista del general Enrique Monteverde, quien tras ser condenado y luego exonerado por la Corte de Constitucionalidad, comenzará experimentar en su casa ciertos fenómenos que le harán desear haber sido encarcelado.
Jayro Bustamante se nutre del mito de "La Llorona", lo reversiona y genera una atmósfera apremiante, donde drama, tensión y terror confluyen para transformar el hogar en un infierno.
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Diversos elementos sociales, políticos e identitarios se articulan en una historia original, pero con algunas líneas narrativas demasiado inconducentes. Sin embargo, cuando la película parece aflojar, aparece un último tramo espectacular, de lo mejor que se ha visto en el 2020. Una serie de escenas rompedoras, capaces de recordarnos que el mal siempre tendrá sus consecuencias. Nunca se puede escapar del pasado.

Película estrella de @sitgesfestival capaz de quedarse con el máximo galardón al mismo tiempo que consiguiendo la mejor dirección para su ejecutor, Brandon Cronenberg. Este apellido resultará familiar a muchos oídos, ya que se trata del hijo del célebre director de 'La Mosca' o 'Promesas del Este' entre otras películas. Nunca mejor que un hijo para continuar con la obra del padre, parece ser, ya que en 'Possessor' puede notarse a la legua la influencia del cine de los 80'-90' del director canadiense. El eje identitario, a partir de su construcción o destrucción ya sea desde lo práctico o metafísico, parece ser ese puente que une a ambos directores en sus preguntas por lo esencial del ser humano. ¿Qué somos? ¿Qué podemos ser? Los Cronenberg no dan puntada sin hilo cuando entrecruzan la ciencia ficción con el debate ontológico.
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'Possessor' cuenta su historia a partir del personaje de Tasya (Riseborough), quien trabaja en una agencia secreta que utiliza implantes cerebrales para controlar el cuerpo de otras personas. ¿Con qué objeto? Con el objeto de cometer asesinatos a pedido de ciertos sectores del mundo corporativo dispuestos a adquirir los servicios. Distopía si las hay, allí el capitalismo sangriento ya no conserva ningún escrúpulo por alcanzar sus objetivos.
Cuando Tasya comience a atravesar inconvenientes en algunas misiones, será el momento donde la película tome vuelo y empiece a jugar sus cartas. Ni demasiado original ni sorpresiva, Possessor opta por reflejar esta crisis del ser desde la psicodelia y lo visceral, apelando a explicitar las luchas internas de la protagonista en pos de su propio control. Allí Cronenberg es efectivo y nos transmite esa incomodidad, pero descuida demasiado un guión que por momentos se siente algo desprolijo. Camina por un borde muy fino donde a veces hay más regodeo estilístico que historia.
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De todas formas, Possessor no deja de ser una propuesta interesante, atractiva y por sobre todo estimulante. Una buena señal acerca de un legado fílmico que parece tener ya quien lo cuide.

Se trata de una rareza dentro de la filmografía latinoamericana, ya que las producciones procedentes de Bolivia suelen ser escasas y de bajísima difusión.
En esta oportunidad, el director Kiro Russo, logra superar esos obstáculos al filmar un fiel retrato de la vida cotidiana de los trabajadores en la mina de Huanuni. La película presenta una gran factura técnica, logrando planos precisos en ambientes oscuros complicados de filmar.

A nivel narrativo, la historia que nos cuenta no alcanza toda la profundidad que debería y el desarrollo de los personajes queda algo solapado por su ecosistema.
Se ve con claridad la decisión de querer resaltar algunas cuestiones más formales que lo que ocurre en la trama en sí. En resumen, la película funciona, pero el despliegue contextual que realiza se siente un poco desaprovechado.

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