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España España · Zaragoza
Críticas de Tylercito
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Críticas 63
Críticas ordenadas por utilidad
6
4 de enero de 2013
16 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se recuerda más Edipo Rey que El asno de oro, aunque siempre haya un Decamerón por cada Dante cartografiando su Infierno, o un tartazo de Linder junto al desierto de Stroheim.

Aunque el hilo de Ariadna esté hecho con fibras trágicas, alguno de sus trenzados no dejan de tener cierta gracia (maldita la gracia). La vida nunca se me antojó como pura tragedia, más bien, amarga broma. Sin embargo, hay muchos aplauden con ímpetu las representaciones artísticas de la vida entendida como tal. La gente parece preferir el victimismo. Claro, mejor verse como la víctima inocente antes de como la víctima de algún tipo de inocentada.

Alguien dijo una vez que por suerte sólo hay un Haneke y no puedo estar más de acuerdo. Me basta con uno. Haneke no es nada complaciente con el espectador, casi se le podría considerar un sádico. Pero contra más "víctima" te sientas, más te gustarán sus películas; irónicamente, su falta de complacencia complacerá a tu sentimiento trágico.
Me asombró la extrema gelided y su representación visual de la muerte en El vídeo de Benny, acepté con reservas el juego planteado en Funny Games, levanté una ceja en Caché, me aburrí en La cinta blanca y terminé cabreado con Amor. Haneke me recuerda a Cioran; en pequeñas dosis enriquece, pero un exceso de cualquiera de los dos nos desvela con claridad su pose impostada e hipócrita, su tremendismo maquillado y, en el caso de Haneke, ese amor de la tragedia y la frialdad por la tragedia y la frialdad en sí mismas, que tantos parecen aplaudir.

Tenemos bastante reciente otra aproximación a la dependencia diametralmente opuesta en forma y fondo: Intocable. Pues bien, Amor me parece tan poco honesta como su reverso galo. Una es un cuadro de El bosco; la otra, representa la tetraplejía en tonos naíf. Es la baza buenrollista vs. el pesimismo más tremebundo. Querer reventar taquillas vs. buscar el aplauso de la crítica de siempre. Esa crítica que antepone ante todo lo trágico y-barra-o apocalíptico, la que confunde el cripticismo con la hondura intelectual e interpreta cualquier maraña como una muestra de complejidad. Esa crítica que acepta sin reservas a cualquier Lynch o se masturba durante las proyecciones de Béla Tarr. Expertos en algo que nunca se han molestado en hacer y que en el fondo parecen despreciar.

La vida podrá ser trágica, absurda y descorazonadora, pero no lo es todo el tiempo. No hay mal que cien años dure ni cabrón que los aguante. Así que, entre dos mentiras, me alegra ver cómo la taquilla se decanta por Intocable. Le dejaremos a Amor el aplauso de esa crítica sadomaso que se pone erecta cada vez que lo pasa mal en un cine. Sí, es imposible obviar que, en términos puramente cinematográficos, Amor es superior a Intocable. Pero ambas son igual de deshonestas. Omitir el accidente o cualquier momento de tragedia pura (amén de otros sonrojantes mensajes que Intocable emite y que aquí omitiré) es una vergüenza, no lo niego, pero hacer lo mismo pero en sentido contrario aún me parece más execrable. La falta de honestidad de Intocable busca la sonrisa a la salida del cine a toda costa; Haneke recurre a ella para que te sientas hecho una puta mierda.

La principal baza del director austriaco es que sabe que la vida nos deparará "momentos Haneke". Eso es algo tan inevitable como la muerte ("momento Haneke" supremo). Pero la vida también es (de hecho, lo es casi todo el tiempo) eso que sucede entre los "momentos Haneke". Eso de lo que Haneke nunca habla. Justo lo que consigue hacernos creer que merece la pena ser vivida.

Intocable y Amor, a su manera, son tan reduccionistas como una porno. El sexo no es (por suerte) lo que Nacho Vidal nos cuenta. Y se olvidan siempre del amor. Así como Amor se olvida de las cosas buenas, e Intocable de las malas. La vida no es champán y mujeres, pero tampoco es la mierda que algunos quieren vendernos. Al menos no todo el tiempo. Sí, estoy muy harto de hanekes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tylercito
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10
10 de junio de 2010
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Domenico Cattarinich fue (es) un famoso fotógrafo que ha trabajado con directores de la talla de Visconti, Fellini, Pasolini, Bertolucci o Almodóvar. Su única incursión en la dirección dio como resultado esta película, fruto de un guión suyo.
Ok. Imaginemos ahora que somos alguien creativo, y que nos van a dar la oportunidad de hacer una sola película en nuestra vida (por la cual seremos recordados). Imaginemos que podemos forjarla a partir de un guión de nuestro puño y letra, el que queramos. E imaginemos por un momento que, puestas las cartas sobre la mesa, decidiéramos llevar a la pantalla la historia de un artista impotente que se pasa la hora y media de película babeando por una niña de doce años a la que le encantaría penetrar.

Finalmente, imaginemos qué tipo de persona seríamos.

...

En mi blog La bobina de Pandora recojo los kilómetros y kilómetros de celuloide esparcido por el mundo que rozan cualquier extremo: miradas voyeur, gore, pornografía, terrorismo, mierda, bestialismo, la imagen vampírica, lo políticamente incorrecto, la serie Z, las obras maestras del cine, etcétera... ¡ah!, y los artistas (en plural, pues hay muchos) que juegan con niños.
Por tanto, actúo desde el conocimiento al aplaudir la honestidad* de Mimmo a la hora de plantear su perversión fílmica (de ahí mi nota).

Creo que películas como estas serían impensables en la época actual. Una época donde el terrorismo y, en menor medida, la pederastia, son los dos grandes tabúes. Y se han erigido como tales, creo, por su resistencia a ser absorbidos por una sociedad acostumbrada a tragárselo todo. Se puede absorber a un hombre que come mierda y se hace fotos con ella, convirtiéndolo en algún tipo de icono underground con su propia galería de vitrinas repletas de materia fecal: ya se ha hecho antes. Pero jamás podrá absorberse a alguien que toca a los niños o se pone un cinturón de explosivos con idea de detonarlo dentro de un centro comercial.

Aunque bueno... los primeros siempre tienen la opción de atarse las manos y refugiarse en algún tipo de arte con fines masturbatorios.
Y en esas estamos.

PD: no puedo comprender por qué La pequeña (y similares) son tan conocidas en ciertos círculos mientras que Historia de Eva pasa totalmente desapercibida. Personalmente, la película de Mimmo me ha parecido lo más cercano a lo intolerable que he visto jamás (de ahí mi nota).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tylercito
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10
18 de mayo de 2010
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Olvídate de mí! es una película sobre el amor (1) y el recuerdo (2).

(2) Olvidar no es la solución, sino el gran problema (pues olvidar u obviar el pasado no enseña: anula), y ¡Olvídate de mí! analiza el dolor que conlleva el olvido por tres caminos alternativos pero confluyentes. A través de la mente de Joel durante el proceso de borrado, vivimos en primer lugar el dolor que trae ser consciente de olvidar. En segundo lugar, experimentamos la rabia y el dolor del olvidado (olvidar el pasado corta los lazos entre las personas y hace imposible la convivencia. Olvidar te anula tanto como ser olvidado). Y finalmente, sentiremos la desesperación que conlleva ser consciente de tu falta de recuerdos a través de Mary.

Olvidar los tropiezos nos lleva a caer ante las mismas piedras, en un demoníaco bucle que nunca termina. Pues el olvidadizo estará interminablemente expuesto a sus antiguas equivocaciones. Nuestros desmemoriados protagonistas viven una especie de eterno retorno del que sólo pueden sacar algo en claro a través de la memoria. Estamos atados a nuestras pasiones, sí, pero también tenemos una memoria que nos puede ayudar a no caer en los mismos errores o, al menos, a estar preparados para la caída.

(1) Pero ¡Olvídate de mí! también es una película sobre el amor. «La comedia romántica más tenebrosa jamás filmada» (Sergi Sánchez dixit). Y es que el amor de ¡Olvídate de mí! no es el amor puerilmente mitificado de cualquier comedia romántica estándar. Aquí el amor es un amor real, con sus fisuras y su poso amargo; y por real, duele.

Podrá torcerse todo, podrás, incluso, augurar que todo ha de torcerse, que esa es la ley: todos perdemos al final. Pero eso no importa, o al menos no importa ahora, ahora que estás enamorado.
Al final vencerá el olvido. Y es por ello por lo que deberíamos aprovechar con intensidad, creo, este hoy vital; este hoy resplandeciente donde reina el amor y el recuerdo. Que Joel, Clementine y todos nosotros aceptemos el fracaso vaticinado por un choros en forma de cassette no tiene por qué llevar a renunciar al juego. Porque eso es la vida y eso es el amor: jugar y apostar por algo aunque las cartas estén marcadas y la partida perdida de antemano.

Por tanto, repito y matizo: ¡Olvídate de mí! es una MARAVILLOSA película sobre el amor y el recuerdo.
Y sin lugar a dudas, el más bello, sincero y realista canto a la vida que he visto en el cine contemporáneo.
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Tylercito
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6
8 de febrero de 2008
16 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Creo que habrá un día en que los efectos especiales evolucionarán tanto que dejarán ver, tras toda su parafernalia visual, el telefilm barato, el grandísimo bodrio de sobremesa que es Titanic.

Films como éste siempre se cortan, sospechosamente, con la juventud de sus personajes intacta y la idea de la "media naranja" imperante en sus corazones, pero la juventud no es eterna y el mundo está lleno de naranjas que podrían encajar y exprimirse contigo. Lo verdaderamente maravilloso es disfrutar, hacer disfrutar, convivir y conservar a esa mitad el resto de la vida.

Titanic sólo se centra en la fase explosiva del amor, en la fase Amèlie, ignorando el futuro, y por tanto, lavándose las manos. Y yo puedo aceptar esto… pero por favor, no me saquéis después a una decrépita abuela viviendo de los desechos de un recuerdo que en el fondo es un engaño, una chispa que el tiempo no dejó apagarse, ya que el destino la cortó bruscamente creando así la expectativa de la eternidad… y no digáis que esa abuela se ha casado, ha tenido hijos… y sin embargo, su gran historia de amor sigue siendo la de aquel breve recuerdo… ¿qué hay del hombre que sí la amó toda la vida, le dio hijos y murió a su lado? ¿Por qué no cuenta esa historia en el barco, por qué ni siquiera la comenta, en vez de (o tras) la del jovenzuelo que le enseñó a escupir y la dibujó desnuda hasta que el barco quebró y lo redujo a cubitos?

VERGONZOSO.

Amar es dibujar cuerpos desnudos y escupir, sí, también, pero no SIMPLEMENTE eso. Amar es lo que hace el hombre que se casa con ella tras su aventura naval, ese hombre que nadie nombra ni recuerda.

Titanic se centra en la fase extensiva del amor de un modo simple y dualista. Es verdad que James Cameron no tenía por qué hacer lo contrario. Pero lo que digo es que jamás consideraré a Titanic como un ejemplo perfecto de película de amor, pues se aprovecha burdamente de esta fase del amor, joven, a flor de piel, exponiéndola explícitamente, pornográficamente, al igual que cutrerías televisivas del calibre de Lo que necesitas es amor, elevándola al culmen de la experiencia vital amorosa, mientras espera fríamente que la artificial y forzada exposición de unos sentimientos tan primarios nos haga olvidar el guiñol y nos conmueva, nos conmueva por empatía, por la asociación de esas explosiones púberes de sentimiento ajeno con las nuestras, con las propias, con los recuerdos hacinados en nuestro corazón, pero sin preocuparse lo más mínimo en ahondar en las profundas raíces que dicho sentimiento, ni hacer demasiadas preguntas; sin poner todas las cartas sobre la mesa; tan solo la combinación ganadora… pero el amor no es únicamente cartas marcadas, ases o bazas triunfales, y quien busque eso en él será muy infeliz. Las raíces del amor llegan hasta el fondo mismo del hombre, de su existencia y de su separatividad, así que no me digan que esa primitiva y burda cópula de australopitecos que es Titanic y demás sucedáneos es lo mejor que se puede hacer.
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Tylercito
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Relámpago sobre agua
Documental
Alemania del Oeste (RFA)1980
6,7
1.066
Documental, Intervenciones de: Nicholas Ray, Wim Wenders, Susan Ray, Tim Ray, Ronee Blakley ...
7
8 de febrero de 2008
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
En La imagen pornográfica (y otras perversiones ópticas) se puede leer:

"(...) con la película de Win Wenders (Relámpago sobre agua) y con el snuff la cámara deja de ser la máquina para rehacer la vida, como quería Marcel L’Herbier, y pasa a ser la máquina para robar la vida".

Sólo por eso merece un 7.

... Eso sí, tanto un 10 como un 2 no dejarían de ser justos.
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Tylercito
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