Reirse de si misma, mantener una coherencia y además resultar entretenida, son sus mayores virtudes, aparentemente incomprendidas por la mayoría, que se imagina una producción a lo Aterriza como puedas.
Ni mucho menos, conserva unos diálogos y escenas absolutamente inolvidables (la partida de ajedrez en el pub o la conversación en latin durante el baño), que la elevan muy por encima de las parodias habituales.
Su desenfado y libertinaje pueden haber jugado en su contra pero para un servidor son su mejor gancho, sacando los pies del plato para jolgorio constante del personal.
Nunca olvidaré la escultura tallada en el tronco. Gracias Gary Sinyor y guionista.

La verdad, no me considero un corazón de piedra, ni un amante de la risa facil. Solo busco coherencia, y esta película no llega a las cotas que muchos quieren suponer.
Para empezar, como comedia, no cuela, ni situaciones ocurrentes, ni diálogos ingeniosos, ni chispa, ni siquiera la alegría que debería transmitir inherente a toda comedia, ¿cosa que no es?.
En realidad la veo más como un drama, la historia de una mujer que desea algo (muy superficial, tanto como el personaje), y no lo logra.
Aderezado con una canción pegadiza y los ojazos de Audrey (únicos méritos que la reconozco). El resto, sensiblera, sosa y sin gracia alguna.
Blake Edwards ya dirigió una obra maestra del humor (El Guateque), esta, está a mil años luz de aquella, como lo están la mayoría de películas que posteriormente dirigiera este director.

No soy de los que llevan 6 años siguiendo la serie. Me animé a verla hace 3 meses, y yo, que soy reacio a engancharme a series de cualquier tipo (salvo Friends, Seinfeld o Frasier), hice la prueba. Desde un principio me dejé intrigar por esta historia, y me la vi de un tirón hasta el último capítulo de hace unos dias.
Entiendo a los puristas que piden la resolución de tantas y tantas incógnitas sin despejar, pero si nos dieran todo mascado, ¿donde estaría la gracia? los misterios atraen a la gente y generan teorías de todo tipo (Grial, Sabana santa...) y esta serie ha conseguido algo que parecía imposible, que la gente se rompa la cabeza tratando de entender las cosas, algo que ya de por si es un ejercicio saludable.
Lucas nos entregó Star wars totalmente masticado, todo encajaba al final, no había discusión posible, pero no consiguió el reto de tener a millones de personas obsesionadas con la historia. Ni dejar esa sensación de abandono tras la sexta película.

Terminó la historia, comienza la leyenda, ¿estafa o genialidad? no creo que importe, son las personas y los sentimientos los que cuentan al final. Si sientes que te ha dejado una huella, que te ha emocionado o que te ha hecho llorar, ya ha logrado su objetivo. Lo demás es envoltorio.

Ya sabemos de lo que es capaz este director, Shaolín soccer tenía su gracia, Kung fu sion, algo más que simple gracia, y por eso le exigimos un pelín más. Y en cambio nos ofrece un paso atrás, una comedieta sustentada en niño que pone carantoñas, un muñeco masoquista (no importa lo que le tortures, siempre te será fiel) y un argumento para gente muy muy poco exigente. No se dejen engañar, hay muy poco que rescatar de esta película (algún gag), y mucho relleno soporífero que te deja la sensación de haber perdido el tiempo.

De acuerdo, puede que el argumento este un poco forzado, que a muchos les resbale la fábula que presenta el director, pero nadie puede negar que engancha, que deseas saber que es lo que pasa y hasta te dejas manipular por el guión.
Solo por la escena del niño con los cereales en plan oráculo merece la pena darle un sobresaliente.
Los hallazgos camuflan sus flaquezas, incluido ese final tan pintoresco, y se mantienen imborrables en nuestra memoria, y eso es mérito del autor. Peliculas que se olvidan casi al momento hay muchisimas. Esta tiene algo que nos atrapa, nos agita y nos lanza al universo del autor. Shyamalan es el Stephen King del cine, y su estilo personal esta contagiando a muchos otros directores. Ese contagio creo que es una frescura para el cine moderno. O no, el tiempo lo dirá.