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España España · La Línea
Críticas de JBV
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Críticas 32
Críticas ordenadas por utilidad
8
3 de abril de 2024
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Philip Barantini, conocido en el mundo cinematográfico por ''Hierve'', cambia los caldos reducidos gourmet para explorar el caldo de cultivo online y analiza las consecuencias de la exposición a Internet, el bombardeo mediático, las fake news y los miedos modernos: el señalamiento, el desamparo legal contra los perfiles anónimos y la acusación racial musulmana atribuyéndote a todos sus integrantes los mismos delitos a pesar de ser personas radicalizadas y aisladas, con un buen puñado de palabrejas y temas latentes en Reino Unido y parte de Europa.

Con un comienzo vertiginoso a lo ''Searching'', Harri Bhavsar es confundido en Internet como el autor de un atentado en la estación de trenes de Londres. Entonces, comenzará una caza de brujas y tendrá que sobrevivir. Continúa como una notable película de 'atrapado-en-casa' que utiliza una gran y creativa diversidad de recursos para generar aun más tensión. Es angustiosa, oscura, y el tratamiento sonoro magnifica el juego de sugestión, tensión y revelaciones que Barantini construye con buen tino y un montaje medidísimo hasta el último fotograma. Chaneil Kular eleva todo el ambiente con su mejor actuación hasta la fecha como el protagonista.

Siendo una sucesora espiritual de ''La noche de las bestias'' (que por cierto, ''The Purge'' está ambientada en el 2022 y esta película es del 2023... quizá esa Nueva Fundación es más real de lo que parece), que puede recordar a un capítulo alargado de ''Black Mirror'' por la temática y la estética, esconde una película muy bienintencionada, cortita y funcional. Un soplo de aire renovado para este tipo de películas.
JBV
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3
24 de mayo de 2024
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Theda Hammel debuta en la dirección con una comedia de personajes encerrados en un bloque de viviendas en Nueva York ambientado en los meses más coléricos de la pandemia, cuando la histeria y el desespero hacían tambalear la poca cordura de los estadounidenses que más deseaban poder salir de la cuarentena.

Rodeado de personajes modernos con distintas etiquetas, desquiciados y cerrados de mente, nos encontramos a Bahlul, un joven marroquí que articula el discurso con una voz en off durante todo el relato. Hace una introspección por su infancia que utiliza para escribir un libro autobiográfico, pero jamás consigue crear un discurso centrado y potente que esté ligado con lo que vemos en pantalla. Bahlul queda empañado por el resto de personajes que, si bien están muy interesados en conocerle, lo silencian hasta tal punto de cortar su voz en off para que hablen otros personajes... sin que quede claro. Me es imposible seguir la trama y reconocer al personaje que está comentando por encima en cada ocasión.

La dirección queda en evidencia al no saber qué hacer con ese guion desordenado. Tiene un humor que nunca termina de despegar, persigue una constante búsqueda de la moraleja que entorpece el discurso y embota al espectador, los personajes son caricaturas sin mucho que aportar, es latente su torpeza al tratar el tema LGTBI y más si intenta mezclarlo con el desconocimiento sobre Oriente Medio como sátira de la sociedad norteamericana... un desastre.

Por comentar dos cosas buenas, destacaría la dirección de fotografía y a Theda Hammel como Karla, la única actuación verdaderamente solvente que eleva a su personaje por encima de los demás. Todos destacan la desquiciada actuación de John Early, pero no, lo siento, me parece irritante (y eso que el personaje pedía una dosis, pero no convertirlo en un capullo integral).

Si buscáis la alocada comedia definitiva de secuencias tronchantes, conversaciones irónicas y demás pensamientos positivos que provocan su póster, sigue esperando. Y es que no le puede venir mejor: aunque intenta manejarse siempre en el humor, esta viñeta de la pandemia es propia de una portada chusca de El Jueves más de una película exitosa de Sundance.
JBV
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6
2 de marzo de 2024
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Cuando el cine era mudo, los espectadores no estaban formados cinematográficamente y las salas eran circos itinerantes, surgía una figura muy querida por el público que vendía la película a proyectar y, ya dentro de la sala, explicaba lo que estaba ocurriendo en pantalla. Puede venir de aquí la inspiración para crear un personaje como María Magdalena, la contadora de películas de un pequeño pueblo en Chile con poco poder económico y dedicada a la producción de salitre durante los años de las revoluciones sociales del país a mitad del siglo pasado.

Sara Becker y Alondra Valenzuela (por el paso del tiempo en la película) impregnan a su personaje de una simpatía y romanticismo que nos lleva a enamorarnos de ella, que en cierta medida significa enamorarnos de las películas y aceptar su poder. Su familia y el pueblo necesitaban de una terapeuta como ella, capaz de sanar a los suyos contando sus películas favoritas. Ni la radio ni la televisión, como en la vida real, han sido capaces de quitar un mínimo de prestigio e importancia al cine... y a ese personaje. Es alguien fuerte que entiende su cometido y no se hunde ante todos los problemas que su familia padece en muy poco tiempo; una carta a aquellas personas que deben madurar aceleradamente para sobrevivir.

Lone Scherfig crea una película placentera, un poco lacrimógena en exceso en su parte final -cosa innecesaria viendo el tono-, con muchas elecciones acertadas en la puesta en escena y la fotografía. El guion, escrito a cuatro bandas en torno al libro homónimo de Rivera Letelier, presagiaba una mezcolanza de ideas y visiones mal llevadas. Sin ser una mala historia y con ciertos puntos positivos en su escritura (los diálogos, las películas seleccionadas para crear el universo cinéfilo, la voz en off bien hilada y/o la capacidad de síntesis temporal que no resulta desconcertante) lo que empieza con solidez termina con una sensación de estar relatando secuencias muy importantes (y no del todo malas; como la representación de un abuso sexual) que quedan en el limbo, no afectan de sobremanera a los personajes y parece que tiene un final prescrito (dicho de otra forma: el guion debe acabar 'aquí', que queda uno decida el camino aunque luego no todo case correctamente).

Una película que remite al cine clásico y al labor social del cine, que no cae en el mito de 'el cine de antes sí era cine y no el de ahora', podría haber ofrecido un poco más, es la sensación que queda. Un visionado light a veces torpedeado por la mezcolanza de acentos y subtítulos que apoyan un español complicado de entender.
JBV
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7
22 de abril de 2024
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo primero que hay que comentar es el flaco favor que ha hecho el equipo de marketing a esta película prometiendo un thriller bélico de héroes americanos, una fábula sustentada por el fetichismo estadounidense a una Guerra Civil al estilo europeo. Intento llegar a las películas sin ver nada más allá que el título, el póster, el director y/o el guionista. Esos son los (casi) parámetros por lo que decido ver una película o no, pero, debido a mi trabajo actual, no he podido librarme de ver el tráiler en contadas ocasiones. La sinopsis la pude evitar, al menos. Seguiré haciendo este ejercicio de protección, porque la venda con la que he llegado a la sala no se la merezco a nadie.

En fin. En su lugar, nos encontramos con una road movie de cuatro reporteros de guerra que cruzan todo el país para lograr la noticia del siglo a las puertas del fin de la guerra más cruenta en la historia de EE.UU. Imaginemos eso último, porque quitando los 15 minutos más famosos (y seguramente más impactantes del año), la exposición de la Guerra Civil durante el metraje es nula, dejándonos pocas pinceladas como si los personajes estuvieran constantemente jugando las misiones secundarias mientras lo principal está sucediendo a kilómetros. Y cuando se meten en faena tampoco mejora la cosa, puesto que cualquier historiador o veterano común estadounidense se echaría las manos a la cabeza por esta articulación ''callofdutyera'' de la guerra que el pobrecito de Alex Garland nos muestra.

Por fin cito al director. No es de mis favoritos, de hecho, me siento defraudado cada vez que veo algo firmado por él (salvando ''28 días después''). Sobre el apartado bélico, su dirección me hace maldecirlo en mil idiomas diferentes. Nos regala 15 minutos maravillosos y aun así no me lo creo. Está todo tan impostado, falso, se lo quita de encima con tanta rapidez que parece no importarle. Entrando en los personajes, decide poner los más arquetípicos posibles, los que más enganchan con la audiencia de primera mano para una película que se toma un poco a cachondeo esta guerra. Mete secundarios y los saca como un niño aburriéndose de su juguete. No profundiza en ninguno de ellos y parecen de pega como la propia guerra.

Y aun así, dentro de esta vorágine de mediocridad, una luz de esperanza. Una lectura del fotoperiodismo de guerra, del todo vale de las noticias, de esa América que insta a los periodistas a meterse en la boca del lobo, el ojo del huracán o... del propio capitolio. Aquí es donde mejor se maneja Garland, en mostrar la decadencia de un Estado fallido con lecturas del propio país de la vida real, que en sí, también es fallido en la actualidad.

Estados Unidos, no nos engañemos, es la única 'realidad' que supera a la ficción. Dentro de los diálogos de pega, Garland esconde perlitas sobre la historia americana que nos hace entender, aunque sepamos relativamente poco de este país, cómo han llegado a esta situación. No necesitan mostrar los buenos, los malos, las banderas ni quiénes son de un bando u otro, deja que charlen y se expliquen por sí solos. La pérdida de credibilidad de un país hace que nada de lo que ocurra dentro importe, y así trata Garland a todos los personajes y a la mayor parte del metraje. Incluso me he llegado a cuestionar la existencia de la guerra durante la cinta. Por todo esto aparca la morbosidad y el sensacionalismo a pesar de tener una trama muy propensa a ello. Aquí radica la importancia de este film y Garland supo crear la narrativa perfecta, contando todo con soltura en la dirección y regalándonos ciertos planos increíbles. Todo esto sin olvidar que hablamos del fotoperiodismo, que también tiene hueco en su guion técnico.

Aun no sé si me ha gustado o, más bien, no sé si es suficiente para hablar de una película redonda. Falta metraje para profundizar, para sorprender. La intención es realmente buena, pero me deja entre frío y con ganas de más. Siento que me debía gustar más, por eso escribo esta crítica más dejándome llevar por los primeros pensamientos, buscando en mí; que de manera más analítica, sosegada y a posteriori como en mis últimas críticas. Me alegro por los que han podido sacar más jugo de esta película de Alex Garland.
JBV
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5
4 de junio de 2022
0 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solo puedo comprender la existencia de una película como Bailar en la oscuridad si el propio Lars von Trier, durante su reescritura de las normas cinematográficas, me confesase que odia los musicales y necesitase romper con ese género. Números musicales esperpénticos se mezclan con una trama lacrimógena y dramática que, dicho sea de paso, podría haber sido unas de las mejores dramas del siglo de haberse realizado de una manera clásica. La historia tiene muchos puntos fuertes durante los primeros 45 minutos y un personaje potente y muy bien llevado tanto por el director como por una Björk irónicamente sublime actuando, pero horrible cantando.

Vaya por delante que adoro los musicales, pero esta vez entorpece una historia con potencial los números musicales inútiles y ''poco canónicos''. Un desperdicio de tiempo, porque ni siquiera la música es buena. Solo destacaría musicalmente el potente final que nos regala la cantante, aunque, como dicen en una crítica de FilmAffinity, y que yo pensé durante el juicio, está todo muy cogido por pinzas para llegar a esa situación. Pero bueno, nos regalaron una secuencia para la historia.

Hay muchos críticas que se sumergen en los puntos donde la película falla (así no me tengo que detener tanto), pero muchas más que destacan el potencial de esta película. Yo insisto que esta visión del musical no es más que la estereotipada de los retractores de este género y que seguro han disfrutado más de su destrozo en este film que de la propia historia.

Me da mucha pena también porque esta película fue una recomendación de un amigo que seguramente todos hemos tenido en algún momento de nuestras vidas: aquel que te coge siendo un espectador básico y te cultiva en el buen cine (que no quiere decir que solo sea el cine clásico, independiente o de autor, no). Entre las oleadas de recomendaciones estaba esta película, pero me dio una recomendación mayor: mírala cuando pasen los años. Es verdad, la visión del cine te cambia con la edad y el hábito. Pienso que debí haber disfrutado más de la cinta, pero no puedo, de verdad. Este tiempo también me ha servido para saber qué me gusta y qué me parece de calidad, y Bailando en la oscuridad es lo opuesto a todo lo que soy. Salvo por una cosa: la vida de Selma. Por ese personaje y todo lo que le rodea se lleva el 5. No sé qué película hubiéramos visto tras los primeros 45 minutos de haber tenido a otro guionista trabajando con esa base.
JBV
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