Nada, un estrenillo de verano más para pasar el rato. Un guión que podría dar para más es malogrado y convertido en película menor.

La Johansson, como siempre, insoportable. Y Morgan Freeman estupendo en su papel de narrador de documentales.

Los Wachowski han vuelto a liarla, y con la experiencia de rodaje y los quebraderos de cabeza de Cloud Atlas, han escrito esta deliciosa serie coral, en principio de 12 episodios, pero que supongo seguirá hasta donde buenamente sea menester.

Siempre son de agradecer las diferentes formas de explicación de las emociones y sentimientos humanos desde una perspectiva novedosa, original, y reveladora. Siguiendo la línea de pensamiento ya comenzada en su día por Alan Moore, estos hermanos nos regalan este cómic audiovisual mágico y sugerente, que hará las delicias de todos aquellos antropoides qué se hagan preguntas mientras miran al cielo estrellado.

Como curiosidad destaca la inclusión en el elenco protagonista del actor español Miguel Ángel Silvestre (el duque) en un papel que sorprenderá sobre todo a su larga ristra de admiradoras.

Estáis tardando...

Básicamente es un ejercicio de copia del cine de Lynch (y otros), pero sin la fuerza que imprime este último. Es una copia de las formas pero no de los contenidos. Para que tomen una idea, viene a presentarse como un "Blue Velvet" descafeinado, en la que los actores son simples caras de palo, y las situaciones en ningún momento emocionan a nadie.

Las imágenes y planos, aunque a veces bien compuestos, tampoco ayudan mucho a despertar emoción alguna en el espectador. La trama débil y deshilachada, hace que los actores anden perdidos y no sepan muy bien cual es su papel, ni qué es lo que deben interpretar. Eva Mendes, en un papel absurdo, hasta sale fea.

Un despropósito aburrido que es mejor ahorrarse de ver.

Una muestra naif que prueba que no todo el mundo puede hacer cine sin más que copiar a los demás. Hace falta también tener algo de talento.

Ver una película de este hombre (Cuarón) es ir encajonado como un toro, dántote golpes contra las paredes, y sin posibilidad de salirte ni un milímetro del camino trazado. Si a esto le añades una visión futurista de la humanidad absolutamente naif, y una trama, que conforme pasa la película, cada vez se te hace menos interesante y más pesada, pues se queda en un trabajo técnicamente correcto, bien realizado, profundamente aburrido, y que no aporta ningún contenido nuevo ni interesante al espectador.

Si quéreis verla comprobaréis lo que digo.

Si no, eso que os ahorráis, que no están el tiempo ni las neuronas como para desperdiciarse...

Son muchos los directores de cine que han querido incurrir en los misterios prohibidos de la creencia y la carne, de la pasión y el éxtasis, del clero y la lujuria...

Del porno, vamos, hablando pronto y llanamente....

Si bien hay algunos como el insigne Tinto Brass, que lo ha conseguido holgadamente, llevándonos mediante imágenes pulcramente seleccionadas hacía las secretas fantasías que albergan nuestros limitados cerebros.., hay otros que no se acercan ni por asomo por mucho que se esfuercen.

Es el caso de Verhoeven en este producto llamado Benedetta.

Una mala película, con mal aprovechamiento del guión, con mal aprovechamiento de los actores, y todo un despropósito.

Una cosa es hacer "Instinto Básico" y otra cosa es querer hacer esto.

Para lo primero basta con ser un buen director.

Para lo segundo hay que tener un fuerte corazón, del que Verhoeven carece por completo.