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Finlandia Finlandia · Alicante/Alacant
Críticas de Kosti
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Críticas 315
Críticas ordenadas por utilidad
8
23 de junio de 2013
15 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Marc está casado, se acaba de mudar a un piso al lado de sus padres y está a punto de tener un hijo, pero cuando Kay se cruza en su camino, su mundo se vuelve del revés y ya no tiene tan claros sus sentimientos.
Estamos ante un film de sentimientos encontrados, de amores que aunque posibles, se vuelven complicados, y de decisiones que pueden cambiar ya no solo el destino de uno mismo, sino el de más gente que te rodea. Stephen Lacant realiza, en ese sentido, un trabajo muy realista, y consigue mostrarnos una historia que nos creemos, una historia que bien podría haberle sucedido a algún conocido o a nosotros mismos. La película es sincera desde el principio. Te muestra una relación fría y distante en sus inicios, pero sabes que estallará por algún lado. Deja atrás cualquier sensiblería barata y ataca a sus personajes donde más duele, pero también les ofrece los placeres de la vida, con los que se nota que disfrutan. Riemelt y Koffler demuestran tener buena química en pantalla. No sólo son sus besos y sus escenas más tórridas las que nos hacen ver el amor que se profesan, sino también sus gestos, sus miradas, sus rostros cuando no están el uno al lado del otro o cuando se encuentran después de un tiempo separados, aunque en ese campo Koffler se lleva más la palma. Pero no nos vamos a olvidar del otro lado, el lado femenino, el lado de la mujer engañada, ajena (aunque no del todo) al periplo amoroso del futuro padre de su hijo. Ella es Bettina (Katharina Schüttler), una mujer que al principio parece un tanto sumisa, pero que va ganando fuerza según avanza la película, y cuya psicología supone un punto fuerte dentro de tanta testosterona desatada.
Una vez hemos entrado en la escena, viene la mejor parte, la del conflicto, la del drama interno y, por supuesto, la de los enfrentamientos, y se mueve dentro de dos entornos diferenciados: el de una familia, al parecer, medianamente liberal, y un entorno laboral como el de la policía, en el que si bien las normas prohíben cualquier tipo de discriminación, la realidad es bien distinta. Amor, odio visceral, repulsión, sorpresa, rechazo, engaño, desilusión, desolación, furor,…; todos esos sentimientos se encuentran en esta cinta, y no es difícil encontrarlos, ya que los actores y el propio director se encargan de reflejarlos bien. Y todo ello se ejecuta sin caer en la mediocridad ni en los desarrollos banales o simples a los que se podría llegar con una historia como esta. Un toque fresco dentro del llamado “cinema queer” que va más allá de la típica historia de un amor entre dos hombres.
Recomendada para aquellos que todavía se emocionen con el amor y han sufrido por él
Lo mejor: su dúo protagonista, 100% entregado en todas sus escenas
Lo peor: no saber si en el fondo deja buen o mal sabor de boca, aunque eso tampoco sea malo del todo
Kosti
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9
10 de junio de 2014
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne han presentado Deux jours, une nuit (Two days, one night), o lo que vendría siendo dos días y una noche, el tiempo que tiene Sandra, una recuperada depresiva a la que han echado del trabajo, para recuperar su puesto, recurriendo a la compasión de sus compañeros para que renuncien a una importante prima que recibirán a cambio de que Sandra deje de trabajar en la empresa. Una odisea en la que se planta Marion Cotillard dando el do de pecho.

Deux jours, une nuit es un drama intenso, de esos que con poco consiguen sacudirte el alma y la mente. Esa era la intención de los Dardenne, y han dado en el clavo. Acompañamos a los directores en su personal visión de la lucha entre obreros y empresa, una lucha indirecta, pero a la que asistimos de forma clara. Pero no es una lucha de poderes, sino de supervivencia, y no es precisamente la del más fuerte, pues la debilidad de Sandra es, en todo momento, palpable. Sandra es un personaje agotado, recién salida de una depresión, que sólo aboga por lo que es suyo, el derecho a volver a trabajar en su puesto. Pudiera parecer una obra panfletaria en pro de los derechos laborales, y aunque es verdad que tratando el tema es casi imposible huir de ello, los Dardenne se centran más en el drama personal de Sandra dejando un reducto final para un pequeño mensaje sindical, nada fuera de la pura lógica. Lo importante es que su visionado deja un poso empático. Nos enamora Sandra y sufrimos con ella.

El hecho de que el personaje de Sandra cause tal empatía es gracias, como es obvio, al desarrollo que los Dardenne hacen de ella, pero la mayor culpable de ello es Marion Cotillard que hace el personaje suyo, atractivo pero sencillo. Hace de sus emociones las nuestras, y remueve al público, lo acongoja y lo alegra, pero también nos hace sufrir, o más bien os hace partícipes de su sufrimiento, del proceso que está viviendo, con sus alegrías y sus penas, sin evitar sacar fuerzas de flaqueza y arrancar alguna sonrisa. Su final es apoteósico y deja muy buen sabor de boca. Pero lo mejor de Marion Cotillard no ha sido sólo su interpretación considerada de forma aislada, sino la manera en que interactúa con sus compañeros de reparto, que metidos en la trama, consigue una simbiosis sublime, cómo el simple hecho de solicitar un apoyo para recuperar su trabajo provoque las diversas reacciones a las que asistimos, algunas de ellas auténticas explosiones interpretativas.

Deux jours, une nuit es una película de la que hay que ser partícipe, difícilmente se podrá entrar en ella si no es así, y con un estado de ánimo fuerte, ya que es de las películas que se propone tocar (o trastocar mejor dicho) el alma y la mente del espectador, y lo consigue.
Kosti
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8
27 de octubre de 2014
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando un grupo de amigos se reúne para cenar y rememorar tiempos pasados, no se imaginan lo que está a punto de suceder. Mientras ellos charlan, un cometa surca el cielo, dejando una bella imagen para los que se encuentran bajo ese manto de estrellas. ¿Puede el paso de un cometa alterar de tal manera la vida en la Tierra que nuestra percepción nos llegue a jugar una mala pasada y veamos o imaginemos cosas que o bien no existen o son fruto de algún tipo de espejismo? Nada más alejado de la realidad. En ‘Coherence’ (James Ward Byrkit, 2013) asistimos a un experimento tipo “El gato de Schrödinger” donde la paciencia y la cordura de un grupo de amigos es puesta a prueba.

Parecía que la ciencia-ficción había encontrado su techo, y que nada más podría sorprendernos, que era imposible que nuestros ojos vieran algo novedoso y transgresor, pero vivíamos engañados. James Ward Byrkit firma con ‘Coherence’ su primer largometraje, película que dirige y escribe de forma brillante. Su guión es lo más destacable, una historia que nos enreda a placer y se mete en nuestra mente para jugar con ella a un juego de confusión medida. Byrkit sigue una línea in crescendo que nos lleva desde escenas típicas de una reunión de amigos hasta un final en el que es inevitable quedarte a mandíbula batiente, es decir, con la boca abierta. Es por eso que podemos decir que estamos ante una película con un guión sólido, donde nada (o casi nada) se deja al azar, algo por lo que toda su acción merece la mayor atención posible por parte de sus espectadores. ‘Coherence’ es de esas películas a las que hay que ir preparados, con la cabeza preparada para ser estrujada, vapuleada y llevada más allá de sus límites.

El juego del que nos hace partícipes su director encuentra también el reflejo de esa solidez y brillantez del guión en sus planos y escenas. La confusión, que es ese hilo conductor en el que se mueven los personajes y donde atrapa al espectador, se traslada a la cámara. A medida que avanzamos en la historia, los planos se vuelven escurridizos, en ocasiones muy oscuros, y la nitidez se difumina, acrecentando la confusión en la pantalla y trasladándola a las butacas. Es por eso que, a pesar de ese pulso irregular a la hora de grabar, estamos ante una herramienta más de la que se vale Byrkit para trasladarnos la tensión y la mencionada confusión, reflejada ésta también en los rostros de sus actores, un reparto nervioso y bastante heterogéneo que parece estar viviendo de verdad los sucesos que se cuentan, con una evolución digna del mejor novelista de ficción.

En realidad, cualquier cosa que puedan leer sobre esta película no podrá acercarles a la impactante realidad que encierra, al igual que jamás sabrán si el gato de Schrödinger está vivo o muerto (o ambas) si no abren antes la caja.

Para fieles seguidores de la mejor ciencia-ficción hecha con respeto hacia el espectador y mucha ilusión.
Lo mejor: Sin duda, su guión, sólido, trasparente y sin trampas.
Lo peor: Nimiedades que en nada restan calidad a su visionado.
Kosti
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7
11 de noviembre de 2013
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que a primera vista parece una historia más de zombis, huidas en masa y algo de casquería, al final resulta un thriller emocionante, más preocupado en contar una historia que en innovar en el género de terror, y con su eslogan “No son zombis, tampoco humanos” os podéis hacer una ligera idea, aunque cuidado, porque puede ser errónea. Aunque Carballo no consigue escapar de algunos convencionalismos, crea una atmósfera bastante propicia para encandilar a un público general, una atmósfera que va atrapando, empezando muy suave al principio y terminando en un estallido de emociones, todo ello sin atropellarse ni apabullar, sino de una manera sosegada, manteniendo un control moderado en el ritmo, algo bastante infrecuente en películas de este estilo, y eso es de agradecer, al igual que el suave reguero crítico social que va dejando a su paso.
La historia va de menos a más. Comienza con una introducción confusa, dispersa, pero poco a poco va hilando esos retazos de imágenes donde nos presenta a sus personajes, misteriosos al principio y cada vez más abiertos según avanza la trama, avance del que nos hace partícipes no sólo en sus imágenes, sino en la psique de sus personajes que desarrolla de una forma correcta, pero no magistral, ya que cae en algunas trampas (evitables a mi parecer), nada grave en el fondo, ya que consigue concluir todo (o no concluirlo, según se mire) de manera bastante satisfactoria. Si algo hay que destacar de su interesante reparto es la expresión y la tranquilidad de Kate, personaje interpretado por Emily Hampshire. Si bien Kate es un personaje común, sin florituras, sin escenas o actitudes imposibles que sí hemos podido ver en otros personajes como el Brad Pitt de ‘Guerra Mundial Z’, es precisamente esa sencillez del personaje la que le convierte en algo más real, un personaje que puedes creerte de una manera más verosímil o no, pero que en cierta medida consigue convencer, y le da fuerza dramática a la historia. En ese aspecto, su compañero en pantalla, Kris Holden-Ried no se queda atrás, aunque el mayor peso recae sobre el personaje de Kate.
En definitiva, ‘Retornados’ resulta ser ese tipo de películas de las que no esperas demasiado más allá de un mero entretenimiento y al final encuentras una buena historia más allá del terror, que puedes llegar a creerte, y con la que, sorprendentemente, terminas disfrutando.

Para aquellos que busquen sorpresas más allá de un género.
Lo mejor: Un ritmo pausado y trepidante, y que depara alguna sorpresa.
Lo peor: Una introducción demasiado larga que le costará enganchar a cierto público.
Kosti
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8
7 de mayo de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bullhead es una de esas películas sacadas de una mente perversa, pero que siempre guarda un atisbo de humanidad y sensibilidad. Exactamente así es como se presenta el protagonista: un aspecto de fiero con alma de niño.
No os voy a mentir. La historia es dura y mucho. Es de esas historias con mil y una desgracias, que si sucediera en la vida real, no terminarías por creerte. Pero así es. Schoaenaerts realiza un gran trabajo, de los mejores del año en Europa. No es carismático, no es amable, no es alguien que tendríamos por amigo, no es simpático ni agradable. En todo momento guarda un aura de misterio, que poco a poco se nos va revelando. Sabemos que algo tortura su mente, y lo lleva arrastrando desde la más tierna infancia. No nos hace partícipes de su sufrimiento, pero nos hace saber que su alma sufre, aunque en silencio. Su rostro y su cuerpo denotan una vida de desgracias, una vida difícil, una vida que le ha llevado por un camino que él no hubiera escogido. Todo lo que queda nos lo muestra en pocos minutos de la cinta, pero su desarrollo es tan necesario como el aire para respirar, aunque su entorno realmente resulta asfixiante, y eso lo nota el espectador. El entorno es sucio, y casi puede percatarse uno del hedor desde la butaca.
Lo mejor es que cada uno juzgue, aunque a mi Roskam me ha convencido, y para ser su primera obra, no ha estado nada mal.
Kosti
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