Hay grandes placeres en esta vida esperando en cualquier esquina, eso lo sabemos todos. Para mí, no hay nada mejor que sorprenderte, si es para bien claro (los sustos y las sorpresas dramáticas les dan alicientes a las autobiografías, pero eso es pensando en el futuro). Y si una película me ha sorprendido este año, ha sido esta.

Sorprendido, digo, porque los tíos de marketing habían decidido venderla como una hez muy grande con el primer trailer, y apenas se creía uno que la rectificación de los siguientes pudiera ser cierta. Sorpresa porque incluso las críticas buenas que la están decorando seguían oliendo a chamusquina. Pero no. Tenían razón.

A día de hoy, es cojonudo ver un blockbuster cuya base, cuya historia, es un simple "desarrollo y evolución de personajes" decorado con un tramo de acción final para atraer masas al cine. Igual no es la única que recoge este esquema, pero si es la primera que lo hace tan bien, y con un mono (bueno, King Kong, pero...), haciendo que ese mono se convierta en el puto mono heroico y carismático del milenio. Y yo adoro los monos. Y luego, el final mola. La acción mola. James Franco no desentona demasiado. Y tiene dos o tres pasajes que te dejan ojiplático y con cara de: "Boh, que brutal", en especial una potente negación simiesca. ¿Qué más se le puede pedir?

Espero que gane dinero por doquier, rentabilice secuelas y le de trabajo a su debutante pero muy eficaz director. Mola, y con monos todo mola más.

¡Ey tíos, es una película lésbica!

Eh... Bueno... Supongo que será mejor que la gente no se lleve a engaño. No, no es una peli porno. No, tampoco es TAN lésbica. Y no, tampoco es una película de terror. En todo caso, trata de ser una parodia de un genero manido, y con dosis altas de comedia también bastante autoparódica. Pretende ser divertida, residiendo la gracia en sus diálogos puntualmente ridículos hasta lo inimaginable, en un guión ya visto pero bastante bien llevado, y en unos pocos personajes bastante entrañables, incluso desde la perspectiva caníbal.

Consigue bastante de lo que intenta. Tiene un punto guarrete y chusco que le da bastante vidilla, algunos secundarios verdaderamente molones (véase la banda de rock) y una protagonista (Amanda Seyfried, no Megan, que tiene su punto, pero tampoco va mas allá) muy similar en muchos sentidos a la Page de Juno. Ah, y me gustó bastante como está dirigida.

En fin, un slasher coñero divertido que podía haber sido una porno brutal, pero bueno...

PD: Los homenajes a Evil Dead están guays, sobretodo sirven para que la gente se de cuenta de lo chusca que intenta ser si no se habían fijado antes.

Una crítica rápida.

La película sigue el guión estándar de toda pelicula de animación 3D. Salvando un detalle: Es delirantemente absurda, y con un punto de carisma solo al alcance de las grandes. El plantel de personajes, bien grande, es de lo más memorable que he visto en una larga temporada. Sumarle que es divertidísima, y tendreis una película deliciosa para pasar una tarde en el cine, y mejor aún si es en 3D.

Para aquellos que vieron Donnie Darko y murieron de felicidad, para los que esperan tiritando las nuevas dosis de David Lynch, para los fans de Godzilla VS Superman o El Motorista Fantasma, decirles que estan de enhorabuena. El cine de lo absurdo llega a lo grande con Australia, la nueva obra desquiciante de Baz Luhrmann.

Esta maravilla de la comedia, ejemplar en todos los aspectos técnicos, brilla por un guión repleto de inquietantes genialidades, dialogos tan carentes de sentido que trascienden la lógica y activan las secciones de la risa de nuestros inocentes cerebros. Algunas veces lo hace con una pretensión tan obvia que asusta. Otras veces, es tan sutilmente estúpida que hace que me quite el sombrero ante tal habilidad de subterfugio por parte del bueno de Baz.

Que mas se puede decir, de una historia que acaba cuatro veces y empieza unas cinco, donde el tiempo y el espacio se comprimen ante el paso del Rey Jorge, donde existen los mulatos arios, la hierba crece en la nada... Donde, no se... Pasan tantas cosas delirantes que uno puede, reir o llorar.

Le pongo un cinco porque me hizo reir de verdad.

Si el mundo es un lugar maravilloso, y no lo que nos hace creer el día a día, es porque está lleno de posibilidades. Posibilidades buenas, sospechosas y aterradoras, pero posibilidades al fin y al cabo. Que alguien decidiese crear una película de animación de Lego entra en el terreno de las últimas dos, junto a una cierta posibilidad de indiferencia. ¿Una película de LEGO? ¿No aprendieron con Battleship que lo de los juguetes es mejor dejárselo a Michael Bay, para que haga chistes de perritos y ponga tías despampanantes? Parece ser que no.

Pero claro, posibilidades. Y LEGO prueba que a veces, uno no puede predecir donde va a encontrar el talento en una sala de cine. Porque es, sin lugar a dudas, una película digna de los podios de la mejor animación. Es una suma de talento, imaginación, de posibilidades brutas, descargada en el publireportaje más delicioso que uno pueda ver desde los anuncios originales del ColaCao. Una película, además, ambiciosa; quiere ser más de lo que es de fondo. Y lo consigue. Acaba poseída por un trasfondo precioso, que la eleva, la equipara a las grandes. Todo esto en un sin fin de grandes carcajadas, de gags deliciosos, y de homenajes a cada cual más alucinante y absurdo, un divertimento ya de por si bestial, tanto para niños como para mayores. Es un prodigio.

Sorprende, entonces, pues no estaba en nuestra cabeza que de aquí pudiera salir algo grande. Pero al final, la propia cinta habla de si misma con un cariño muy elocuente, y te explica por qué no deberías sorprenderte: el mundo está lleno de posibilidades, y no importa que seas, en apariencia, alguien mundano, una persona corriente o una película atada a las decisiones de los grandes estudios, de los que quieren vender piezas amarillas; no importa, porque todo el mundo, todas las cosas, pueden ser especiales. Y La Lego Película, sin duda, lo es.

Y quizás, en un sentido retorcido, prueba que el mundo es un lugar hermoso, porque siempre hay la posibilidad de hallar la maravilla en lo inesperado.