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España España · Barcelona
Críticas de Ed Lauter
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Críticas 217
Críticas ordenadas por utilidad
7
25 de septiembre de 2022
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con un excelentemente elegido título, "La liga de los hombres extraordinarios" es una divertida miniserie documental centrada en los años 90 de la Primera División de Futbol española, época en la que confluyeron en la presidencia de varios clubes una serie de personajes realmente singulares y difícilmente repetibles a día de hoy. Presidentes cuya personalidad y actitud extravagante, no sólo a ojos del ciudadano actual, sino ya en su época, los convertía en una mezcla entre mafiosos de guante más o menos blanco (aunque alguno también con alma de sicario), hinchas radicales del equipo de sus amores y disparatados dictadores de república bananera. Unos personajes que parecían sacados de la mente de un guionista cinematográfico de comedia gamberra, perfilados con unas hechuras estéticas y morales tan exageradas que hasta podían resultar entrañables... si uno no caía en cuenta de que se trataba de personas absolutamente reales.

El paradigma absoluto de estos presidentes-sátrapas sería Jesús Gil. Excesivo, grosero, violento, inculto y con una tremenda inclinación por lo grotesco. Y aunque no se quedaban muy a la zaga de Gil otros presidentes como José María Ruiz Mateos (junto a su esposa Teresa Rivero) o Manuel Ruiz de Lopera, el documental desgrana una serie de personalidades bien distintas entre ellos: la chulería de Ramón Mendoza, la flema sibilina de Joan Gaspart, la franqueza de José María Caneda, la retranca de Augusto César Lendoiro o la egomanía de José María del Nido.

Un abanico de identidades tan dispares convergía sin embargo en un denominador común: todos hacían gala de una audacia formidable y de un amor desenfrenado por los colores de su equipo. Esa combinación de osadía, ausencia total de complejos y forofismo cañí caló irremediablemente en el aficionado de la época, quien aupó a estos personajes a la máxima poltrona de sus respectivos clubs ejerciendo su democrático derecho a voto. Porque no debe olvidarse este hecho: estos "hombres extraordinarios" llegaron a donde llegaron con el apoyo, siempre más democrático y primario que reflexivo, de sus bases de aficionados, quienes se veían reflejados en las excentricidades y desenfreno por unos colores de sus líderes, apoyándolos incondicionalmente. Al menos mientras los buenos resultados acompañaron.

La miniserie, mediante entrevistas a protagonistas directos e indirectos de esa era, dedica cada uno de sus cinco capítulos a un aspecto definidor de aquella sociedad y aquel fútbol: el machismo latente del balompié, los maletines, los grupos ultra, los clubs como altavoces propagandísticos de estos personajes... Un repaso somero pero más que suficiente para comprobar los notables cambios sociales y deportivos sucedidos en España en los últimos 30 años. Muchos de esos cambios a mejor indudablemente. Pero también es innegable que aquel fútbol español era mucho más pasional y auténtico, posiblemente por un arraigo e identificación local infinitamente mayor al de los actuales clubs que buscan su espacio por todo el planeta en busca de financiación a costa de pérdida de identidad.

Dirigida no sólo a futboleros o nostálgicos del fútbol de los años 90, sino a cualquiera que quiera conocer o recordar la España de aquella época, o echarse unas risas con unos personajes reales absolutamente delirantes y, hasta cierto punto, entrañables. Y que, en algunos casos, merecerían a día de hoy mayor reconocimiento por los increibles logros a los que llevaron a sus pequeños clubes. Lo cortés no quita lo valiente.

Para concluir, recomiendo encarecidamente el visionado de esta miniserie como "precuela" del recientemente estrenado "El caso Figo". Ese documental narra la gestación del fichaje de Luis Figo por el Real Madrid en 2000, con la llegada de Florentino Pérez al Real Madrid. Punto de inflexión e inicio de una era del mundo del fútbol radicalmente distinta a la mostrada por "La liga de los hombres extraordinarios", dominada por presidentes-empresarios de élite y poderosas agencias de representación y marketing.
Ed Lauter
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6
2 de febrero de 2015
17 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película con Michael Dudikoff compartiendo cartel con dos gigantes como Donald Pleasance y Robert Vaughn en el papel de nazis pasadísimos de vueltas no puede calificarse más que de obra maestra. Una obra maestra que califico con un 6, vale, pero sin duda una peli perfecta para disfrutar en el sofá después de cenar con el cerebro en stand by. El guión es deliciosamente delirante, hecho a base de copia-pega de multitud de referencias del cine de aventuras ("En busca del arca perdida", "La isla esmeralda", "Desaparecido en combate", "Más allá del valor"...) y con un presupuesto de chirigota gaditana. Super recomendable para cualquiera que sepa lo que tiene entre manos cuando se dispone a ver un film de Michael Dudikoff.
Ed Lauter
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2
15 de noviembre de 2009
25 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Dreamcatcher" tiene un comienzo de lo más prometedor y enigmático, para caer violentamente en picado a partir de la escena del water. No recuerdo ahora mismo otra película donde el halo de misterio inicial se desvanezca de manera tan brusca y en menos tiempo. A partir de ahí, torrente imparable de situaciones cada vez más inverosímiles y exageradas. De 100 a 0 en 5 segundos.

Ya se ha destripado suficientemente en las demás críticas, así que me gustaría terminar rompiendo una lanza a favor de unas cuantas adaptaciones de Stephen King. Se comenta que sólo "El resplandor" y las de género carcelario (la sublime "Cadena perpetua" y "La milla verde") hacen justicia a este escritor pozo sin fondo de lo fantástico. Confieso que he leido muy poco de King ("El misterio de Salem's Lot", "La larga marcha" bajo el pseudónimo de Richard Bachman, "Maleficio"... y creo que un par más de sus novelas), así que me baso exclusivamente en el resultado cinematográfico de sus adaptaciones, y creo que de King sí se han realizado bastantes adaptaciones dignas de verse.

Junto a las antes citadas, añadiría "La tienda" (Needful things) y "Eclipse total" (Dolores Clayborn), dos buenas películas de misterio. "La mitad oscura" y "Christine" del maestro Carpenter tienen un pase. Y para terminar "Perseguido" (cuya novela también firmó como Richard Bachman) es una película de acción y entretenimiento de las mejores de Schwarzenegger. Y en su momento me acojonó vivo la miniserie "El misterio de Salem's Lot", a la que el paso del tiempo no le ha hecho ningún favor.

Lo de "Dreamcather" no tiene nombre.
Ed Lauter
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2
8 de agosto de 2015
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Poco podía esperar de "Los hombres de Paco", otra serie más "de producción propia" como cualquier otra del catálogo de Antena 3, empeñada en facturar productos vomitivos con los que, paradójicamente, logran sus mejores índices de audiencia. Pero, al menos al principio, me llevé toda una sorpresa. Empecé a seguirla de manera accidental: le gustaba a mi pareja de entonces y veíamos juntos el capítulo semanal. Sin acabar de creérmelo, terminó enganchándome en poco tiempo superando todos mis prejuicios. Esperaba un drama policíaco cañí a lo "El comisario" o una comedia cargante tipo "Aquí no hay quien viva", y me encontré con un divertido cóctel de humor negro y surrealismo que no recordaba de ninguna otra serie anterior.

Los guiones parecían escritos por Ibáñez, el creador de Pepe Gotera y Otilio y de Mortadelo y Filemón. Los capítulos recreaban situaciones absurdas resueltas por unos policías absolutamente estúpidos que me hacían, como mínimo, sonreir. Y la clave era muy sencilla: la serie no se tomaba en serio a sí misma en absoluto. Todo lo que sucedía era "over the top", parecía todo una broma. Y el resultado se dejaba ver.

Mi idilio con la serie duró un par de temporadas (la 2 y la 3). A partir de entonces, y por razones que se me escapan (¿quizá un descenso de audiencia? ¿o la ambición de querer llegar a más público?), el tono de la serie cambió radicalmente. De ser un producto 100% cómico-surrealista pasó a convertirse en un thriller "serio" con algún punto de comedia. Se trataba de una serie totalmente diferente

El declive coincidió con la aparición de Mario Casas, en uno de sus primeros papeles, como rival de Hugo Silva por el amor de Michelle Jenner. Este triángulo amoroso convirtió el romance naïf y desenfadado de temporadas anteriores en una especie de drama sentimental absolutamente infumable y saturado por numerosas escenas de sus protagonistas con muy poca ropa, la marca de la casa de Antena 3 en su caza desesperada de audiencia.

Casas ha terminado convirtiéndose en el actor español de moda (el "Marlon Brando español" he llegado a leer por ahí...). Yo no veo mucha evolución en este chaval, al que apenas se le entiende nada cuando habla. Y éste es un problema que arrastra desde "Los hombres de Paco", donde por momentos parecía mentalmente más retrasado que Povedilla, el personaje más tonto, pero más entrañable y cachondo de la comisaría. Al menos Carlos Santos (el actor que hacía de Povedilla) interpretaba un personaje limitado intelectualmente. Mientras que Casas ya empezaba a encasillarse en el de ligón canalla que parece medio anormal.

Abandoné la serie a partir de la cuarta temporada. Aluciné al enterarme que la serie duró 9 TEMPORADAS. Otro rasgo inequívoco de Antena 3: no saber retirar sus productos a tiempo y hundirlos hasta el fracaso más absoluto.

Recomendaría sus primeras temporadas a todo aquel que busque una serie sin pretensiones, de un humor ligero y con toques surrealistas. No se trata de ninguna obra maestra, pero alguna sonrisa le saca al espectador. Más allá de esas temporadas iniciales... huir de esta serie como de la peste.
Ed Lauter
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5
22 de mayo de 2019
29 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me siento realmente mal cuando un referente artístico personal, tanto musical, como cinematográfico o televisivo, como es el caso, me decepciona hasta el punto de desear borrarlo de mi memoria cuanto antes. Porque el desarrollo de Juego de Tronos me obliga a distinguir las cuatro primeras temporadas de las cuatro posteriores. El regusto tan amargo que me deja la segunda mitad de la saga ha terminado por hacerme descender su nota hasta el 5 pelado.

Y eso que fui de los que vibré y esperé con el máximo deseo todos y cada uno de los capítulos de las cuatro primeras temporadas de la serie. Disfruté de ellas al máximo, incluso de aquellas tramas que me interesaban menos, como el periplo de Daenerys para optar al trono. Quizá porque el personaje de la khaleesi siempre me cayó gordo. Pero aún así, su historia me atrapó tanto como el resto de las tramas que entrecruzaban a los numerosos personajes que poblaban los Siete Reinos y que ansiaban el Trono de Hierro. Estas primeras cuatro temporadas me sedujeron por contar con unos personajes atractivos y carismáticos que además gozaban de unos diálogos siempre jugosos. Por unas tramas bien hilvanadas. Por una mezcla de realidad y fantasía muy bien lograda. Por ser una historia basada en intrigas palaciegas y salpicada con dosis justas de acción, sexo y violencia. Por sus inesperados giros de guión. Y por mezclar con solidez todos estos ingredientes gracias a algo llamado COHERENCIA.

La quinta temporada me dio un mal pálpito. Por primera vez una subtrama de la historia chirriaba (la operación de rescate de Myrcella por parte de Jaime y Bron, que por momentos parecía sacada de Aguila Roja) y además la acción comenzaba a ganar presencia en la serie. Las escenas de combate se sucedían con mayor frecuencia, y los diálogos de las primeras temporadas parecían menos afilados. Aún así, el impactante final de temporada, (la espectacular batalla en Casa Austera, la captura de Daenerys por parte de los dothrakis y el destino de Jon Snow) compensaban de alguna manera todos esos altibajos.

Unos altibajos que se agudizaron en la sexta temporada. Temporada que se presentaba como la primera en la que los guionistas no tendrían referencia escrita por George RR Martin, ya que hasta entonces cada temporada se había basado, con mayor o menor rigor, en cada uno de los cinco libros de la saga "Canción de hielo y fuego" firmada por Martin. Y bajo mi punto de vista es aquí donde la serie inicia su descenso cualitativo. La intriga y las maniobras maquiavélicas que nos habían asombrado en las primeras cuatro temporadas quedaban definitivamente diluidas ante el despliegue de efectos visuales al servicio de unas escenas de acción rodadas, eso sí, de forma espectacular.

El viraje efectuado por la serie se cobró una víctima importante: la coherencia citada más arriba. La solidez de la mayoría de personajes se resquebrajó, siendo el caso de Tyrion el más lacerante, ya que pasaba a ser por arte de magia una caricatura del que había sido hasta entonces el personaje más astuto y taimado de la saga. Además el realismo del que había hecho gala toda la historia desapareció de un plumazo, con numerosas escenas absolutamente inverosímiles más propias del género de superhéroes. Y por si fuera poco, la proximidad del final de la serie aceleró el ritmo de la historia para dar tiempo a cerrar algunos cabos sueltos, especialmente los relacionados con personajes que habían quedado casi en el olvido. Los guionistas lo solucionaron por la vía rápida, ejecutando a muchos de ellos sin miramientos... pero dejando al espectador totalmente indiferente al ser personajes dados ya por desaparecidos. Y llegó el fenómeno que se denominó como "teletransportación": los personajes se movían por los siete reinos a la velocidad de la luz cuando temporadas atrás esos mismos viajes se resolvían en varios capítulos. Los guionistas estaban perdiendo los papeles.

Y llegamos a las dos últimas temporadas que yo, personalmente, no veo tan distintas pese a que los fans más duros citan la séptima casi como la mejor de la serie y la octava como un desastre indigno. Para mí son las peores con diferencia, además de haberse alejado totalmente a la "Juego de Tronos que conocíamos". La serie se había convertido definitivamente en una versión televisiva de la saga cinematográfica de "El señor de los anillos". Las intrigas palaciegas provocaban vergüenza ajena, y la fantasía, la acción y las batallas ocupaban el único interés del público de estas dos últimas temporadas. Las numerosas situaciones resueltas con inverosímiles deus ex machina por parte de los guionistas terminaron por sacarme de la serie.

Del final... ¿qué decir? No me sorprendió viendo la deriva de la historia desde su quinta temporada. Las reacciones furibundas de los fans son más que justificadas ante una conclusión desgraciadamente patética.

En definitiva, una serie con dos bloques muy distintos en su primera y segunda mitad. Una primera mitad que como historia de intriga y lucha de poder me pareció soberbia, y una segunda mitad mucho más convencional y dirigida a un público menos exigente y ávido especialmente de escenas de acción. A sus primeras cuatro temporadas las podría valorar con un 9. Las cuatro siguientes, y en especial las dos últimas, me hacen bajarle la nota hasta un 5.
Ed Lauter
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